La mejor descripción dada al papelón diplomático en el que nos ha metido el canciller Rafael Roncagliolo es una "comedia de equivocaciones". Así lo han calificado los más distinguidos y respetables diplomáticos que han declarado en los últimos dias. Pero más allá del patético papel de mandadero de la diplomacia argentina que ha ejercido nuestro canciller, está el grave problema de nuestra soberanía como país independiente.

Ahora resulta que las relaciones internacionales del Perú las manejan los argentinos y los dementes del ALBA y la UNASUR. Los tristes representantes de la izquierda nacional no han tenido mejor argumento que defender este papelón aduciendo que debemos acatar los acuerdos de UNASUR. Es decir, el Perú ya perdió su soberanía. Ahora debemos esperar lo que nos dicten los alucinados del ALBA que dominan la UNASUR.

Ya no sorprende que los mentores de la izquierda pongan al Perú por debajo de sus mezquinos intereses políticos regionales. Para estos sujetos los intereses del Perú como nación libre y soberana están por debajo de ridículas causas comunistas como el antiamericanismo, el anticolonialismo, el antiimperialismo, el anticapitalismo y todos los demás antis que en su demencial ideología enarbolan en sus agitadas manifestaciones.

No es de extrañar pues el regocijo que han mostrado no solo Cristina Fernández y Hugo Chávez sino incluso Cuba, al haber tenido éxito dictándole las pautas de la política internacional al Perú, a través del cada día más nefasto canciller Roncagliolo.

El Perú no debería inmiscuirse en esa ridícula "causa argentina" que en realidad no es más que una jugarreta de los caducos políticos argentinos para ganar adesiones internas y desviar la atención de la creciente inflacón y descontento social al interior de su país. Si quisieran dar solución a su controversia harían como el Perú y llevarían la causa a La Haya. Pero no les conviene. Los políticos argentinos prefieren tener la causa encendida. Es su negocio.

En todo caso a los peruano nos debería tener sin cuidado y no poner en riesgo nuestro destino como nación por ayudar a causas idílicas y absurdas, no deberíamos prestarnos a ser parte de las farsas que los políticos argentinos montan. Hay que tener presente nuestra amarga experiencia histórica por meternos en líos ajenos y hacer pactos con el aliado equivocado. Los izquierdistas que hablan tanto de la memoria y de no repetir la historia deberían practicar lo que predican.

Por último, puestos a elegir entre Argentina y la Gran Bretaña, tenemos que ser realistas. La Gran Bretaña es el segundo país que invierte en el Perú y tiene un gran peso en la Unión Europea y en el Concejo de Seguridad de la ONU. Hay más razones pero basta estan estas para no generar ninguna perturbación a nuestras relaciones con Gran Bretaña, ya que por el otro lado, con Argentina no tenemos nada, absolutamente nada que ganar. Encima nos ha cerrado su mercado. Y para colmo es una nación que históricamente nunca nos ha mostrado amistad sino todo lo contrario. Revisen la historia desde la independencia hasta la venta de armas al Ecuador.

Triste papel que están jugando en estos días nuestros políticos de izquierda, colocando al Perú como peón de los intereses argentinos y como mandadero de los locos del ALBA y la UNASUR. Ya los conocemos.  Ahora quieren montar un psicosocial con el segundo comunicado de la cancillería británica que solo desmiente las burradas y mentiras de nuestro canciller. Un canciller que si tuviera algo de decencia y dignidad ya tendría que haber renunciado. Es el colmo que después de someternos a los caprichos argentinos y regionales, ahora nos hablen de "intromisión británica". No solo dan risa sino pena.

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