La pantalla del desierto
Hace diez años me invitaron los amigos saharauis a conocer sus campamentos en el desierto del desierto, como llaman al lugar donde viven desde hace más de tres décadas de exilio. Viajaba con la idea de rodar una película, acababa de estrenar mi primer largometraje y quería conocer de cerca esa realidad. En aquel viaje hablamos de posibles historias y de poner el cine a disposición del pueblo saharaui, fue durante esas conversaciones que conocí a mi hermano Ahmed "el rubio", un saharaui que nos acompaña en esta aventura desde el primer momento. Hablando con Ahmed y con otros compañeros y compañeras surgió la idea de traer el cine a los campamentos y de formar cineastas para que ellos mismos cuenten sus vidas. Así surgió el plan de hacer un festival de cine y una escuela de donde se formaran los futuros creadores de historias. Esto parecía una locura, algo imposible, pero como el pueblo saharaui se caracteriza por hacer cosas imposibles, al año siguiente estábamos inaugurando en medio del desierto el primer festival internacional de cine que existe en el mundo en un campo de refugiados y los talleres que serían el nacimiento de la escuela.
Durante estos ocho años de festival compartimos tantas cosas que me gustaría contar pero no caben en estas líneas, muchos refugiados vieron cine por primera vez, nos visitaron actores, directores, escritores y músicos que dejaron su corazón en ese lugar inhóspito donde los hermanos y hermanas saharauis han creado un país cargado de futuro. Nunca podré olvidar todo lo vivido y todo el cariño que hemos recibido de este pueblo que tiene como bandera la dignidad y el amor por el otro. En esa pantalla del desierto vieron historias que les abrieron una ventana al mundo y también se convirtió en una pantalla para que el mundo sepa y aprenda de los saharauis. En la pantalla del desierto ya se empezaron a proyectar las primeras películas de sus cineastas y un día se proyectarán frente al mar. Porque este festival también es el único en el mundo que tiene vocación de desaparecer, de mudarse, con su pueblo a un Sahara libre.