#ElPerúQueQueremos

BINGHAM, Hiram. Inca Land

Publicado: 2011-01-14

En Inca Land, Hiram Bingham hace una descripción de los hallazgos de las diversas exploraciones que condujo en el Cusco y el Valle del Urubamba a inicios del siglo XX. Su intención es consolidar una imagen de él como descubridor de un conjunto de vestigios arqueológicos, mucho más significativos, majestuosos e importantes que los que ya se conocían, además de plantear la hipótesis de Machu Picchu como el origen de la civilización Inca.

Es por ello que el autor destaca al Cusco como la ciudad más antigua de Sud América, de otro modo no podríamos encontrar los orígenes de la civilización americana en Machu Picchu. Y con civilización se refiere a un estado superior de desarrollo social, económico, tecnológico y artístico. Bingham estaba buscando un origen “decente” para enunciar una historia propia con la que los Estados Unidos pudieran conciliar. Quizá por ello el Cusco es representado como una ciudad que había cambiado, que era mucho más moderna, en términos de infraestructura y organización. Así también, se propone abordar la cuestión indígena a través de un estudio antropométrico de los Quechuas, a quienes se refiere siempre como un conjunto que está formando parte de las calles, como un ente inevitable, pero nunca en relación a los habitantes precoloniales. Otros aspectos mencionados son la yuxtaposición de lo nuevo y lo viejo, la precaria situación de la salud pública y la discusión acerca de la naturaleza del centro arqueológico de Sacsahuaman, identificado como un fuerte militar por los conquistadores, una categoría que se discute en el texto.

En otro acápite se describe la búsqueda de Viticos, supuestamente la última residencia Inca, erróneamente identificada por Raimondi y para muchos residentes, una empresa absurda. En este momento Bingham inicia un recorrido por el valle del Urubamba que lo lleva por Ollantaytambo, Salapunco, Torontoy hasta llegar a “La Maquina”, un alojamiento en donde conoce al dueño, Melchor Arteaga, quien le asegura que había unas ruinas cerca de allí, se trataba de Machu Picchu. Continuando por el Urubamba, llegan a Huadquiña donde destaca la figura de la Sra. Carmen Vargas y su familia, quienes son representados como un conjunto de gamonales paternalistas, idealizados y responsables de un grupo de indígenas, aun así, ignorantes de lo que se escondía en Machu Picchu. Solo las fotografías tomadas por el descubridor logran iluminarlos y hacerlos reaccionar (los huéspedes ofrecen su ayuda para mostrarles las ruinas de Yurak Rumi, de poca importancia para Bingham). Pasan luego por Santa Ana en donde conocen a Pedro Duque quien los alienta a ir a la comunidad de Lucma, en donde la población indígena es representada como ingenua e insensible frente a los restos arqueológicos. Allí solo consiguen encontrar un granero y un puesto español.

Un capítulo aparte merece la llegada a Machu Picchu, una historia contada con énfasis en el espacio, un lugar de conquista que el explorador va incorporando en mérito a su conocimiento científico. De esta manera supera la desidia de Arteaga, Richarte y Álvarez, lo accidentado del territorio y la fuerza de la naturaleza, hasta llegar a la ciudadela, el objetivo más importante que se le había encomendado (no por ello el que él encontraba más interesante). A partir de ese momento al autor plantea las razones por las que cree que Machu Picchu un lugar sagrado de importancia vital, origen de una civilización. En ese sentido argumenta sobre la base de las crónicas del S. XVI que mencionan a Tampu-tocco como el lugar de nacimiento del primer Inca, y compara la descripción de sus templos y nichos con lo que efectivamente encuentra en Machu Picchu. De esta manera busca reivindicar el nombre original del lugar y establecer una línea de tiempo con cierta coherencia, que le permita responder la interrogante de por qué estuvo oculto tanto tiempo un lugar como éste.

Bingham plantea todo esto a partir de un discurso arqueológico e histórico, recurriendo a fuentes escritas y occidentales. En todo momento, la actitud de los habitantes del Cusco y de los indígenas del valle del Urubamba es causa de asombro por parte del explorador, quien no concibe cómo es que la más importante ciudad Inca haya escapado a la vista de todos. Él se ubica en la posición de juzgar y corregir, y lo hace a partir de una palestra de autoridad que le es otorgada por su condición de occidental, cristiano, educado y científico.


Escrito por

Ángel Colunge

Interesado en la fotografía, el cómic, el cine y diversos aspectos de la cultura visual.


Publicado en

A 300 000 Km por segundo

Otro blog más de Lamula.pe