Mávila Huertas y la ruta indomable del Amazonas
Coincidimos con Mávila Huertas y el equipo de producción de “Amazonas, la ruta indomable” a mediados de abril, en la Biblioteca Amazónica de Iquitos. Estaban en frenético trabajo de investigación y grabación de los más completos detalles que permitieran un acercamiento real, preciso y atractivo de la región más extensa y desconocida del país.
Cuatro meses después, con un intermedio previo en la reserva Pacaya-Samiria (y viaje memorable en hidroavión), nos volvemos a encontrar en Del Barrio Producciones, donde afina los últimos detalles del capítulo de cierre. El raiting le ha sido bastante generoso (el programa ha liderado la sintonía dominical, con picos de hasta 20 puntos en la segunda media hora). Notamos el cansancio, pero también la satisfacción del equipo de edición. Mávila hace una pausa y nos recibe para esta entrevista.
¿Cuánto tiempo se demoraron en grabar el documental?
En general, aproximadamente seis meses, sumando pre- producción, los viajes de investigación y el rodaje. En Brasil, fue de alrededor de una semana, entre Manaos, Belén y la desembocadura del Amazonas.
¿Cuál es tu percepción sobre la Amazonía luego de haber hecho el documental?
El documental es un homenaje, con información valiosa para el conocimiento de una región que históricamente aún se considera desconocida. Lo que más he aprendido, además de toda la documentación que investigué antes de viajar, fue sobre la cosmovisión del hombre amazónico. Creo que tenemos formas muy diferentes de mirar al mundo. A veces parece que el hombre de la costa mira con superioridad, que los recursos que están en la selva son para su explotación, que están ahí solo para eso. El hombre amazónico, espero no equivocarme, tiene una relación de mayor respeto y armonía porque se define como un elemento más de esa creación, no está “por encima de”, para él no hay niveles. Los animales, el bosque y él forman parte de una sola creación.
¿Cómo has visto el tema de la deforestación y el daño ambiental?
Yo iba con una mirada mucho más pesimista en cuanto a la depredación y el daño ambiental. En efecto, como parte de la investigación (no del documental, sino como tema colateral) vimos el tema de la tala ilegal o el efecto nocivo del terrorismo y el narcotráfico en zonas donde el Estado no está presente. Pero, yo pensaba encontrar con mayor destrucción. Me he sorprendido con los esfuerzos, inteligentes y bien conducidos para repoblar algunas zonas con especies que estaban y están en peligro de extinción. El trabajo que hace la gente del Centro de Rescate Amazónico con los manatíes es importantísimo, permitiendo al visitante una interacción que ayuda a eso que decíamos antes, que la naturaleza y el ser humano deberían tener una relación armónica y no de confrontación.
El otro tema es el de la tortuga taricaya. Yo hice un reportaje en los años noventa y en ese entonces estos animalitos estaban desapareciendo. Hoy, a través de planes de monitoreo muy bien armados en la reserva Pacaya-Samiria se ha logrado la recuperación de la especie. También se están haciendo grandes esfuerzos con el paiche. Me comentaba el señor Wenceslao Solsol que este pez ya casi no es encuentra en estado silvestre, sino en piscigranjas, como parte de una idea por recuperarla. Hay instituciones como el Dallas World Aquiarium (con el tema de los manatíes) o Pilpintuwasi (con el caso de las mariposas) que apoyan estos esfuerzos, entre otros. Esto a mí me parece muy valioso.
La producción del documental, me pude dar cuenta, he hecho un trabajo muy riguroso de investigación y verificación de fuentes ¿Puedes contarnos un poco al respecto?
Primero, armamos una línea de los aspectos que queríamos abordar. La línea era el río, y había que ser muy precisos en los detalles. Hicimos una investigación completa, acudiendo directamente a las fuentes. Tuvimos mucho cuidado con las que se encontraban en internet, no era solo sentarse frente a una computadora y sacar datos. Hemos ido a la Sociedad Geográfica de Lima, hemos consultado a la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina. He conversado varias veces y varias horas con algunos expertos como Antonio Brack, Roger Rumrrill, el Padre Joaquín García, que además nos han proporcionado muchos documentos que revisamos minuciosamente. Richard Bodmer, la gente que trabaja en la reserva Pacaya Samiria, la gente del gobierno regional de Loreto; en Brasil, otro tanto, todos han contribuido con data. En fin, la lista es bien amplia.
Hay un aspecto muy importante, que es el del hombre amazónico y su problemática, entre ellos el de los indígenas. ¿Cómo es abordado esto en el documental?
