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Tratando de medir la pobreza (10): Las nuevas cifras

Publicado: 2012-04-03

Tratar de medir la pobreza es una vaina.  Implica muchos problemas estadísticos que podrían resultar siendo la pesadilla de alguien que nunca llevó un curso de matemática con probabilidades.  Primero, hay que definir qué es pobreza.  Después de todo, la pobreza es un concepto abstracto y definir quién es pobre y quién no es pobre no se puede hacer sobre la base de una encuesta (que crean o no, alguna vez fue una propuesta).  No, debe ser definido sobre la base de algo concreto o no se podrán hacer estudios.  Para otros se debe medir sobre la base de cuánto ganas.  Si tu ingreso mensual está por debajo de un nivel, eres pobre.  Suena simple, pero no lo es tanto, porque típicamente los más pobres no llevan un registro exacto de cuánto ganan, pues parte de sus ingresos provienen de la economía informal.  Así que eso también hay que estimarlo.  Para otros analistas, la pobreza tiene que ver con variables de salud: si estás consumiendo el alimento adecuado o si hay casos de desnutrición infantil en tu familia, casa o familia.  Y así hasta el infinito.  Para otros tiene que ver con necesidades básicas insatisfechas y para otros hay que usar proxies (o sea, variables que pueden parecer que nada que ver, pero que en el pasado se ha identificado que están relacionadas a la pobreza por alguna razón, como si el piso de tu casa es de cemento o de tierra).

Otro problema tiene que ver con el acceso a la información.  En el Perú ha sido muy difícil comenzar a generar una base de datos confiable para poder realizar esta clase de análisis y podernos dar el lujo de escoger cuál de las definiciones de pobreza aplicaremos.  En los últimos años el INEI ha hecho importantes esfuerzos en ese sentido.  No reconocerlo sería mezquino.  Basta ver los resultados periódicamente publicados de la Encuesta Nacional de Hogares, una especie de seguimiento de una serie de variables, de tal manera que distintos investigadores puedan hacer todo tipo de cruces.  Puede que no sea un proceso perfecto o que haya aspectos técnicos que haya que corregir, pero es un esfuerzo muy valioso para los que usan data estadística antes de decir pachotadas acerca de los avances económicos y sociales del Perú de los últimos años.

El Perú ha sido un caso especial para el tema de la medición de la pobreza.  Por mucho tiempo el INEI no fue confiable, pues presentaba información que tendía a hacer quedar mejor al gobierno de lo que en realidad íbamos.  Eso por un lado.  Por el otro hemos tenido un sector de la población que prefiere sacarse los ojos que aceptar que estamos mejorando.  En este párrafo de este comentario del IPE lo explican bastante bien (las negritas las he añadido yo):

La realidad es que los economistas heterodoxos o socialistas se han pasado años negando el éxito de las políticas económicas de la última década porque, si éstas realmente han tenido el éxito que las cifras demuestran que han tenido, entonces su visión del mundo y sus recomendaciones de política económica quedarían aún más desacreditadas de lo que ya lo están. Por ello, y con Matuk a la cabeza, primero negaron que hubiera alto crecimiento económico (arguyendo que las cifras del INEI eran falsas), cuando ya fue imposible negarlo pasaron a decir que sólo los ricos se habían beneficiado del crecimiento y que no era verdad que la pobreza disminuyera (nuevamente, argüían que el INEI mentía). Cuando también fue imposible negar la reducción en la pobreza se refugiaron en su último argumento: los ingresos han aumentado y la pobreza ha disminuido fuertemente pero, alegan, la desigualdad ha aumentado y la información del INEI que indica lo contrario es, nuevamente, una mentira. Lamentablemente para ellos, todos los trabajos serios recientes indican que la desigualdad no ha aumentado e incluso que ésta se habría venido reduciendo.

Por eso cuando el INEI anuncia nuevas cifras de reducción de la pobreza en el Perú, toda una mancha de intelectuales salta a negarlo todo, a criticar al INEI, etc, etc.  En esa discusión lo importante es tener claro dos cosas: 1. Es imposible saber cuál es el nivel de pobreza.  Lo que se hace es estimarlo por medio de un proceso estadístico que seguramente siempre será perfectible. 2. Hay toda una mancha de gente a la que no le conviene que se demuestre que el Perú ha reducido la pobreza, porque le quita base a sus rollos de décadas.  Y esto los lleva a hacer toda una gama de declaraciones que van desde lo intelectualmente ambiguo hasta lo sinceramente ridículo.

