Que díficil es despedirse de Carlos Iván Degregori
Por Paola Ugaz
"La mala noticia de su partida no puede borrar la buena noticia de lo que fue su vida. Recordemos a Carlos Ivan por ella", dijo hoy el sacerdote Gustavo Gutiérrez al despedir al amigo, maestro y sobresaliente intelectual Carlos Iván Degregori; en la Iglesia de la Recoleta acompañado de los sacerdotes Gastón Garatea y Bambarén.
Gutiérrez relató que la última noche de Degregori estaba "lúcido, débil y afable" y que conversaron sobre la parábola "El buen samaritano" ese prójimo, ese otro, ese olvidado, ninguneado al que hay que acercarse y ayudar; y -como resaltó el autor de la Teología de la Liberación- la base principal del trabajo del investigador peruano.
"La poesía, la música, el cine y su antropología (creada al séptimo día cuando Dios se dio cuenta que tenía que buscar un contrapeso a las ciencias) fueron los principales intereses de Carlos Iván -refirió Guriérrez- pero sobretodo la poesía que fue señora y señera en su prolífica vida".
La obra mas importante de Degregori -señalada por él mismo -fue el Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación , tarea que le reveló un país que sufrió un conflicto interno entre 1980 y 2000, donde los olvidados sufrieron la peor parte.
La Iglesia estuvo llena de familiares, amigos y admiradores de este hombre que con una sonrisa abierta, pasión por la vida y una bonhomía que desarmaba a todos; nos robó el corazón a todos los que tuvimos el privilegio de conocer.
Degregori fue el amigo, el profesor de las universidades San Marcos, Católica, San Cristóbal de Huamanga; autor de decenas de libros; Miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y Jefe del mismo Informe; y maestro de centenas de personas que lo han llorado en estos días al ritmo de canciones de Ayacucho.
Sus amigos del alma, "sus yuntas" Alberto Adrianzén y Jaime Urrutia; destacaron entre cientos de académicos por su sentida tristeza al despedirse del Carlos Iván.
Tuve el privilegio de conocerlo, disfrutarlo y aprender de él, en la universidad como alumna y fuera de ella, como periodista. En los últimos meses, disfrutaba de emplear el humor negro al hablar de su enfermedad, y nunca dejo de preguntar y reflexionar sobre lo divino y humano, y de intentar comprender a los políticos en el país.
Al realizarle la última entrevista y conociendo que el fin de Carlos Iván estaba cerca desee "aprehenderlo" en imágenes y en una conversación que no quería que se acabe nunca y que al terminar acabó con la promesa de volvernos a ver para hablar de cine, porque según me confesó en aquella inolvidable despedida "ya mucho hemos hablado de cosas serias, Paola, hablemos de las cosas realmente importantes".
La cita quedará pendiente.
Adiós maestro.