Schwarz: "La fotografía está dejando de ser un documento para convertirse en la recreación de una fantasía"
Herman Schwarz es uno de los fotógrafos peruanos cuya obra se exhibirá en la primera Bienal de Lima bajo el nombre de 'Al Ras del Suelo'. A propósito de la muestra de Schwarz, la periodista Paola Nalvarte entrevistó al fotógrafo, quien destacó el trabajo del olectivo 'Supayfotos' y también criticó el hecho de que "la fotografía está dejando de ser un documento para convertirse en la recreación de una fantasía, en una foto ilustración (...) banalizando completamente el mensaje".
Esta es la entrevista completa:
Fotografías icónicas en el tiempo, como la de Julio Ramón Ribeyro y su entrañable sonrisa, Blanquita Varela enigmática frente al mar de Barranco, Emilio Adolfo Westphalen sonriendo de lado y Víctor Humareda posando como arlequín riendo a carcajadas, entre otros grandes, solo nos hablan de la sensible mirada de Herman Schwarz.“Yo quería ser un cronista de mi tiempo, porque sentía que nadie estaba contando realmente lo que sucedía”, confiesa Schwarz evocando el entusiasmo de su juventud apasionada y creadora de finales de los años 70.
La primera Bienal de Fotografía peruana presentará la muestra antológica de Schwarz, “Al Ras del Suelo”, que recopila 150 de sus fotografías de 1975 al 2011, en la galería Germán Krüger Espantoso en el ICPNA de Miraflores, del 20 de marzo al 29 de abril.
PN: ¿Desde cuándo te interesó la fotografía?
HS: Desde pequeño. Mi padre hacía los retratos familiares con una cámara de fuelle, era fotógrafo aficionado. A los 13 años me regaló una Kodak Instamatic y yo fotografiaba todo lo que podía. A comienzos de los 70 iba al Fotociclupe (Foto Cine Club del Perú), en el Centro de Lima, pues, no habían escuelas de fotografía. Ahí me encontraba con otros fotógrafos aficionados que organizaban conversatorios sobre el tema. De joven solía ver las imágenes de la revista cultural Fanal, que editaba la International Petroleum Company, y LIFE en español. Mi padre estaba suscrito a ellas. En Fanal vi por primera vez los fascinantes retratos del fotógrafo español Baldomero Pestana.
Ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú en 1972 y al año siguiente se fue a estudiar Pintura y Grabado al Forest Park College de Saint Louis, en Missouri, EEUU. Ahí extendió sus conocimientos sobre fotografía y conoció el trabajo de la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz en la revista Rolling Stone. Ella también encontró su oficio mientras estudiaba Pintura.
Cuando regresó a Bellas Artes en 1977 las Fuerzas Armadas tomaron la escuela, interrumpiendo la formación de muchos artistas de Pintura y Grabado como Herman Schwarz. A partir de ese momento él decidió salir a las calles con su cámara Pentax MX y contarlo todo.
Herman empezó a colaborar formalmente para un medio en 1978, en la revista Marka, en un contexto histórico de mucha turbulencia política y movilización social. En el mismo barrio, frente a Marka, estaba también la legendaria revista Amauta, en donde colaboraba su buen amigo Gilberto Hume como parte del colectivo InterFoto, en su breve etapa como fotoperiodista. Herman firmaba sus fotos como “Foto Schwarz”, mientras otros no ponían créditos o a lo sumo aparecía el nombre del colectivo. Hume le dice “Con razón todos te conocían”.
PN: ¿Qué opinión tienes del fotoperiodismo que se hace hoy en día en el Perú?
HS: Los fotógrafos de ahora tienen la suerte de contar con más opciones de escuelas fotográficas, tienen condiciones ideales para desarrollarse como excelentes fotógrafos. Sin embargo, tienen en contra la banalización que sufre la imagen en estos tiempos. Con la tecnología ahora todos tienen acceso a una cámara portátil, y el uso de la imagen se ha desgastado. La gente consume imágenes de forma abrumadora.
PN: ¿Cómo era cuando tú empezaste?
HS: Cuando comencé como reportero gráfico la misión era conseguir “la foto” del día, según el tema de actualidad. Teníamos que esperar pacientemente que el momento fotográfico se presente. Hoy siento que la foto noticia, la foto del día, es una recreación, muchas veces fabricada en las salas de prensa para ilustrar la noticia de portada. El enfoque del director del medio prima sobre la construcción de la imagen, quitándole toda su naturalidad. El reportero gráfico de ahora parece no esperar el tiempo suficiente para que la gente se manifieste, no espera alerta. Desde que sale de la oficina ya sabe qué foto quiere traer. Hay mucho control sobre la imagen. También encuentro mucho ego, la fotografía de prensa ahora es muy personalista, con estilos demarcados a priori.
PN: ¿Los reportajes de hoy te parecen muy estéticos y efectistas?