Aquí algunos puntos que que debemos saber de este nuevo anuncio del INEI y que no te van a decir sus críticos.  O que lo van a querer negar.  O lo van a querer desvirtuar.

Primero.  Al igual que anuncios anteriores de reducción de la pobreza, este estudio está respaldado por toda un escuadrón de analistas e instituciones nacionales e internacionales que hace difícil que haya una conspiración, como lo anda diciendo Farid Matuk, orientada a malinformar al presidente.  No, no a la población.  No, tampoco a la prensa.  Al presidente (?).  Entonces, según Matuk, esa conspiración involucra al BCR, al MEF y al INEI.  Pero se le olvidó mencionar que debería incluir también al Banco Mundial, al Institut de Recherche pour le Développement (IRD) del gobierno francés, al BID, al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPDA) y a la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP).  Además de la mancha de investigadores del CIES, de Grade, del CIAS, del IEP y de la Universidad del Pacífico.  Todo eso para engañar al presidente.  No, no al público.  Al presidente, en un despliegue de coordinación por lo bajo que bien lo hubiera querido tener Alex Humala.

Lo cual resulta siendo altamente improbable.  Más fácil que imaginarse en dónde serían las reuniones mensuales de esta conspiración internacional de alto nivel es simplemente aceptar que hay distintos estudios que miden la pobreza y que todos coinciden en que se ha reducido fuertemente en los últimos años.

Segundo.  No, esto no quiere decir que ya no haya pobreza.  La típica respuesta ante el anuncio de que se ha reducido la pobreza a 30.8% y la pobreza extrema a 7.6% es preguntar molesto que entonces por qué hay pobres en tal o cual lugar.  No, esto quiere decir que hay menos pobres en el país en términos porcentuales, pero para nada quiere decir que ya no haya población en estado de pobreza.  Que todavía hay peruanos pobres, eso es indiscutible y como recurso retórico para no querer aceptar que se está avanzando resulta bastante infantil.

Y sí, pues.  La pobreza está concentrada en el área rural, lo que llama a políticas que busquen sacar a esa población de esa condición.  No a negarlo todo y comenzar de cero.

Tercero.  En esta oportunidad se han hecho pequeños cambios al proceso por el cual se estima la pobreza. ¿Recuerdan hace unos párrafos que decía que es algo que no se puede saber a ciencia cierta, lo que hace que tengamos que estimarlo estadísticamente? Pues toda estimación compleja requiere de la definición de supuestos.  En esta oportunidad, dado que se ha avanzado en experiencia de medición de pobreza, dado que la población peruana ha cambiado (cambios demográficos, migraciones, etc), dado que se ha cambiado los hábitos de consumo, se ha decidido hacer algunos cambios a esos supuestos.

Estos tienen que ver con la canasta básica de alimentos y hábitos de consumo, cambios en el requerimiento calórico en función a la talla, peso, edad y esfuerzo físico, actualización de la tabla de composición de alimentos, ampliación de la muestra de la  población de referencia que determina la canasta básica de consumo, mejoras en el cálculo y agregación del gasto de los hogares y cambios en la distribución de la población urbana-rural.

La explicación didáctica de lo que han hecho está en este documento que han sacado.  Todos estos cambios casualmente en esta ocasión han arrojado cifras ligeramente menores de pobreza y eso es lo que ha hecho que salten varios con todo tipo de declaraciones.  Lamentablemente, la base de datos del INEI es lo mejor que tenemos para saber si avanzamos o retrocedemos en la lucha contra la pobreza.  Así que no le veo mucho sentido a patear el tablero de la información que tenemos a menos que tengas algo con qué reemplazarla.  Ahora, si quieren discutir uno de los cambios o uno de los supuestos o uno de los procesos, mostro. Pero no el mero hecho de que el resultado convenientemente daría una resultado aún más esperanzador.  Eso por sí solo no es científicamente discutible.  O no debería serlo, en todo caso.

(Dibujito de arriba: http://elpitufoantidisturbios.blogspot.com/)


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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