Consejos del comunicador de Yanacocha
Sandro Venturo, contratado para lavar la imagen de la cuestionada empresa minera Yanacocha, opinó en una entrevista a La República, sobre la gestión de Susana Villarán con afirmaciones preocupantes para quienes trabajamos y creemos en un país distinto, con una clase política diferente.
En esta entrevista menosprecia la honradez y la orientación ética de la gestión municipal actual, valorando en contraposición un supuesto "legado de Castañeda".
Este legado es cuanto menos cuestionable. Una de sus marcas más profundas, que el señor Venturo deja de lado, es el millonario caso de Corrupción COMUNICORE, por el que Castañeda y sus principales colaboradores están siendo investigados por la justicia. Legado que el señor Venturo nos recomienda estratégicamente no cuestionar, porque así nos ira mejor.
Esta oda al legado de Castañeda y el subestimar la honradez en la política se enmarca en esa terrible y cotidiana afirmación "robó pero hizo", frase que permite la reproducción de un sistema corrupto e impune. No muy lejos de esta manera “pragmática” y poco ética de entender (y hacer entender) la política escuchamos estos días "hizo más cosas buenas que malas", refiriéndose a que crímenes de lesa humanidad y un monumental aparato de corrupción, pesarían menos que las supuestas bondades del régimen fujimorista, para justificar el ilegal indulto. Tema sobre el cual el señor Venturo también recomienda mejor no opinar.
Siguendo esta línea argumentativa, el Sr. Venturo sostiene que no es suficiente con “ser buena gente” para ser alcalde. Me hace recordar la frase “para cojudos los bomberos”, tristemente insertada en el imaginario nacional, que refleja la ínfima valoración que tenemos por quienes, por "buena gente" y sin esperar un beneficio personal, se dedican a salvarnos la vida. Este esquema de valoración llevado a la política nos invita a pensar que los corruptos, que pertenecen a “los vivos” y no a los “cojudos”, que hacen uso privativo de los recursos públicos, mientras hacen obras, son mejores que los buena gente honestos, que llegan a ser ingenuos porque quieren cambiar la forma de hacer política.
También argumenta Venturo que la izquierda le dice a la gente "qué es lo mejor para ellos", en lugar de escucharlos y dialogar. Parece ser que olvida para quien trabaja: la empresa que no escucha al 75% de los Cajamarquinos que están en contra de un nuevo proyecto de Yanacocha, a pesar de la millonaria campaña de comunicación de la empresa que el señor Venturo ayudó a idear. Seguro dirá que eso pasa porque la izquierda se dedicó a decirle a los cajamarquinos "qué era lo mejor para ellos".
Entristece comprobar que un sociólogo que pudo trascender, no sólo se dedica a lavarle la cara a Yanacocha, sino que usa argumentos de un sentido común, que reproduce el pragmatismo conservador de la política peruana, para analizar la gestión de Susana Villarán.
A lo largo de la historia, los cambios que han ampliado derechos y ciudadanía, se hicieron rompiendo este tipo de sentidos comunes de la política. Por ejemplo, las mujeres hoy no podrían votar ni tendrían cargos públicos si no hubieran peleado contra estos sentidos comunes.
El mundo avanza cuando nos atrevemos a cuestionar lo que recomienda el sentido común conservador.