Por:  Marco Sifuentes.

Debe ser la foto más compartida en Facebook en estos días. Fue tomada por la agencia France Press. Es una instantánea del entierro de Joselito Vásquez, una de las cinco víctimas en Celendín.

A la izquierda, un policía levanta su garrote y enfila su escudo contra una señora, identificada como la madre de Joselito, que lleva a cuestas el ataúd de su hijo. Entre ellos hay una cinta roja. Encima del ataúd, una bandera verde. Abajo de la imagen, a la derecha, una niñita llora o grita o las dos cosas a la vez.

La revista Dedo Medio publicó la foto preguntándose cómo harían sus lectores para justificar una imagen así. El desafío no era gratuito. Muchas opiniones en las redes respecto a la protesta en Cajamarca cruzan la barrera de la desinformación y son simplemente brutales. Básicamente podrían resumirse en “bien hecho que les metan bala por terrucos”. Raúl Romero justificando los asesinatos de Colina o Jorge “nosotros matamos menos” Trelles son hippies al lado de estos comentaristas.

Por cierto, no todos son espontáneos. En distintos espacios de debate en redes sociales, circula una veintena, y pueden ser muchos más, de perfiles falsos que defienden a Yanacocha con argumentos llenos de violencia y, muchas veces, racismo. Ya es casi una tradición que las agencias digitales ofrezcan paquetes de perfiles falsos a empresas que puedan estar envueltas en una controversia. Y casi todas las mineras invierten sus sobreganancias en este cuestionable control digital de daños cada vez que aflora un conflicto social. Es sintomático que parezcan más preocupadas por su imagen en Facebook que por la que tienen en las zonas de impacto de sus actividades.

Al margen de estas cuentas falsas, en general los argumentos de la gente que, efectivamente, justificó la imagen se podrían resumir en una palabra: limeñocentrismo. “¿Cómo se le ocurre a la gente salir a la calle en pleno Estado de Emergencia?”, casi como pidiendo que contraten una carroza fúnebre. “¿Por qué usan a la madre y la niña como escudos humanos?”, porque se asume que la madre y la niña son animales que no entierran a sus muertos y que son pastoreadas por los dirigentes; además, que la niña debió quedarse a cargo de una nana, evidentemente. “Seguro entonaban cánticos antiConga”. Si hubieran sido cánticos religiosos o proConga, no se justificaba el palo. “Qué hacía esa bandera verde encima del ataúd, están usando a los muertos”. Porque, claro, se asume desde el puro prejuicio que alguien más impuso la bandera antiConga, la familia de Joselito no tiene opinión propia.

Es evidente que, a la cabeza de la protesta de Cajamarca hay tres señores cuyo objetivo final es el 2016. Primicia, chocherita.

¿Ustedes creen que los cajamarquinos no saben eso? Por favor. Los dirigentes usan a la población, sí, pero también viceversa. Hay un objetivo en común. Maximalista o no, desinformados o no, pero todos apuntan a lo mismo. El ninguneo los unió. Después de un mes de paro sin víctimas, la única respuesta del gobierno fue Conga Va aunque no exista ningún acuerdo formal con Yanacocha, solo una carta y unas entrevistas diciendo que, porsiaca, esas dos lagunitas no se salvan. ¿Cómo se llama eso sino desprecio? Ese mismo desprecio limeño que tan bien grafican los comentarios de Facebook.