Patria Roja es el Partido Comunista del Perú, y en Cajamarca también es el MAS (Movimiento de Afirmación Social), frente con el que el dirigente campesino, ex rondero y docente, Gregorio Santos, ganara las elecciones con vistas a la gobernatura regional.

El MAS se identificó básicamente por alejarse de la parafernalia de Patria Roja, que utiliza como emblemas los colores rojo y amarillo, y la hoz y el martillo sobre un mapa del Perú. El MAS tuvo una imagen más austera y acorde con las actuales preocupaciones ambientales: una bandera de color verde con letras blancas, así de simple; aunque en el fondo siga siendo el partido comunista más articulado del país y que tiene como iconos intelectuales, a parte de Marx y Lenin, a los peruanos José Carlos Mariátegui, fundador del Partidos socialista del Perú, y al inacabable Alberto Moreno.

Patria Roja nace en los años 60’, cuando la URSS era aún un referente para las izquierdas del mundo, y actualmente está integrado por diversas expresiones sociales como docentes ligados al SUTEP, obreros de la CGTP, dirigentes universitarios, pequeños empresarios, intelectuales, rondas urbanas y campesinas, etc. En toda la región Cajamarca suman alrededor de mil militantes (según sus propios cálculos), y en todo el país, entre seis y siete mil, que en su mayoría son jóvenes menores de 35 años; claro, a parte (y sumando) de la “Juventud comunista”, cuyo requisito principal es ser menor de 26 años. No hay una cifra exacta que señale cuantos son en total. Es todo un sistema político que dice sostenerse gracias al aporte económico de sus militantes (y a la logística de la Derrama magisterial), aunque también reconoce -según uno de sus voceros- cierto apoyo internacional, de países de la Unión europea como de las repúblicas de Finlandia y Vietnam.

Pero, ¿qué los diferencia de otros partidos o movimientos peruanos? Básicamente, la ideología.

Hace unas semanas se hizo una denuncia en los principales medios cajamarquinos y luego limeños. Una foto que mostraba a niños de entre 6 y 9 años de edad, vestidos de rojo, con boinas y sosteniendo banderas con el emblema de Patria Roja: la hoz y el martillo, desató el desconcierto y la indignación de parte de la población cajamarquina, de periodistas y de algunos congresistas de la República, al considerar que se estaba “adoctrinando” a dichos niños bajo ideas violentistas. Súmese a esto el hecho de que, hace unos meses, el mismo presidente Ollanta Humala comparó a Gregorio Santos con el dictador y genocida camboyano, de orientación comunista, Pol Pot.

La foto en cuestión fue captada en un evento de aniversario del partido en la provincia de Cutervo - Cajamarca. De hecho, hay más fotos similares de otros años circulando en los facebooks de Patria Roja de las diversas provincias del país.

Porfirio Medina Vásquez, militante de PR y consejero regional por Cutervo, fue uno de los primeros en responder a los medios: “La fotografía de los niños se tomó en una celebración por el aniversario de Patria Roja al cual pertenezco (…) y como en cualquier organización fueron nuestros hijos los que posaron para que la fotografía sirva como un recuerdo de la reunión”.

Las excusas más frecuentes: “son nuestros hijos” y “son nuestros símbolos”.

Confundir a Patria Roja con Sendero es torpe y anacrónico, pero ¿tiene un niño de seis años la plena convicción de abrazar una causa política? ¿No creen los padres que están exponiendo a sus hijos a ser marcados desde pequeños? ¿Es tanto el fanatismo o la ideología que poco los separa de una secta religiosa?

Revisando, en un artículo colgado en el portal de PR, www.patriaroja.org.pe, sobre la niñez de José Carlos Mariátegui se dice:

“…como todos los niños pobres del mundo, no tuvo niñez, si la niñez es o debe ser la edad placentera, el pórtico de la vida humana, en el que el recién venido encuentra imágenes y colores sonrientes para sus ojos limpios, soni­dos suaves para sus delicados tímpanos, higiene, alimento, cuidados apropiados para evitar que el más pequeño accidente venga a lesionar para siempre una vida. Niñez que, al parecer, desde que el mundo existe, sólo pueden disfrutar los hijos de los poseedores. La niñez de Mariátegui fue la del niño pobre, que no conoce la alegría de los juegos, impropiamente alimentado, y que tiene por única dulzura doliente el amor y la solicitud de una madre que se debate en la impotencia y en las privaciones”.

