#ElPerúQueQueremos

Iván Thays: juicio popular y castigo ejemplarizador

Apuntes para el estudio de la cultura política del apanado

Publicado: 2012-02-04

En un reciente post que trata sobre el momento y la oportunidad para la representacion literaria de grandes fenómenos sociales, el escritor peruano Iván Thays se refirió a la aparición de una novela cuya historia gira en torno al llamado boom de la gastronomía peruana, y emitió una opinión personal al respecto: dijo simplemente que la comida peruana no le gustaba y que le parecía “indigesta y poco saludable”. Tal opinión generó enormes y furibundas reacciones de rechazo que miles y miles de peruanos expresaron en ese mismo blog, a través del Facebook, Twitter, en sitios web de medios de prensa y en pantallas televisivas. A propósito de esto, es pertinente la pregunta sobre el porqué de esas respuestas, su carácter masivo y sus tonos hirientes, ante un asunto tan trivial como una opinión individual sobre gustos personales. 

Me propuse analizar y comentar precisamente el contenido y la forma de las reacciones de rechazo surgidas a raíz de la opinión emitida por Thays, algo que, a mi juicio, y visto desde una perspectiva comparativa, servirá para revelar y poner en discusión algunos rasgos de la cultura política peruana, que bien podríamos denominar la cultura política del apanado.

Elegí para este análisis una muestra conformada por los cien primeros comentarios “en línea” recibidos por Thays en aquel post. Se trata en realidad de una muestra pequeña, ya que en los dos o tres días posteriores a la publicación el número de comentarios ya superaba los mil. Sobre las características de la muestra diremos solamente que la gran mayoría de estos comentarios provino de paisanos del autor (90%). Solo diez comentaristas declaraban o aparentaban ser extranjeros, generalmente españoles.

Vayamos ahora a los contenidos de los comentarios, que fueron de rechazo en una proporción mayoritaria (solo nueve personas apoyaban la opinión del autor). Tomo como unidad de análisis no al comentario en sí, sino a los “argumentos” que contenía cada uno. De ahí que el conteo supere el número total de comentaristas, como se muestra en la siguiente tabla, en la que señalo las categorías y sub-categorías en que clasifiqué la frecuencia de aparición de esos diversos “argumentos”:

Destaca especialmente la violencia verbal ejercida contra el autor, que se expresa en numerosos insultos y descalificaciones personales, como por ejemplo: “imbécil”, “pobre y triste imbécil”, “imbécil muerto de hambre”, “payaso de circo”, “burro de mierda”, “carecuy”, “pobre atorrante”, “pedorro”, “vivora” (sic), “idiota”, “animal”. Otros “argumentos” se dirigían a sus supuestas taras o cualidades de personalidad. Fue muy común que se le acusara de “ignorante” (queda por ver si en el Perú es esto más un insulto o una observación sobre el nivel intelectual de alguien). He aquí algunas muestras de otras formas de descalificación: “huachafo”, “cabro”, “niño malcriado”, “teatrero”, “pelo largo”, “dientes deformes”, “mala gente”, “antipático”, “pedante”, “pituco”, “ridículo”, “dice blasfemias”, “posero”, “fracasado”, “escritor de quinta”, “pobre y triste enfermo”, “escribe estupideces”, “pobre de espíritu”, “metomentodo”, “subdesarrollado mental”, “acomplejado”, “gentuza”, “indeseable”, “cobarde”, “patético”, entre otras cosas.

Muchos de estos insultos y descalificaciones iban unidos a otros ataques en los que se le negaba al autor la capacidad para opinar sobre la comida peruana por no ser un “especialista” en el tema (como si para opinar sobre algo hubiera que serlo), o en los que se cuestionaba la calidad de su obra literaria o su forma de escribir. Algunos interpretaban que Thays solo buscaba notoriedad pública, y una parte significativa manifestó sentirse ofendida en su orgullo nacional, cuestionaba la peruanidad del autor, o le reprochaba el “no apoyar” a la gastronomía peruana:

Ivan Thays o como mierda te llames, dime tu que chucha sabes de nuestra comida Peruana, seguro solo comes esa mierda de comida rapida tipo Mc Donnals, imbecil muerto de hambre,te arrastras como una vivora en Espana por unos centavos y despotricas de nuestro pais porque aqui nadie te para bola. Publicado por: [A. M.]| 02/02/2012 17:40:19

... vi el programa que Thays tenía en el canal 7 (tv del Estado) y era tan penoso y aburrido, sin embargo como aún no era alguien conocido no tenía ese aire "huachafo" que adorna actualmente su teatrera forma de ser. Tenía el pelo largo y sus dientes deformes... Publicado por [R. P.] 01/02/2012 13:20:45.

... necesita llamar la atenció cual payaso de circo. Quizás sus libros aburridos le han quemado el cerebro. (...) Lea, instrúyase, no sea un ignorante. Publicado por: HERBERT | 02/02/2012 17:09:54

Ignorante, tú seguro sabes más que los mejores cheffs del mundo. Finalmente el oportunista eres tú que ahora se aprovecha para "figurar". Publicado por: DB | 02/02/2012 17:50:39

... mejor no escriba nada, asi por lo menos no tendremos la certeza que es usted un subdesarrollado mental, un acomplejado del hecho de ser peruano, o mejor dicho un pobre y triste imbecil. (...) por gentuza como la suya es que nunca saldermos adelante, por indeseables como usted, por apatridas, ya lo sabe no escriba de lo que no sepa, asi dejara de ser tam imbecil. Publicado por: leonel | 02/02/2012 17:42:52

Que tal idiota! Lo peor es que este animal es peruano... Publicado por: Axel | 02/02/2012 17:30:31

Como podemos apreciar, tenemos una aplastante mayoría de reproches que cualquiera que maneje rudimentos de lógica aristotélica podría calificar como falacias de argumentum ad hominem, es decir ataques que descalifican a la persona, pero que no hacen mella en sus afirmaciones.

Solo unos pocos (14) opusieron al autor opiniones basadas también en gustos personales; y fueron menos aún (solo cinco) quienes ensayaron un argumento crítico sobre el verdadero tema central del post (que no era la comida peruana, aunque a muchos les cueste creerlo).

Las reacciones ante la opinión de Thays pueden ser analizadas desde distintos ángulos. Mi propuesta aquí es verlas no solo como muestras de indignación, intolerancia o nacionalismo exacerbado, sino también como expresiones enraizadas en una cultura particular, es decir, como formas de sentir, pensar y actuar que se derivan de la historia y la conformación de la sociedad peruana.

Apreciemos las cosas desde un enfoque comparativo: Existe un grupo de personas que cree tener una verdad absoluta. Desde su perspectiva, esa verdad es la única posible, y cualquier opinión, posición o argumento contrario es no solo equivocado e intolerable, sino que además se le debe acallar y aplastar con violencia. No me estoy refiriendo aquí a los perpetradores del apanado contra Thays, sino a Sendero Luminoso, describiendo en pocas palabras el esquema de pensamiento que condujo a sus militantes y seguidores a ocasionar el más terrible baño de sangre que ha conocido la historia peruana.

Desde luego, no pretendo decir categóricamente que quienes lapidaron “en línea” a Thays tengan una “mentalidad senderista” (eso sería demasiado atrevido), pero ¿qué podemos pensar si en una muestra de cerca de cien peruanos de los sectores socioeconómicos con acceso a internet la gran mayoría insulta, degrada y descalifica, sin un solo argumento lógico, a un sujeto que tan solo expresó una opinión personal, por más “sensible” que haya sido el tema? Para continuar con el enfoque comparativo, recordemos por ejemplo los varios otros “linchamientos” ocurridos en las redes sociales virtuales, pero también en calles, plazas y medios de comunicación, durante las últimas elecciones presidenciales, o en las pasadas municipales: Nada muy distinto del sencillo modelo que combina verdad absoluta, postura irreductible, total intolerancia y reacción violenta. Juzgue usted, estimado lector, si existen o no paralelos entre las lógicas que operan detrás de tal o cual linchamiento simbólico o real, y juzgue también si esto no hace parte de una cultura política que viene caracterizando al devenir del Peru desde hace mucho.

Es cierto que la intolerancia existe en el mundo entero. No obstante, muchos especialistas podrán estar de acuerdo conmigo si afirmo que la intolerancia y la violencia no son rasgos predominantes de la cultura política europea occidental, o de la estadounidense. Para América Latina existen los datos del Latinobarómetro, que muestran cuán devaluados están en el Perú los valores democráticos, en comparación con países vecinos. Al respecto, D. García Sayán, un destacado abogado peruano, señalaba con tristeza alguna vez: “Recorro Latinoamérica con frecuencia por mis obligaciones profesionales y me duele en el alma constatar que en ningún otro país se avanza tan poco en tolerar a los demás.”

