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Matrículas en la UNP son un caos

Publicado: 2012-04-11

Diario EL TIEMPO – Piura. 

Después de celebrar el  ingreso a la Universidad Nacional, en las distintas modalidades, cachimbos y padres de familia viven la cruda realidad de esta casa de estudios. Desde el lunes no pueden hacer efectiva la matrícula, las ventanillas están cerradas, nadie responde a sus reclamos y quienes los escuchan les dan una sola respuesta: “Así es la Nacional”.

“No he comido… estoy desde la madrugada haciendo la fila. Vine ayer y nada… Me dijeron que regrese hoy (ayer)… Ahora tampoco hay atención… Ya van dos días. Se supone que esta universidad es Nacional y uno viene a estudiar acá porque no tiene recursos. Imagínese lo que estoy gastando en pasajes”, dice Ana Ruíz, quien es de La Unión.

No puede contener la indignación. “Nos están paseando”, agrega molesta.

Ella ya ingresó a la universidad y ya se inscribió, ya se tomó la foto que le exigen, pero ahora está a la espera de que le entreguen la ficha de registro, en la que consta los cursos que  llevará y los horarios. Con eso concluye la matrícula, pero es lo que no puede gestionar. No hay quién la atienda.

Al grupo numeroso de jóvenes recién ingresantes que la acompañan les dijeron que podían hacer el proceso desde el 2 de abril, porque habían ingresado antes del último examen de admisión. Pero la semana pasada les comunicaron que mejor regresaran el lunes 9, pues tendrían cinco días, del 9 al 13, para hacer los trámites sin problema alguno.

Así lo han hecho. Pero después del feriado largo, las computadoras de las oficinas donde se realiza el registro de alumnos -ingresantes y de ciclos ordinarios- no han salido del letargo de estos días… y desde el lunes el sistema presenta fallas. Ni la Facultad de Ingeniería Informática ni los centros tecnológicos han podido hacer andar los distintos programas de registro. Ayer, el virus de la indignación colmó la paciencia de los jóvenes y de sus padres.

“Aquí nadie nos dice nada… El vigilante parece mudo… No hay atención y si queremos hablar con alguien son déspotas”, agregan. Hablan con razón, porque a pesar de que la atención se inició a las 7:30 a.m., ya son las 11:30 a.m.  y nadie abre la ventanilla tras la cual están haciendo la fila. Son cientos de jóvenes que dan vuelta en el Rectorado... pero las autoridades parecen inmutables.

“He tenido que pedir permiso en mi trabajo… Mi hija ha salido desde la madrugada y cómo la iba a enviar sola”, expresa una madre que se une a las protestas. “Esto es un abuso… Nadie dice nada…”, agrega. El señor Eddy Gives Mugica acompaña a su hijo y comparte la opinión de la madre de familia.

A la pared

Jóvenes, varones y  mujeres, al mediodía no pudieron más y llegaron a la puerta del Rectorado. Otro vigilante de los que sí hablan, mostró su lado poco amable. “Acá no tiene nada que reclamar… Nadie les va a atender, váyanse… Estas son oficinas administrativas… Tienen que exigir allá en las ventanillas”, les dijo un señor que se identificó como Edmundo Albán, del área de Seguridad.

Grita exasperado, pero los jóvenes intentaban hacer que los entienda. “Las ventanillas están cerradas, a quién le reclamamos… ¿a la pared?”, le cuestionaban… “Vayan, vayan para allá… Tienen que atenderlos allá, seguro ya lo van a hacer”, les insistía.

Tres madres de familia entraron para conversar con algún representante del Vicerrectorado académico. La indignación a su regreso fue mayor. “Que esperen… Que no hay sistema, que no se puede arreglar, que acá hay procesos… Que en una hora más se soluciona…”. En una hora más, ya era tiempo del almuerzo. En la tarde, el problema continuó. Hoy habrá que hacer de nuevo la cola y esperar que alguien -¿habrá alguna autoridad?- agilice la atención. 

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