El filósofo contemporáneo Slavoj Žižek y sus disciplinas
El portal faenasphere.com publicó una columna con la historia del filósofo de Eslovenia Slavoj Žižek. En ésta se explica cuáles son las disciplinas en las que más se mueve.
A continuación el artículo completo:
Slavoj Žižek, rockstar de la filosofía
Pensar, analizar, inventar (me escribió también)
no son actos anómalos,
son la normal respiración de la inteligencia
Borges, “Pierre Menard, autor del Quijote”
En la historia de la filosofía son pocos los personajes que han trascendido el cerrado círculo de los corros intelectuales, para insertarse con éxito en la vida pública, posición que se refuerza además si las opiniones sostenidas van a contracorriente del statu quo y la convención general.
Quizá por eso la figura de Slavoj Žižek (Liubliana, Eslovenia, 1949) destaca tanto en el panorama del pensamiento contemporáneo. Polémico, incómodo, crítico, pero también asequible y cercano a los asuntos más urgentes de la realidad actual, Žižek y su obra difícilmente caben en un solo campo de conocimiento o en un punto específico del espectro político de nuestra época.
El psicoanálisis, la filosofía y la teoría social son las disciplinas en las que mejor se mueve, pero no las únicas que maneja, al igual que frecuentes alusiones a la literatura, la música y el cine, en todos sus registros, sean de la llamada alta cultura o de la cultura popular: Wagner, Hitchcock, autores de ciencia ficción, el éxito cinematográfico más reciente y taquillero, etc.
Esta mezcla aparentemente indiscriminada de contenidos hizo que, cuando Žižek comenzó a ganar fama en el mundo occidental, se le acusara de “banalizar” tan importantes desarrollos teóricos como lo son el psicoanálisis de Lacan, la herencia hegeliana o la tradición marxista, reduciendo su supuesta complejidad conceptual a ejemplos sacados de películas hollywoodenses o de referencias pop inmediatamente reconocibles.
Pero este recurso, uno de los más característicos del pensador esloveno, se inscribe tanto en cierta sensibilidad contemporánea que algunos identifican con la posmodernidad, como con una suerte de ánimo irreverente, iconoclasta, siempre saludable dentro de la filosofía y disciplinas afines, que intenta poner al alcance de cualquiera el conocimiento capaz de detonar la libertad de la conciencia.
Así, Žižek se ha convertido en un rockstar del pensamiento, un intelectual que abarrota auditorios y cosecha aplausos, uno al que se le pide el autógrafo y la fotografía, pero también el artículo de opinión y la entrevista.
¿Para bien de la filosofía? Muy probablemente. Porque de entre los varios elogios que podrían ofrecerse a la obra de Žižek, quizá el más meritorio sea que su contacto no deja indiferente a nadie: se esté a favor o en contra de sus argumentos, en desacuerdo con sus soluciones o de acuerdo con las preguntas que deja sembradas en quienes lo leen y lo escuchan, Žižek contagia con habilidad el impulso de evaluar, argumentar, disentir: nunca dejar de pensar.