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Osmar Gonzales: La juventud judía vanguardista y La Antorcha

Publicado: 2013-01-02

(Librosperuanos.com/Diciembre 2012)

Luego de la muerte de Mariátegui, en 1930, la guerra civil entre el ejército y el APRA, en 1932, la matanza de Malpaso con el práctico aniquilamiento del PC, y los exilios, el Perú sufrió una década de gobiernos fascistas, primero con Luis M. Sánchez Cerro y, luego de asesinado este, con Óscar R. Benavides. Los años treinta fueron de persecución, ejecuciones y deportaciones. Como lo han demostrado Leon Trahtemberg y Hugo Coya, Benavides no solo mantuvo lazos con la Italia de Mussolini, sino también ejerció una política cercana o amiga a la de Hitler. Recordemos que hacia 1933 alemanes de origen judío tomaron nota que debían refugiarse en otros países ante el peligro que corrían sus vidas, cuando en la noche del 10 de mayo de ese año, en Berlín, se formó una enorme montaña de libros para ser quemados en la plaza pública porque, así lo justificaba el gobierno nazi, “subvertían el pensamiento alemán”. Obras de autores de la talla de Thomas Mann, Stefan Zweig, Eric Maria Remarque, Albert Einstein, Sigmund Freud y otros, fueron reducidas a cenizas. Las peores dictaduras políticas comienzan con el asesinato cultural.1

Un papel infame en el Perú lo cumplió el Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Concha, quien negó la inmigración de judíos que buscaban salvar sus vidas refugiándose en nuestro país. En la circular del 9 de setiembre de 1938 el gobierno de Benavides (quien mantenía comunicación con el canciller alemán a través del inaugurado servicio telegráfico) instruía a los cónsules peruanos para que se negaran las visas a los judíos que desesperadamente buscaban escapar de la matanza nazi:

En consecuencia, cumplo instrucciones del señor Ministro del Ramo al manifestarle que debe usted negar la visación de pasaportes, aunque fuera para clase de turistas, agentes viajeros u otros a los individuos de cualquier nacionalidad cuyo origen judío se reconozca por ese consulado en razón de los nombres que lleven, de las señales étnicas que ostenten o de cualquiera información verídica que pudiera haber llegado a su conocimiento. Desde este momento, pues, los consulados de la República en el extranjero deben considerar prohibida sin excepciones de ningún género la inmigración judía al Perú.2

Coya amplía la información señalando que un grupo de judíos residentes en el Perú se dirigió a Benavides para agradecer por su apoyo a los judíos perseguidos y para solicitarle que permitiera el ingreso de 1000 familias judío-alemanas.3 No sabían la verdadera política pro-nazi del autócrata. El mismo Coya señala que Benavides modificó varias leyes precisamente para impedir la inmigración hacia el Perú. Así, volvió más rígida la Ley de Nacionalización de Extranjeros, exigiendo que solo podrían obtener la ciudadanía peruana si demostraban saber leer y escribir en castellano; amplió el requisito de años de residencia de dos a cuatro para que los extranjeros nacionalizados pudieran gozar de beneficios sociales y educación.4

El siguiente gobierno, el de Manuel Prado y Ugarteche, inaugurado el 8 de diciembre de 1939, no traería mejoras para los extranjeros que quisieran ingresar al Perú. Por el contrario, las políticas de Benavides “solo se radicalizarían”. Esto se hizo evidente cuando el Congreso Judío Mundial solicitó al gobierno peruano, como lo había hecho a otros gobiernos, que aceptara el ingreso al país de 200 niños judíos huérfanos de 4 a 10 años de edad, quienes serían mantenidos y educados por cuenta de cien familias de judíos residentes en el Perú. El canciller de entonces, Alfredo Solf y Muro, se reunió con el director de la Colectividad Israelita del Perú, Max Heller, y le contestó que esos niños “mañana serán hombres y tendremos otros cien judíos en el Perú. Lo siento, pero no puedo darle el salvoconducto que solicitas”. Esos niños, que no recibieron una mano generosa del gobierno peruano fueron enviados a Auschwitz donde murieron en las cámaras de gas.5

