#ElPerúQueQueremos

¿PARA QUÉ SIRVE LA SEMIÓTICA?

Publicado: 2012-09-29

        En innumerables clases donde he tenido que explicar la ciencia de los signos, casi siempre han surgido las mismas preguntas:  profesor ¿para qué sirve la semiótica? ¿Qué es lo que postula? ¿Por qué es tan importante un signo? En primer término es normal pensar que la semiótica no tiene ninguna aplicación práctica, sin embargo,  gracias al signo y a que el hombre es, a fin de cuentas, un ser simbólico, es que existe la ciencia, el conocimiento, el pensamiento abstracto y la civilización como tal.

 

En el principio…

        Se considera padre de la semiótica  al filósofo y científico estadounidense Charles Peirce, quien a mediados del siglo XIX  propuso  una teoría del signo a partir de la pragmática. Para él los signos se clasificaban en símbolos, íconos e índices.

        Un ícono es aquel signo que se asemeja a lo que representa, se parece. Una fotografía es un ícono, o un pequeño dibujo de un árbol -incluso rudimentario- es, en alguna medida, un ícono.

        Un símbolo se encuentra en el lado opuesto, es decir no se parece, representa su significado por convención o costumbre, una palabra es el ejemplo típico: La palabra árbol, no se parece al árbol y sin embargo lo representa.

        El índice tiene una relación existencial con lo que representa. Significa, no por su semejanza o convención (aunque igual necesita un grado de convención para poder ser entendido)  sino por  la experiencia con la realidad, hemos aprendido a relacionar el signo con  el objeto representado. Si veo una ambulancia frente a una casa, es un índice que debe haber alguien enfermo dentro de ella. Resumiendo: los índices son los signos de la realidad.

        Hay que tener en cuenta que estás categorías no están necesariamente separadas, pueden coexistir en un mismo significante:  La bandera de mi país es un símbolo que lo representa (no se parece al país) puede ser un ícono si su color rojo representa  la sangre derramada por sus héroes (se parece), y a la vez puede funcionar como índice si lo ponemos en la realidad: Puesto en el frontis de una casa puede indicar (índice) que es una embajada o una casa donde habitan personas perteneciente al país que la bandera representa.

        Posteriormente, a comienzos del siglo XX, El padre de la lingüística, el suizo Ferdinand Saussure,  trato de crear una teoría de los signos. A él le interesaban principalmente los símbolos y el complejo procedimiento por el cual atribuimos un significado a un significante.

        Saussure y Peirce  vieron el problema desde ángulos diferentes, sin  embargo estuvieron de acuerdo en la enorme importancia de clasificar los signos, entender su funcionamiento y  crear una nueva terminología para explicar los nuevos fenómenos o descubrimientos de esta nueva ciencia. La comprensión de estos fenómenos y procesos, permitirían comprender a su vez el proceso del conocimiento humano, los niveles de abstracción a los cuales accede nuestro intelecto (fundamental en el pensamiento científico) e incluso ir más allá en lo que  los fundamentos del lenguaje y la comprensión del conocimiento  podrían alcanzar.

 

Los conceptos fundamentales…

        Uno de los principales problemas del estudio de la semiótica, es que no existían palabras para hablar de una teoría de las palabras o de los signos. Por ello  diversos semiólogos han creado a los largo de los años un metalenguaje (un lenguaje que habla sobre el lenguaje) y la creación masiva de términos en algunos casos es la principal causa de desvío y confusión. El glosario más básico para empezar a explicar la teoría de los signos  estaría -creo- compuesto de ocho  palabras: 

Significado. Es la idea asociada a un signo, su concepto;

Significante. Es la parte física del signo, la que puede ser percibida a través de nuestros sentidos. Cuando vemos u oímos un significante, ese signo tiene sentido sólo si lo asociamos mentalmente a una idea (significado).

Significación. Es el proceso por el cual le atribuimos un significado a un significante. Todos realizamos ese proceso cuando entendemos un signo.

Convención. Es el hábito, la costumbre que permite que asociemos rápidamente un significado a un significante. El hábito hace que cuando vemos una señal de tránsito, automáticamente sepamos su significado. Se dice que hay más convención cuando el significante se asemeja menos a lo que representa, como en el caso de los símbolos. Sin embargo sin convención, ningún signo puede entenderse, incluso es necesaria en alguna medida en los íconos e índices.