¿Deberíamos sorprendernos entonces de que haya sido el Perú el único país del continente que parió a un grupo tan sanguinario y autoritario como Sendero Luminoso? ¿Causa extrañeza acaso que tantos proyectos políticos en este país terminen siempre fragmentándose por discrepancias internas?

Ya lo decía hace más de una década el recientemente fallecido antropólogo Carlos Iván Degregori, quien mejor que nadie estudió y entendió el fenómeno senderista, y cuyas contribuciones académicas marcaron la pauta del informe de la CVR:

... hay un tipo de violencia simbólica, cuya exacerbación en el Perú de hoy es herencia de los tiempos de Sendero Luminoso (SL) y de la guerra sucia. Es la violencia de los discursos, una violencia simbólica que puede dejar huellas “en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte”. Por un lado, la violencia del discurso político. (...) Por otro lado, indesligable de la anterior, la violencia en el discurso de los medios de comunicación... (La década de la antipolítica, Lima, IEP, 2000.)

Degregori advertía tempranamente que aquellos personajes públicos que en el Perú aparecen “tristemente vulnerables” son convertidos en “presas fáciles” con quienes se ejecuta un “juicio popular” mediático:

Como en los “juicios populares” senderistas, no basta que las condenadas en el juicio mediático reciban la pena máxima, en este caso la destrucción de su imagen, su muerte simbólica. Es necesario su aniquilamiento. Así como Sendero Luminoso chancaba con piedra, cortaba el cuello con cuchillo sin filo, dinamitaba y volaba en mil pedazos el cadáver de sus víctimas, en este caso también hay que cebarse en ellas, destrozarlas en sucesivos programas, ridiculizarlas y humillarlas en los titulares de la prensa chicha (ídem).

Las cosas no han cambiado mucho hoy (como ejemplo podemos citar lo que han venido haciendo y diciendo Carlos Carlín y Javier Wong en la televisión peruana, sobre el tema Thays). En los 80, como ahora, el “castigo ejemplarizador” terminaba atemorizando y envileciendo a la gente, desalentando cualquier atisbo de crítica u oposición frente a las verdades absolutas: “Un subproducto del miedo es la construcción de ciudadanos no solo pasivos, sino convencionales. (...) La eficacia del ‘castigo ejemplarizador’ se multiplica al infinito, el mensaje se masifica, se machaca hasta volverse sentido común y cae como lluvia ácida”.

Como veo las cosas, es justamente el hecho de que la intolerancia y la violencia sean parte de la cultura politica peruana lo que hace que esos elementos parezcan tan normales y naturales y tan parte del sentido común. Es por eso curioso, cuando no lamentable, que hayan sido precisamente aquellos peruanos tan preocupados por la imagen de su país quienes terminaron dañando esa imagen al defender la peruanidad presentándose en un blog de un diario español como cavernícolas sin capacidad de ensayar una crítica civilizada, algo que ya le parecía bastante extraño e indigerible a los españoles y poquísimos peruanos que defendían allí mismo a Thays con expresiones como:

Hay que ser muy cobarde para atacar a alguien porque piensa distinto a uno, o simplemente dice lo que piensa. (...) No se justifica el linchamiento que va incluso hasta el ataque personal... Publicado por: Lucía | 01/02/2012 17:07:50

Así que da su opinión sobre la comida peruana y como respuesta toda clase de insultos. ¿Pues para qué se creen que es un blog? ¿Para hacer demostraciones científicas?... Publicado por: Cristina | 02/02/2012 14:02:39

Cada uno opina, come y lee lo que quiere, así que dejen de insultar a alguien que no piensa como ustedes. Publicado por: carla | 02/02/2012 5:02:54

Finalmente, dejo una pregunta abierta a mis colegas investigadores sociales, pregunta que podría ir dirigida también a políticos, periodistas o peruanos en general: ¿Sirve de algo seguir viendo a los miembros de Sendero Luminoso (hoy Movadef) como una partida de loquitos fanáticos, representantes de una otredad radical, o no será más bien que su pensamiento se asemeja bastante al de una gran masa de peruanos de los sectores sociales con acceso a internet?


Escrito por

César R. Nureña

Un sujeto cualquiera. Antropólogo de la U. San Marcos.


Publicado en

Nada me basta

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