En el Perú crecía un ambiente de intolerancia anti-semita. En 1939, el diputado por Lucanas, Manuel Calle Escajadillo (que curiosamente asistió al Congreso Indigenista Interamericano en Pátzcuaro, México, en 1940) presentó un proyecto —felizmente sin éxito— para censar a los judíos residentes en nuestro país para así poder actuar en contra de los abusos que supuestamente cometían los comerciantes judíos especulando y ocasionando que suban los precios de los alimentos de primera necesidad; luego, el 31 de julio de 1943, hubo un intento de saqueo de comercios de judíos por peruanos nazistas. El gobierno de Prado y Ugarteche continuó la política xenófoba de su antecesor.5

Debido al contexto referido escuetamente, el triunfo electoral de José Luis Bustamante y Rivero, en 1945, con apoyo del APRA y del PC, significó un respiro y la esperanza de que las cosas mejorarían para los judíos residentes en el Perú. En el plano internacional, la Alemania nazi había sido derrotada definitivamente, al igual que la Italia fascista de Mussolini. Las fuerzas aliadas apoyan la democracia y en el terreno nacional ello significaba la legalización de fuerzas políticas antes desterradas por ser consideradas “internacionalistas”, es decir, el aprismo y el comunismo.

En este nuevo ambiente, más promisorio, jóvenes judíos, hijos de los migrantes que se establecieron en el Perú a inicios del siglo XX —y que gracias al esfuerzo familiar ya habían podido acceder a mejores condiciones de vida y más altos niveles de estudio—, se reúnen para dar vida a la Juventud Judía Vanguardista (JJV), fundada el 15 de junio de 1945, un mes antes de que Bustamante y Rivero asumiera el gobierno (28 de julio). La JJV realizaba actividades culturales y propiciaba el debate de ideas, lo que se traducía en su publicación La Antorcha.

Los miembros de la JJV, al lado de sus mayores, estimulados por estos, ya habían dado muestras de apoyo y compromiso con los judíos de Europa en pleno desarrollo de la Segunda Guerra. Junto con otros colegas y dirigidos por sus padres, hicieron colecta de diferentes cosas y reunían hasta platinas de chocolate para enviarlos a la resistencia soviética contra la invasión alemana, ocurrida en junio de 1941. Uno de esos integrantes que tuvo un papel destacado fue Moisés Burstein, quien, precisamente por su labor de organización en el apoyo a los judíos europeos perseguidos por el fascismo, recibió un telegrama del científico judío-alemán Albert Einstein, en el que le agradecía por su generoso desempeño. Lamentablemente, este documento fue quemado ante el peligro de la represión odriista desde 1948.

El hijo varón de Moisés Burstein, Zuño Burstein Alva, rememora esos años con cariño, y él, al igual que su hermana, Sonia, compartieron conmigo recuerdos e información que me han servido para aquilatar mejor sus actividades, ideas y proyectos. Zuño, que es ahora un respetado médico (al igual que su hermana Sonia, patóloga laureada), nació en 1930 en Chiclayo, y vino a Lima en 1939, en donde ingresó al Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, en donde concluyó sus estudios.6 A mediados de los años cuarenta ingresa a la Universidad de San Marcos, en donde participó de un grupo de estudios con, entre otros, Pablo Macera y Carlos Araníbar (historiadores), y en donde también estudiaría con y conocería a Javier Mariátegui Chiappe,7 futuro psiquiatra sumamente reputado e hijo del Amauta.8 Es probable que su amistad también sirviera para acercarlo a los textos del autor de 7 ensayos.9 La Antorcha empezó a circular en 1945, es decir, cuando Zuño tenía apenas 15 años, siendo seguramente uno de los más jóvenes del grupo. Para entonces, Zuño vivía en la calle Pachacútec, en Jesús María, desde donde iba a las reuniones de la JJV en la Av. Brasil 1202, montando bicicleta.10

La Antorcha y la defensa de la colectividad judía

Los integrantes

La JJV tuvo como decisivos impulsores a los padres de los jóvenes integrantes a quienes animaban en sus actividades. Entre los mayores se pueden mencionar, además de Moisés Burstein, a José Feldman, Manuel, Pola y Moisés Eidelman, Ida Rottman, José Lerner, Boris Dunayevich, Isaias Kuperstein, Yasha Woloshin, Aaron Kristal, Moisés Helfgott,11 Isaac y Dora Helfgott y el esposo de esta, Felipe Reinstein, Edelman —padre de David—, e IchkiWallach.

