Hay pocas señales que indiquen tan claramente que Estados Unidos está tocando fondo. No hablamos de su nula creación de empleo, de la posibilidad de que su servicio postal vaya a desaparecer este mismo invierno, o de que los responsables de la mayor crisis financiera de la historia sigan en los puestos de mando de su gobierno.

Ni tan siquiera de que un tipo como Rick Perry sea, en estos momentos, el candidato favorito para representar a los republicanos en las próximas presidenciales.

No, son señales menos sutiles, que muestran el ocaso de una sociedad, su pobreza moral.

El contenido del programa Toddlers & Tiaras, su misma existencia, de hecho, es una de ellas.

Creado en el año 2009, y emitido por la cadena TLC, Toddlers & Tiaras es un programa de telerrealidad que sigue las vidas de los familiares de las niñas participantes en los polémicos concursos de belleza infantiles.

Si la tremenda presión ejercida hacia bebés de un año en adelante no fuera suficiente como para condenar este tipo de concursos -ésta incluye depilaciones, maquillaje, poses artificiales, tratamientos de adelgazamiento...-, hace unos días se conocía el hecho de que una de las niñas participantes, a instancias de su madre, había utilizado nalgas y pechos postizos, con el fin de parecerse a la actriz Dolly Parton.

Por si esto fuera poco, decíamos, el concurso mostró las imágenes de una niña de tres años vestida como una prostituta, imitando el papel de Julia Roberts en Pretty Woman:

P.d.: Siempre quedará, no obstante, un atisbo de esperanza. Películas como Little Miss Sunshine, de los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris, muestran una visión ácida y mordaz, inteligente, de las miserias de la sociedad estadounidense.

Aquí la extraordinaria escena final de la misma, con la mítica "Super Freak" de Rick James como banda sonora: