Tras la difusión del comunicado enviado desde la Santa Sede, que exhorta a las autoridades universitarias de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)  a "adecuar su reglamento interno hasta antes del 8 de abril, domingo de Pascua", el periodista Luis Jaime Cisneros, investigador en temas religiosos, explicó en entrevista a LaMula.pe los siguientes pasos que podría tomar la Asamblea Universitaria y los escenarios que podrían generarse.

Para decirlo en términos religiosos, la universidad tiene todo el periodo de Cuaresma y Pascua para tomar una decisión. Tiene que reevaluar las recomendaciones que se habían presentado el 16 de julio del año pasado, y ver si adecúa el estatuto de la universidad a la constitución eclesiástica [Ex Corde Ecclesiae], y tomar una decisión final con las autoridades correspondientes.

Las decisiones posibles de la PUCP serían: no acatar y ratificar su posición, lo que conllevaría la pérdida de los títulos 'pontificia' y 'católica'; o que el rector Marcial Rubio y las autoridades universitarias renuncien y la Asamblea Universitaria "adecúe los estatutos en función a Roma y se alinee con la Santa Sede", señala Cisneros.

Esto último significaría que el próximo rector sería designado por recomendación del Vaticano, lo que les permitiría conservar la denominación de 'pontificia' y 'católica':

El cardenal Cipriani tendría la potestad de designar a tres -no necesariamente religiosos- para que dirijan la universidad, conservando el título de 'pontificia' y de 'católica', y dándole un sesgo probablemente más confesional a la universidad, tratando de navegar entre dos aguas: entre lo que ha sido hasta ahora la universidad como emblema de tolerancia de ideas, y un pensamiento más cerrado, acorde con lo que es la Iglesia en el siglo XXI.

Cisneros ve más complicada una eventual tercera opción: "una fórmula intermedia en la que la PUCP busque la negociación y adecúe algunas modificaciones".

El periodista de la agencia AFP también recordó que, de todas las aristas que se generan a partir de este debate, la más importante es la posibilidad de que el Vaticano designe a las autoridades y controle el dinero de la universidad:

Lo de la libertad es una interpretación, pero el fondo del asunto es que el control de la universidad debe estar en manos de un representante designado por la Iglesia. Lo que abre el torrente de interpretaciones es cómo va a repercutir eso en la currícula: ¿Habrá más libertad para determinados cursos? ¿Podrán ser profesores los homosexuales? ¿Podrá tolerarse que se dicten cursos de marxismo? Todas son especulaciones.

Cisneros también señaló que la decisión de la Iglesia —expresada en su último comunicado— manifiesta que la institución es una sola, y que el punto de vista de sus obispos, sean "de extrema derecha como Cipriani", representa, para los ojos del Vaticano, el punto de vista oficial.

Agregó que, ante este nuevo panorama, los alumnos y profesores de la universidad "no pueden hacer nada, solo esperar la decisión de la Asamblea Universitaria que los representa".

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