Motivación y coacción. Describen hasta que punto el significado se relaciona con el significante. La motivación es el parecido o semejanza que le da iconicidad a un signo. Una fotografía está más motivada que un dibujo porque la realidad le ha dado más motivos a para ser como es. La coacción va de la mano con la motivación y se refiere a que tanto la realidad (o significado) a coaccionado la forma del signo (significante). En resumen a más coacción el resultado será mayor motivación. Y a mayor motivación quiere decir que el signo ha sido elaborado con mucha coacción.

Paradigma. En semiótica se llama así a un conjunto de signos de los cuales se va a seleccionar aquellos que vamos a usar para transmitir un mensaje. El abecedario es un paradigma cuando construimos una palabra y todo el léxico de un idioma puede ser el paradigma de cuando escribimos una frase o un texto. Cuando elaboramos un escudo nacional –por ejemplo- seleccionamos de diversos paradigmas: colores, animales, objetos, etc.  Aquellas unidades paradigmáticas  que nos van a permitir construir el signo final.

Sintagma. Llamamos así a la organización interna de un signo, es decir su orden, la combinación de sus unidades paradigmáticas. Si cambiamos el orden de un escudo, sus unidades paradigmáticas ya no significan lo mismo. En una palabra las letras son unidades paradigmáticas y el orden de las letras sería el sintagma.

Código. Se llama así a un conjunto de signos organizados y sistematizados para su uso.

        Aprender y entender los conceptos básicos nos permite entrar a un mundo de abstracciones en relación al lenguaje. Independientemente que este mundo sea atractivo para nosotros o no, nuestro cerebro se fortalece y desarrolla a partir de estos procesos de comprensión y abstracción.

 

Buscándole sentido…

        El primer objetivo claro de la semiótica es entender la realidad. Nuestro cerebro ha creado a través de milenios un intrincado sistema cultural de signos y significados, que se han vuelto tan cotidianos que se usan automáticamente sin percatarse de ello. Regresar a la fuente, mirar hacia adentro, estudiarse  a sí misma, es una de las primeras razones del estudio semiótico.

        Diversos autores como Barthes, Peninou, Eco entre otros, han encontrado aplicaciones analíticas en la semiótica que les permiten entender mejor los mensajes que se someten a estudio. Ser convierte así –la semiótica- en un método de análisis científico de los mensajes, de los textos y de la comunicación misma; y contrariamente a lo que creen algunos estudiosos del tema, a partir de entender todas las posibilidades de significación de un  mensaje, se puede proponer nuevas formas de mensajes más claros, persuasivos o  en último término, efectivos (Esto viene  trabajándose desde hace mucho en relación a la publicidad y a los mensajes masivos).

        Un tercer uso de la elucubración semiótica es el ejercicio. Su práctica permite que la capacidad de pensar de forma compleja, no sólo se desarrolle sino que se vuelva hábito y fin. Esto, obviamente colabora con el pensamiento científico.  La semiótica limita con la filosofía  en general y  con la epistemología en particular.

        Por último no estaríamos obligados a buscarle una utilidad práctica. La ciencia busca el conocimiento, ampliar las fronteras del saber. Es la tecnología la que busca aplicar los descubrimientos científicos en los asuntos cotidianos, en la solución de problemas o el logro de objetivos. En eso aspecto la semiótica sería una ciencia.

        Un profesional universitario aprende durante toda su carrera a reconocer los signos y códigos de su especialidad, son esos signos o códigos los que nos permiten apropiarnos de la realidad. La realidad es entonces inaprehensible, ya que solo conocemos nuestra interpretación de la realidad y no la realidad misma. Solo los signos (principalmente las palabras) nos permiten apropiarnos de la realidad al nombrarla, al explicarla, al inferir leyes sobre ella. Sin los signos, seguiríamos desnudos en los árboles o escondidos en cavernas.

        ¿Podrías encontrar un uso de la semiótica en tu propio campo profesional o laboral?


Escrito por

Tomás Carlos Barriga

Comunicador social, docente universitario, poeta en un mundo sin poesía y escritor desolado.


Publicado en

Las Crónicas de Uqbar

Otro sitio más de Lamula.pe