Entrevistamos a Segundo Mendoza, responsable político de PR para la región Cajamarca, y esto fue lo que nos dijo:

¿Cuál fue el escenario o motivo de la foto?

- Es por el aniversario del partido el año pasado, en octubre del 2011.

¿Es común?

- Esas actividades las realizamos todos los años durante el aniversario del partido desde que tengo uso de razón. Y no es para adoctrinar niños. Son actos culturales de niños, jóvenes y adultos haciendo representaciones que tienen que ver con nuestra ideología.

¿Cómo van a responder a la denuncia de adoctrinamiento?

- De la manera más sencilla posible. Nosotros nos preguntamos, qué adoctrinamiento puede existir en un evento cultural que se da una o dos veces por año. Por otro lado, los niños son hijos de los militantes y los comunistas, como cualquier persona, tienen derecho a educar a sus hijos en las ideas que mejor les parecen. Y nosotros creemos que las mejores ideas son los valores de respeto a los derechos de la humanidad como los plantea el comunismo.

¿Los padres tienen ese derecho?

- Cuando el APRA adoctrina a niños a través de la CHAP nadie dice nada, cuando Lourdes Flores salió con muchachitos con el polo de Unidad Nacional en su campaña, no se quejaron; o cuando Yanacocha saca en su publicidad a niños de 5 o 6 años con casquitos, tampoco. No creo que esos niños lo hagan concientemente porque estén de acuerdo con el desarrollo de la minería, ¿no?

¿Le temen a una investigación?

- Eso va a quedar para las patéticas anécdotas de nuestra historia.

¿Aceptarían que se haga un peritaje psicológico a esos niños?

- Por supuesto. Nuestros niños son como todos los niños de Cajamarca, de Perú y el mundo. Reciben una educación normal y de acuerdo a su edad. En todo caso, cuando tengan más edad confrontarán ideas y argumentos. Lo que les enseñamos es a analizar el mundo y la realidad con cabeza y ojos propios. Algunos toman el camino comunista y otros no. Tenemos a muchos hijos de militantes comunistas que pertenecen a otros partidos políticos o que no quieren saber nada con nuestra organización.

¿Esos niños tienen conciencia de la política del partido?

- Probablemente no. Pero muchos lo hacen por cariño a sus padres. Es una forma de inculcarles los valores en los que nosotros creemos.

¿No le están quitando la infancia a los niños de su partido?

- No. Nosotros hacemos estos eventos una vez al año. La televisión y los comerciales tienen más poder de adoctrinamiento. Por ejemplo, hay hijos de partidarios de la derecha o de policías que han elegido el comunismo, y nosotros no hemos influido en ello.

¿No hay peligro de que los niños asocien a futuro los emblemas del partido con ideas violentistas?

- No, porque nosotros no practicamos ni difundimos ideas violentistas. Uno empieza a juzgar por el ejemplo de sus padres, y dependerá de la conducta de los padres.

¿Alguna vez abandonarán ustedes la hoz y el martillo?

- Ese símbolo no es de Sendero Luminoso por si acaso, nosotros hemos combatido a Sendero. La hoz y el martillo es una herencia internacional, introducida al Perú básicamente por la figura de José Carlos Mariátegui, sino recuérdese su entierro entre banderas con ese símbolo. Mariátegui era un hombre culto y no un dogmático.

¿Se respeta a los niños que no quieren participar en estos eventos?

- Hay muchos niños que no quieren participar, y hay padres que no les gusta llevar a sus hijos a los eventos del partido. Todos están en su derecho. Dependerá de los padres o militantes si participan o no. No crecemos políticamente por los hijos de los militantes, sino por los jóvenes que llegan a nosotros de institutos o universidades y de diferentes espacios sociales.

¿Cuándo usted tenga hijos los educará de la misma manera?

- Cuando yo tenga hijos los educaré en los valores del comunismo.