El ataque a la Pensión 65 y la defensa del status quo
Más allá del bombardeo mediático y sin respiro ocurrido hace algunas semanas a la propuesta de Gana Perú para crear la Pensión 65 (P65), hay que notar y explicar la persistencia de las opiniones tendenciosas y sesgadas de algunos importantes líderes de opinión. Primero, el ex-ministro de Economía Luis Carranza piensa que la P65 es inflacionaria (El Comercio, 09-05-11), y luego la nueva presidenta del gremio de las AFP Beatriz Merino considera que este beneficio es una bomba de tiempo (El Comercio, 16-05-11).
Tal como estimamos en un anterior post (28-04-11) el costo de la P65 sería de S/. 1,100 millones, es decir 0.26% del PBI; mientras que la reducción del IGV de 19% a 18% decretada en marzo pasado va a significar una merma de los ingresos tributarios de alrededor de S/. 2,000 millones. Esta reducción del IGV no se ha trasladado en menores precios para el consumidor, más bien se ha quedado en los bolsillos de las empresas, lo cual ha inflado sus márgenes de ganancia. Entonces, si dejáramos sin efecto la medida tributaria, tendríamos más que suficientes recursos para financiar la P65, sin afectar para nada el nivel de precios toda vez que ya sabemos que una variación de un punto porcentual del IGV no mueve los precios. Por lo tanto, el argumento del señor Carranza sería poco creíble.
La bomba de tiempo de la señora Merino no es tal, ya que la recuperación de ese punto porcentual perdido en el IGV sería más que suficiente para afrontar los pagos de la P65. Además los siguientes años el costo de la P65 crecería similarmente a la tasa de crecimiento de la población mayor de 65 años, la cual será de alrededor de 3.5% anual durante los próximos 10 años. Si la recaudación o la economía crecen más que esa tasa, entonces no hay bomba de tiempo, lo cual ya está ocurriendo holgadamente. Recordemos que en los últimos 5 años la recaudación de la SUNAT ha crecido en promedio alrededor de 13.6% anual y la economía lo ha hecho a una tasa promedio superior al 7% anual.
Asimismo, parece que querer cambiar algo del sistema privado de pensiones (SPP) es como osar tocar a la niña de los ojos de un sistema construido sobre el individualismo. No hay nada más individualista y transmisor de desigualdades que el SPP, toda vez que no hay ningún mecanismo de solidaridad ni redistribución en su interior. No es casual tampoco que la defensa de este sistema tenga tanta fuerza y aliados. Las AFP recibieron el año pasado ingresos por S/. 847 millones, es decir el 80% de lo que podría costar la P65. Ante lo que se pensó que era una amenaza para sus intereses, estas empresas tuvieron que contratar un peso pesado con la suficiente credibilidad para lograr una defensa efectiva, y vaya que lo lograron. Desde abril, Beatriz Merino deja de ser la Defensora del Pueblo -es decir de todos los peruanos- para convertirse en la presidenta del gremio de las 4 AFP existentes, un gremio muy poderoso y millonario. La señora Merino antes defendía a 29 millones de peruanos, es decir al peruano promedio que apenas tiene un PBI por persona de S/. 14,500 al año. Pero ahora defiende a 4 empresas que ganan 60 mil veces más que ese peruano promedio. Imaginamos que la presidenta del gremio debe enfrentar algunos dilemas, pues no es la presidenta de la asociación de los afiliados o pensionistas o la Superintendente de la SBS, sino la presidenta de un poderoso gremio de 4 empresas. Es en esta perspectiva en que debemos ubicar sus declaraciones sobre cualquier reforma que se plantee en el sistema de pensiones peruano.