El Parque del Migrante / Defender la ciudad
Defender la ciudad de algunos de los empresarios de La Parada. De los que tienen ánimo de venganza y vocación por la apropiación ilícita. Defenderla de los mandamases del billete, de los individualistas y su falta de perspectiva.
Defender la ciudad de los propios vecinos, convencerlos que el deterioro no es una condena a cadena perpetua, que otro hábitat es posible. Defenderla de la falta de amor y de los miedos que esta ausencia genera. De la falta de apertura al bienestar, del atrincheramiento de las malas costumbres.
Defender la ciudad del amurallamiento de los viciosos y los delincuentes. De la complacencia hacia los territorios liberados. De la inacción histórica de la policía y los alcaldes.
Defender la ciudad aún de los arquitectos si es que los arquitectos prefieren el cemento. Mirar Lima desde el aire. Ser consecuente con lo que se ve y las necesidades que una fotografía expresa. Dejar de tenerle miedo al espacio abierto. Aspirar a que un lugar se llene de armonía, de risas y de manifestaciones culturales.
Defender el Parque del Migrante de la energía mundana de Gamarra para poder enriquecer el espíritu del empresario. Defender el espacio del billete que ya se comió al Parque Cánepa. Poner en el centro del parque a la mujer trabajadora, darle un espacio para que se recree antes y después del trabajo. Regalarle un espacio donde tomar sus alimentos, reírse y darle un descanso al cuerpo y la labor. Convencer al empresario de darle una hora de descanso.
Defender y consolidar el Parque del Migrante como zona de recreación de 200 mil compradores diarios. Brindarle el parque a las nuevas vianderas del Cerro San Cosme. Armar una "Carpa del Progreso" para capacitar a cientos de miles de empresarios y vendedores.
Pero por sobre todas las cosas: honrar la historia y comprender que hay un pueblo al que le urge ser representado por sus artistas. Sí, un parque del migrante. En homenaje a todo aquel que llegó a Lima en pos de un sueño. A aquel niño que comenzó su vida nuevamente en una ciudad desconocida, ciudad, que tiempo después solo le dio – y de mala gana - un trozo de arena y un espacio para su carretilla.
La Parada debe convertirse en un parque. El Parque del Migrante: un festejo del sueño ya logrado. Un parque donde conste en actas que la ciudad de Lima agradece a todo el que vino de provincia a transformarla. Porque de esa manera se limpiará la discriminación y el dolor, la humillación y la vergüenza.
Un festejo a la transformación del arenal, a los hombros y manos que cargaron los miles baldes y bidones de agua. A la emoción de pasar de la estera al cuarto con ladrillos. A la casita, a las primeras ventanas y puertas. A la llegada de la luz, del agua y del desagüe. A los segundos y terceros pisos.
Un parque que reconozca y que aplauda a los migrantes al pie de Gamarra y sus galerías y al pie del Cerro San Cosme.
Twitter: @elinfantejuan
Publicado en Diario16 el sábado 24 de noviembre del 2012.