#ElPerúQueQueremos

Ceviche o muerte, venceremos

Publicado: 2012-02-29

...Ok, es oficial. En la sociedad peruana si un escritor como Iván Thays declara que la comida peruana le parece indigesta, lo que sigue es una catilinaria de ataques, agravios, insultos y desplantes. Pero si un escritor como Oswaldo Reynoso declara públicamente que Sendero Luminoso no fue un grupo terrorista, que sus acciones no fueron negativas para el país y que Abimael Guzmán es un humanista, al 99.99% de los peruanos le importa un reverendo pepino.Ahora quiero que quienes se abalanzaron sobre el primero me expliquen por qué no les importa lo dicho por el segundo. ¿Cuáles son las posibles respuestas a esa pregunta? ¿Que el tema de la gastronomía es más relevante que el tema de la guerra, la violencia y la memoria? ¿Que el tema de la cocina peruana es más sensible y delicado que el del asesinato masivo, los juicios populares, las matanzas, las desapariciones? ¿Que lo primero fue un verdadero agravio contra la patria y lo segundo es solamente un comentario olvidable?La comparación entre ambas reacciones (o la reacción en el primer caso y la falta de reacción en el segundo) no es arbitraria: creo que es un síntoma de algo que muchos venimos denunciando desde hace tiempo: los peruanos están perdiendo cada vez más radicalmente la brújula moral y un mínimo sentido de cuáles son sus prioridades como sociedad; están confundiendo lo trivial con lo medular, voluntariamente relegando discusiones centrales para reemplazarlas, literalmente, con sobremesas que son la nueva forma nacional de ejercer la negación y la autorrepresión; están viviendo en una burbuja.Mientras tanto, la violencia que nuestra sociedad genera va hirviendo en otros nichos, empezando a hacer ebullición en lugares de nuestra sociedad que preferimos no mirar o que miramos con la misma liviandad con que miramos todo: el desprecio social a los marginados, el robo de agencia a las comunidades indígenas, el racismo supérstite, el centralismo: todo va alineándose de una manera tal que nos puede conducir directamente a abismos muy semejantes a aquellos por los que nos desbarrancamos en el pasado reciente.Es sintomático que se reprima abiertamente a quien parece atacar los símbolos de nuestra imaginaria cohesión nacional (como esa culinaria que disfruta una fracción mínima de los peruanos pero que se quiere defender como si fuera nuestra nueva bandera de inclusión) y al mismo tiempo se ignore como si no estuvieran allí a quienes atacan las verdades fundamentales de nuestra historia contemporánea, del modo en que lo ha hecho Reynoso en su entrevista con El Comercio. Es sintomático que una entrevista así salga publicada en el diario más emblemático de la prensa peruana y la respuesta sea igual a cero.Es cierto: sí se celebra la captura de Artemio y sí se reacciona contra la programática limpieza de fachada que Sendero Luminoso intenta practicar a través de Movadef. Pero sólo tenemos una capacidad racional de respuesta ante esas cosas, que son las más evidentes. No tenemos, en cambio, ninguna forma de coherencia intelectual que nos haga denunciar por igual a todos los que atentan contra la estabilidad de la nación mediante otros recursos, como el revisionismo de Reynoso, el revisionismo fujimorista, la brutalidad violentista que promovió Alan García en sus tratos con las protestas provincianas, etc.¿Este domingo, algún programa de televisión invitará a Reynoso a repetir en pantallas lo dicho en El Comercio? ¿Alguno de nuestros periodistas más visibles lo encarará, no con los modales macartistas de esa derecha tuerta estilo Aldo Mariátegui, que sólo acusa a quienes defienden la violencia desde la izquierda pero que a la vez promueve otras formas de violencia de derecha? ¿Alguien empezará un debate serio a partir del hecho de que uno de nuestros escritores canónicos, uno de los escritores que nuestros niños y jóvenes siguen leyendo en las escuelas, pueda decir cosas como las dichas por Reynoso y no encontrarse con la indignación de las mayorías? (Y también: ¿alguna figura visible de la izquierda, o algún escritor de izquierda, saldrá al frente de lo dicho por Reynoso y se atreverá a enmendarle la plana a quien es visto como uno de los patriarcas de los escritores de izquierda en el país?).Si la lógica es que no hay que darles tribuna a quienes dicen cosas como las declaradas por Reynoso, creo que ese es un razonamiento tonto. Ese tipo de revisionismo tiene que ser denunciado y aireado, tiene que hacerse conocido porque no hay otra posibilidad si queremos responderlo y desmontarlo.Hace sólo unos días defendí el derecho del escritor Rafael Inocente a conservar su trabajo en un organismo estatal a pesar de unas declaraciones suyas en las que describía a Abimael Guzmán como "un intelectual". Lo hice porque me pareció justo y a pesar de que Inocente no es --usemos el cliché-- santo de mi devoción. También defiendo el derecho de Reynoso a pensar lo que piensa, aunque sus ideas me parecen aborrecibles. Pero la gracia de la democracia bien entendida es, precisamente, que todas las ideas pueden ser expresadas porque todas pueden ser respondidas. ¿Por qué renunciar a la respuesta?A Reynoso hay que responderle. Mi estúpida desviación académica e intelectualista, de seguro, es lo que me hace creer que esa respuesta es más necesaria que la respuesta a los ataques de Iván Thays contra la majestad del arroz con pato; muchísimos otros parecen implícitamente juzgar lo contrario. Cuando el Perú regrese a la violencia (y ojalá no ocurra), será tarde para que digamos "¿saben qué?, quizás debimos hablar de esto un poco más que sobre nuestro plato favorito".Desgraciadamente, creo que una de las razones adicionales para la falta de contestaciones a las palabras de Reynoso es que son simplemente las declaraciones de un escritor, de un simple intelectual. Y allí es donde Thays y Reynoso sí son medidos, irónicamente, con el mismo rasero: el primero es un simple escritor que no tiene derecho a opinar contra la mayoría, y así se le hizo saber; el segundo es un simple escritor cuyas palabras son irrelevantes porque vienen de un intelectual. Casi dan ganas de que un cocinero defienda las acciones de Sendero Luminoso; quizás entonces le prestaríamos atención al hecho. Y así estamos....


Escrito por

gustavofaveron

Gustavo Faverón Patriau (Perú). Estudié literatura y lingüística en la Universidad Católica del Perú y una maestría y un PhD en literaturas hispanas en Cornell University. He sido profesor en la Universidad Cayetano Heredia, Stanford University, Middlebury Col


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Gustavo Faverón

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