HS: En su mayoría, sí. Se pierde de vista lo más importante, el momento a capturar para informar sobre la noticia. La fotografía está dejando de ser un documento para convertirse en la recreación de una fantasía, en una foto ilustración.
Se está perdiendo la frontera entre la foto artística y la foto periodística. Ahora se estila mucho darle un uso comercial a las fotos con contenido de denuncia, banalizando completamente el mensaje.
Antes era interesante ver las imágenes de Alicia Benavides en la sección cultural de la revista Caretas, y en la parte política las del chino Domínguez. Él ha sido un referente del fotoperiodismo para toda mi generación y nunca se le ha dado el debido reconocimiento. Ver también el trabajo de mis compañeros, la china Barrantes, Ernesto Jiménez, Gilberto Hume, era bastante estimulante.
Ahora pocas fotos me emocionan.
PN: ¿Tú nunca editaste tus imágenes?
HS: Nunca. Para mí la foto tenía que funcionar desde su concepción en el negativo. Incluso me gusta mostrarlas con ese marco negro de esquinas redondas en su interior, que rodean la imagen que compuse. Soy de la vieja escuela, me formé en Bellas Artes y al dedicarme a la fotografía también concebí las imágenes para que funcionen en su totalidad luego de ser tomadas, no por partes ni con efectos.
Con esto no quiero satanizar el hecho de editar una imagen solo que, desde mi perspectiva, es una cosa medio obsesiva el no querer intervenirla ni un poquito.
PN: Sobre las nuevas generaciones de fotógrafos, ¿cuáles destacarías?
HS: El colectivo Supay es bastante bueno, yo trabajé con todos ellos en el diario La Primera. Siempre me ha tocado trabajar con muy buenos fotógrafos, y si ves esta calidad de trabajo en las calles lo que debes hacer es abrirles paso y tranquilamente quedarte como editor jefe, confiando en tu equipo.
Los nuevos fotógrafos aún aportan mucha frescura al fotoperiodismo nacional, pero sigo creyendo que la tendencia actual es el que las imágenes tengan claramente un autor, y con todas las herramientas post que les permite la tecnología se incrementa ese afán de personalización de las fotos.
PN: ¿Qué opinas de la muestra antológica que te hace la primera Bienal de Fotografía peruana en honor a tu trayectoria?
HS: Una antológica es un honor como invitación, es un reconocimiento que me da una sensación rara, hasta cierto punto me sorprende. Pero me siento muy agradecido. En realidad, desde hace un año la venimos preparando con Augusto del Valle, curador, pues en un inicio esta exposición se pensó para el postergado Mirafoto del 2011. En esta muestra también he procurado que no haya ninguna edición que recorte las imágenes.
PN: ¿Y sobre la Bienal, que opinas?
HS: Pensaba que esta primera Bienal iba a estar enfocada en fotografía documental, pero está abarcando bastante más en cuestión de géneros.
Saludo la iniciativa y el entusiasmo de revalorizar la fotografía, aunque se ha preparado en corto tiempo y generado mucha expectativa para el poco apoyo económico que ha recibido.
De todas maneras, es un bonito esfuerzo el reunir los trabajos de los artistas contemporáneos, y espero se publique un documento de todo esto.
PN: Cuéntanos de Víctor Humareda, ¿cómo empezaste esa historia fotográfica?
HS: En la plaza Washington, en Lima, me encontré con Humareda por casualidad. Me presenté y lo fotografié para la revista Testimonio, y luego le pedí fotografiarlo en su estudio. Lo hice de 1982 a 1984. Quería fotografiarlo hasta que se olvidara de la pose, porque él siempre representaba con sus gestos y ademanes a los personajes de sus cuadros, los arlequines, los borrachos, etc. Humareda se olvidó de la cámara y yo también. Las imágenes fluyeron por sí solas. Él era muy simpático y jovial, pero bastante reservado con quienes no conocía. Desde Bellas Artes sentía una gran admiración por el mítico pintor puneño, luego mi amigo.
De esta intensa experiencia publiqué un libro en 1989.
PN: ¿Cómo empezó tu etapa de investigador?
HS: A fines de los 70 me llamaron mucho la atención los contenidos de las revistas que se vendían en el piso en las calles del Centro de Lima, como Variedades, La Crónica, etc.
Descubrí a un Martín Chambi versátil, que no solo hizo foto de estudio, como se conocía su trabajo hasta ese entonces, sino también fue reportero gráfico, un genio. Descubrí además que en la edición de 1925 de Variedades el famoso gigante de Paruro, como se conocía a principio de los 80 la famosa foto de Chambi, no era de ese lugar sino de Chumbivilcas, porque lo vi en una foto leyenda que Chambi firmó en ese entonces. Había muchas fechas inexactas en los registros de imágenes de Chambi hasta esa fecha. Al seguir el recorrido de su fotografía, descubrí su genialidad como fotógrafo.
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Fotógrafo y videasta. Missing wanderlust. @amilkywaytrip
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