El hombre y la minería. Un comienzo tranquilo para Ollanta Humala.
Después de una estrecha victoria en unas polarizadas elecciones, Ollanta Humala ha tenido un comienzo inesperadamente tranquilo como presidente de Perú.
Está es la primera conclusión a la que llega la prestigiosa publicación británica The Economist, en un artículo en el que analiza las primeras medidas tomadas por el gobierno nacionalista, entre las que destacan el nuevo impuesto a las mineras y la aprobación de la ley de consulta previa.
Dado su interés, a continuación les ofrecemos la traducción integra del artículo original (en inglés aqui):
Antiguo oficial militar sin ninguna experiencia gubernamental anterior, Humala ha actuado rápidamente para implementar algunas de las promesas electorales: su gobierno ha negociado un nuevo impuesto para las compañías mineras y ha presionado, a través de la aprobación de una ley, para que las comunidades locales sean consultadas antes de que los proyectos de minería, gas, y petróleo puedan llevarse a cabo. Humala y Salomón Lerner, su primer ministro, han recalcado, en cualquier caso, que sus políticas económicas serán responsable y que el cambio será gradual. Esto ha desarmado a algunos de sus opositores- al menos de momento.Hace un mes, Lerner, un empresario, le anunció al nuevo Congreso peruano que había llegado a un acuerdo con las compañías mineras por el cual éstas pagarían un impuesto adicional sobre sus ganancias, que sumaría cerca de mil millones anuales a lo largo de los próximos cinco años. Los detalles no han sido difundidos. Algunos negociadores han comentado, no obstante, que parte de ese impuesto se invertirá en un fondo que las empresas mineras manejarán en las comunidades en las que operen. La forma en las que las regalías son cobradas también sufrirá cambios.
Lerner ha asegurado que el nuevo impuesto no comprometerá las inversiones de cerca de 30 mil millones planeadas para los próximos cinco años. Las compañías mineras, entre las que se incluyen muchas multinacionales, han expresado su alivio sobre el hecho de que el impuesto no fuera más drástico, y han dicho que Perú seguirá siendo, junto con Chile, un destino para invertir. Sin embargo, teniendo en cuenta que el nuevo impuesto reemplaza una contribución más o menos voluntaria de las mineras a los gobiernos regionales, la implementación del cambio puede generar problemas.
También puede darse la misma situación con la nueva ley que requiere una consulta previa a las comunidades indígenas sobre los proyectos extractivos en sus terrenos. Largamente debatida, esta medida acercará al Perú a la línea de la convención sobre comunidades indígenas de la Organización Internacional del Trabajo, que el país ratificó en el año 1993. El gobierno espera que la ley reduzca el número de conflictos sociales relacionados con la minería y los hidrocarburos.
Curiosamente, las autoridades dicen que las consultas estarán coordinadas por el Ministerio de Cultura, confiado por Humala a una cantante. No será vinculante. El riesgo es que todo el proceso aumente expectativas que no se cumplan, dice Cynthia Sanborn, experta politóloga de la Universidad del Pacífico en Lima. Abogados medioambientalistas dicen que la nueva ley sólo funcionará si el gobierno establece de manera clara las pautas acerca de quién será consultado sobre qué.
Humala también ha dicho que él liderará personalmente los esfuerzos para reducir la delincuencia y mejorar la seguridad, asuntos que preocupan de manera generalizada a la población. Sus críticos advierten, por contra, que para realizar esas tareas Humala está confiando demasiado en sus amigos militares. El gobierno se metió en un lío en su política sobre drogas. Un funcionario anunció que pararía la erradicación de la coca (la materia prima para producir cocaína), que está cultivándose de manera creciente, únicamente para que Humala revocara su orden unos días más tarde.
Mientras que el presidente precedente, Alan García, monopolizaba los titulares, presentando planes e inaugurando obras públicas constantemente, Humala se ha encerrado a sí mismo en el palacio presidencial, lanzando tweets ocasionalmente. Eso sugiere que es un hombre aprendiendo su trabajo.