Conga Va. Ahora lo que falta es autoridad
Conga se ha vuelto un tema paradigmático para este gobierno, pero también para el futuro de la política peruana. En Conga no solo está en juego un gran proyecto minero (con su efecto directo en el desarrollo de Cajamarca y del país entero) sino una posición política de Ollanta Humala, una metodología de acción de su gobierno y por último, la gobernabilidad del Perú como república. No podemos negar que hasta ahora el gobierno se ha movido con bastante cautela y paciencia. Ha sabido recomponer sus cuadros para alcanzar un grado mínimo de coherencia política, y ahora que ya saben cantar a coro con una misma partirura, lo que les falta es dominar el escenario.
Lo notable de la gestión de Valdez ha sido desenmascarar a los agitadores antimineros. Todo su perfil político empezó y sigue siendo el manejo de los radicales que se oponen a Conga. Valdez se prestó a la farsa del diálogo montado por Gregorio Santos dejándolo en evidencia como un muñeco de Saavedra. Lo ha puesto en jaque con la contraloría y una acusación de malversación por utilizar los fondos públicos en la financiación del paro regional. Por último, accedió a someter el EIA de Conga a un peritaje internacional que permitiera despejar las dudas que los antimineros sembraban en la sociedad. Toleró la majadería de los antimineros que realizaron su propio peritaje. Al final demostró, con expertos de primer orden, que todo lo que decían los antimineros eran patrañas.
El presidente Ollanta Humala ha tenido fundamentos técnicos para determinar que Conga va. Sin embargo, ahora, los antimineros alegan que el asunto ya no es técnico sino político y social. Estamos pues frente a la testarudez de unos radicales que están dispuestos a todo para salirse con la suya. Por supuesto que al cura Marco Arana no le importa que la sangre llegue al río, porque no será la suya. El terrorista Wilfredo Saavedra ha retado al gobierno, afirmando al igual que sus congéneres que Conga no va. En pocas palabras, hay un movimiento sedicioso y subversivo que se enfrenta al gobierno legítimamente constituido del Perú.
Acá lo único que falta es que Ollanta Humala muestre autoridad. De lo contrario, lo que le espera en los siguientes cuatro años es una explosión subversiva a nivel nacional. Esa es la mayor importancia de Conga en este momento. Ahora Ollanta Humala ya sabe lo que significa la izquierda radical del Perú. O la izquierda en general, pues estos empezaron agujereando el bote del gobierno desde el propio gabinete. No olvidemos las poses majaderas de Mocha García Naranjo afirmando ante cámaras que "Conga no va, definitivamente", en clara oposición a su presidente.
Lo que queda claro en todo esto es que la izquierda no tiene ningún respeto por el Estado de Derecho, ni por la ley, ni por el gobierno legítimamente constituido, ni por el presidente, ni por nada que no sean sus consignas políticas. En el fondo de todo izquierdista hay un terrorista. Todo izquierdista es un subversivo dispuesto a enfrentarse al gobierno si no le cuadra la política. Lo malo es que apela a la mentira y al engaño para utilizar a las masas más ignorantes. Esto es lo que hacen hoy mediante sus ONGs que van por los caseríos regando mentiras. Lo hacen también los comunistas del SUTEP en las escuelas. Por eso vemos a niños, adolescentes y jóvenes sumados a las marchas antimineras.
Por supuesto que los comunistas de Patria Roja están también regando mentiras en las universidades, y utilizando sus medios, especialmente emisoras de radio para propalar su prédica de odio al sistema, al gobierno, a las empresas, y fomentando la subversión y la protesta. No necesitamos aportar pruebas de todo esto. Están a la vista. Allí está ese patético cura comunista, agitador y antiminero Marco Arana, paseándose por todos los canales para retar al gobierno con la mayor soberbia y desfachatez. Ha dicho en todos lados que Conga no va. Que él es el único que sabe, que tiene años estudiando el tema y que la minería en todo Cajamarca debe desaparecer, que Yanacocha debe retirarse, etc. Esto es lo que predican los comunistas: subversión. Ya los conocen.
Frente a todo esto, el gobierno solo puede responder de una manera. Ya tiene los argumentos técnicos que le dan la razón. Pero ahora tiene que enseñarle a estos subversivos que en el Perú hay un solo gobierno y una sola autoridad que dispone lo que va y lo que no va. De lo contrario, sería lo mismo que renunciar a la presidencia y entregarle el mando a Wilfredo Saavedra. Esperemos que esto no pase. No queremos que el Perú caiga en manos de un triunvirato conformado por Gregorio Santos, Marco Arana y Wilfredo Saavedra. Eso sería el apocalipsis que busca Arana.
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