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Caminos que se bifurcan

Publicado: 2012-06-04

Por: Javier Diez Canseco

La velocidad del deterioro gubernamental, a diez meses de gestión, es impresionante. Los problemas, iniciados cuando Humala impuso ministros conservadores y de derecha, contrarios a los compromisos de la Gran Transformación y la Hoja de Ruta, se agudizaron con las crisis de Apurímac y Cajamarca, y el gabinete Valdés los ahondó.

Hoy el escenario combina varios factores, desde la impericia del liderazgo político hasta la decisión de abandonar su base social y electoral fundamental para someterse al continuismo de políticas económicas y sociales que ofreció cambiar. Desde el ensimismamiento en su propio entorno hasta la seducción de quienes representan los intereses de los grupos de poder e imponen sus políticas. Desde el olvido de los compromisos por la Gran Transformación y las expectativas de cambio generadas en la población que lo votó abrumadoramente como Cusco, hasta la creciente demanda y movilización social que comienza a desbordar la inoperancia estatal. En realidad es un escenario de fractura de la cabeza con sus bases, de las esperanzas con quien debía encarnarlas. Un momento de frustración: expectativas y compromisos que se vuelven a esfumar mientras muertos, heridos, detenidos y estados de emergencia evidencian que no se logra abrir paso al diálogo y al reconocimiento de auténtica ciudadanía de millones de peruanos de a pie que reclaman.

La desconfianza, la irritación y la ira ganan terreno. Terreno fértil para quienes quieren jugar a radicalismos de uno y otro lado, mientras la incredulidad en autoridades y liderazgos vuelve. Un proceso que debió construir una democracia participativa, con mayores y efectivos derechos para las mayorías, con creciente control ciudadano sobre las autoridades y reconocimiento a la diversidad cultural y étnica que nos marca, se va convirtiendo en un proceso de imposición estatal, vertical y autoritario, de políticas carentes de licencia y legitimidad social. Espinar y Cajamarca son dos expresiones de este doloroso proceso, en los que los grandes grupos de poder y sus gremios no dudan en acicatear una acción más dura y confrontacional para cerrar el círculo que aleje al gobierno de los compromisos que atrajeron las esperanzas de las mayorías y someterlo completamente a los eternos dueños del Perú.

El Presidente, en lugar de rectificar, agrede a los representantes del pueblo que reclaman. Los insulta como “busca-votos” y desconoce los informes emanados de instituciones del Estado sobre contaminación ambiental. Avala a un Primer Ministro inepto y confrontacional desaprobado por dos de cada tres peruanos, ordena la detención del Alcalde de Espinar –principal interlocutor válido para encontrar salidas- y permite el maltrato de Valdés al Presidente Regional del Cusco cuando busca instalar una Mesa de Diálogo.

Van 12 muertos en conflictos sociales en este gobierno. Lamentable, inaceptable. Expresión de falta de atención y prevención, incapacidad de diálogo e incumplimiento de compromisos y esperanzas frustradas, que crean terreno propicio para violentistas de uno y otro lado. Para colmo, retoman métodos montesinistas: la “siembra” de “pruebas delictivas” a quienes quieren apresar (absurdos: vehículo de la vicaría de Sicuani tenía balas o el del municipio de Espinar “bombas molotov” en la tolva). Ni qué decir del ridículo argumento de “bombas molotov” para suspender el vuelo de Isaac Humala a Cajamarca.

Ahora Cajamarca está en erupción, mientras en Espinar está cerrada la vía del diálogo, a pesar de 2 muertos y numerosos heridos. El alcalde detenido en Ica como si fuera un delincuente que quisiera huir. Las provocaciones en marcha no darán otro resultado que más sangre.

La crisis política es evidente y la sola imagen de Humala da cuenta de lo abrumado que está y de la inoperancia del gabinete Valdés, cuyo peso muerto carga por pura terquedad o para que culmine un manejo represivo de alto costo.

No es posible ser cómplice ni compartir este manejo que genera gran malestar entre sus votantes y descompone los bloques que lo llevaron a la victoria, mientras apristas, fujimoristas y ppkausas pugnan por subirse al carro. Es hora de afirmar el compromiso con los peruanos y peruanas que anhelan hacer del Perú un país para todos.


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