¿Y para cuándo el segundo?
Adriana Leon*
Es tal vez la pregunta que más me han hecho en los últimos tiempos. “Ya deberías animarte por la parejita”; “De una vez ahora, antes que te vaya a dar más flojera”; “Es un horror dejarlo solo a tu hijo, no le hagas eso por favor”. Y así, la insistencia de la gente que quiero y también de la que no me acosa a diario por haber decidido no tener un segundo hijo. Al menos no por ahora.
Después de parir y tener a mi Cano, mi esposo y yo decidimos no tener otro hijo más. Y no por algo en particular. Simplemente porque somos personas bastante independientes, que amamos lo que hacemos, que nuestro tiempo para nuestras cosas es muy preciado y, claramente, un hijo te arrancha de pronto todo eso que antes tenías y disfrutabas a cabalidad.
A pesar de que TODO EL MUNDO me dice que con el segundo es más fácil, que los miedos son un poco menores, que el segundo siempre es más “tranqui” que el primero, la verdad es que igual hay que pasar por toda una historia que al menos yo, en este momento, no deseo en lo absoluto.
Yo a Cano lo quise mucho y tal vez por eso hice y hago todo lo necesario para hacer de él un hombre de bien y sobre todo una persona feliz. Parí natural y sin epidural, llevé un embarazo sanísimo, me cuidé mucho en la lactancia, le di teta hasta más de los dos años, no tuve nana sino que lo criamos entre mi esposo y yo. Y todo esto porque lo deseamos mucho. ¿Qué pasaría si porque la sociedad lo dice tuviera otro hijo? Creo que sería terrible porque conociéndome haría todo igual pero con la enorme diferencia de que esta vez no lo haría con ganas.
No sé si esto suena muy fuerte pero igual lo voy a escribir: muchas veces pierdo la paciencia con Cano y pienso cosas feas, abandonar el hogar, me provoca darle una cachetada, no lo soporto cuando está engreído, me desborda la paciencia y me pongo a su nivel, la cago mal como madre. ¿Se imaginan todo esto con hijo no deseado?
¿Esto me hace más egoísta? ¿Una peor madre? ¿Una marciana? No lo sé. Pero reflexionando sobre la insistencia social respecto a este tema he llegado a la conclusión de que muchas tienen un segundo hijo “porque así tiene que ser, porque lo otro no es normal”. Qué loco me parece ese razonamiento. Y qué agobiante puede ser decidir ser un poquito diferente en nuestra sociedad. Entonces pienso en la gente gay que ahora pelea por tener hijos y la sociedad lo rechaza porque no es “normal”. Pienso en las mujeres que deciden no tener hijos y la terrible presión social porque eso no es “normal”. Pienso en todos los que decidieron no ser “normales” y aplaudo su valentía para hacerle frente a la estúpida presión social. Y entonces me siento un poco mejor, porque hay otros y otras como yo.
*Mamacita invitada. Soy periodista, dirijo el área de prensa del IPYS y soy estriger para Los Angeles Times. Hace dos años y medio me convertí en madre. Pensé que no la hacía pero me equivoqué. Amo a Nicolás y al pequeño Cano, somos un trío feliz.