Creo que lo hemos abordando permitiendo que sea nuestro guía, respetando su conocimiento. Algunos de quienes entrevistamos nos dijeron: cuando llegues a algún lado, lo mejor que puedes hacer es preguntar y dejarte guiar. Eso, creo, se ha visto reflejado en el documental. Alguien me decía, además, que el hombre amazónico es el que mejor se adapta a las circunstancias porque ha sido un sobreviviente por naturaleza (incluso antes de la época del caucho). Entonces, de lo que se trata ahora es de incubar un nuevo orgullo, por ser cocama, bora, yagua, un nuevo orgullo por ser amazónico.
¿Crees en verdad que el Amazonas es una ruta indomable?
Creo que sí, sobre todo porque guarda mucha relación con lo que el río es. Cuando investigábamos nos explicaban que como es un río que tiene una pendiente muy baja, precisamente es ancho. Además, es un río caprichoso, se aleja de las ciudades, cuando quiere y como quiere. A veces rompe islas, a veces ayuda a formarlas, en fin. Adicionalmente, tiene esto que ha generado con las inundaciones de este año. La naturaleza en general es indomable. Quise jugar con esa palabra y unirla a la ruta que iba a seguir. Es una forma de aludir a la fuerza y la bravura, pero también a esa fuerza natural que nunca vamos a dominar y ante lo cual debemos rendirnos, contemplarla y admirarla tal como es.
¿Cómo impulsar la construcción de un proyecto de país, una marca Perú a partir de lo que tenemos de promisorio y real en la Amazonía?
Trabajando duro. Es bueno que haya un interés real. Hablé con la viceministra de Turismo y ella me contó de una serie de proyectos que se están ejecutando. Me parece bien importante que se haya abierto el espectro de la marca Perú. Ahora también han incluido el tema amazónico, a partir de las celebraciones (de reconocimiento de la Amazonía como maravilla natural del mundo). Se están haciendo esfuerzos muy valiosos, he podido percibir un compromiso desde el Estado, también desde el gobierno regional. Además, gente como el che Pedro Miguel Schiaffino (quien está investigando olores y sabores que le permitan sumar a esta corriente del boom gastronómico). Cada uno desde su posición debería contribuir.
¿Qué novedades nos trae el documental en el plano técnico y narrativo?
Primero, trabajamos en HD. Hay un salto de calidad muy grande en la imagen (el trabajo de Marco Araujo en cámara ha sido impecable). Se ha trabajado sonido directo, para capturar el ambiente. Se ha creado una banda sonora propia, se ha compuesto música original para el documental. Además, el hecho de haber logrado cubrir toda la ruta es importante, un mérito del equipo de producción, todos peruanos. Hemos trabajado un guion que aporte información, pero que no ahogue a las imágenes, plantear un balance para el conocimiento y el disfrute visual. Hemos estado todos en el equipo bien sintonizados y eso se plasma en los resultados.
¿Te sientes satisfecha con el documental, entonces?
Claro que sí. La sintonía ha sido muy buena, pero antes siquiera de conocer de raitings, estaba muy contenta con lo que habíamos hecho. No es un producto fácil, además no es un producto que le gente tenga costumbre de consumir, porque tiene un ritmo distinto al usual que tiene el televidente. Pero Michelle Alexander (la productora general) es una mujer de riesgos. Creo que ella ha sido un soporte importante para concretar esta aventura.
¿Cuál ha sido la diferencia entre el anterior documental, sobre Machu Picchu, y este?
El trabajo ha sido igual de arduo, muy agotador, pero, claro, he tratado de pulir aspectos como el hecho de que el documental sale con bloques, la pauta comercial. En Machu Picchu trabajamos de corrido, entre otras cosas. Siempre se aprende algo.
¿Qué vamos a ver en el próximo capítulo del documental?
Pensando precisamente en que es el cierre, hemos guardado algunas sorpresas. Están los manatíes de Pacaya Samiria, que son uno de nuestros protagonistas. Pero también están las mariposas. Tuvimos la suerte de captar los precisos instantes en que nacen, frente a nuestras cámaras. Realmente espectacular. Hemos visitado el centro Pilpintuwasi, hemos descubierto cómo los animales se camuflan en diversas circunstancias. Además, vamos a conocer Brasil. Cuando el público vea los mercados de Manaos o Belén encontrará muchas similitudes con Iquitos y va a entender por qué existe un lazo de amistad entre estos pueblos. También la parte histórica, el Teatro de Manaos, los vestigios de la época del caucho y el gran llegada al mar, que es un momento culminante. Viene bueno este capítulo final.
Pd: Un álbum de imágenes de rodaje y producción del documental en el FB de Diario de IQT