Entre los jóvenes se puede mencionar a Jacobo Lerner, Zuño, Sonia y Maña Burstein, Bertha y MishaWaimberg, Dorita Lerner, Otto Rottman, Maña Donetz, Etica Rapaport, Samuel Coltun, Dunayevich David Kristal, Luis Fraifeld, Abrasha Malamud, Isaías Kuperstein. Además, estaban los más jóvenes, como los hermanos Woloshin: Ofelia (actriz, quien luego se casaría con Rafael Rabinovich), Rosa (poeta) y Gregorio,12 Jean Rottman, David Edelman,13 Elias Kuperstein, Misha Wainberg (hermano de Bertha, quien después se casaría con Isaac Cotler), entre varios más como veremos en las próximas páginas.

Esta publicación —La Antorcha— representa el momento post-bélico, el del asentamiento del Estado judío, de la esperanza en la Unión Soviética y su atención al tema judío, pero también de discusión con la derecha judía y de sobrevivencia en los años de la dictadura de Odría.

La Antorcha inició con una edición austera, a mimeógrafo, de pocas páginas, cuyo valor inicial por ejemplar era S/. 0.20; luego tiene aumentos y bajas: S/. 0.50, S/. 0.30, S/. 0.60, regresa a S/. 0.20. En gran parte, la publicación se sostenía gracias a las suscripciones que lograba atraer. Su tamaño inicial era de 32 x 22 cm., aunque posteriormente, cuando variara su calidad, pues luego sería impresa, ampliaría su tamaño (34 x 25 cm.).

Antes de realizar el análisis de su contenido hay que mencionar que salieron 34 números entre el 15 de octubre de 1945 hasta el 1 de abril de 1948; es decir, durante el gobierno del Frente Democrático Nacional (FDN), de Bustamante y Rivero. La Antorcha solo era una de las actividades que realizaba la JJV, pues, además, sus integrantes se reunían —en la Av. Brasil 1202, Pueblo Libre— para comentar libros, oír música, enseñar yidish, organizar veladas literarias, dar forma a su biblioteca, realizar actividades culturales, y todo se sumaba a las charlas y discusiones sobre la política nacional e internacional. Como rememora Zuño Burstein, era un movimiento de formación ideológica y política, pero no militante del PC. Pero cuando el gobierno del FDN terminó abruptamente con el golpe del 29 de octubre de 1948, dirigido por el general Manuel A. Odría, los integrantes de la JJV entendieron que se aproximaba una nueva etapa represiva en la vida política peruana. Apresuradamente, reunieron todos sus documentos y publicaciones, y Zuño Burstein junto a David Kristal se dirigieron al malecón, al final de la Av. Brasil, en Magdalena, e incineraron todo, para que no quedara ningún vestigio que justificara la represión del gobierno. Parecía que había desaparecido todo rastro de la JJV, sin embargo, felizmente, en la Biblioteca Nacional se conservan, 31 de los 34 números publicados, y son los que me permiten analizar las ideas y objetivos que animaron a los integrantes de la JJV. 14

El contenido

El primer número de La Antorcha salió con fecha del 15 de octubre de 1945, publicado por la Secretaría de Prensa y Propaganda de la JJV. Llevaba como subtítulo “Boletín crítico e Informativo de la Juventud Judía Vanguardista”. No figuraban responsables de la edición ni tenía índice. Su propósito explícito era “ser un genuino órgano de expresión de nuestra generación joven”, en libertad, sin atarse a dogmas ni a ideas vigentes y, según sus estatutos, proseguir “un camino de educación, completa, judía y democrática a nuestra juventud”, se proponía también “luchar por la defensa de los legítimos intereses de los judíos del Perú”. Se autodefine como un movimiento independiente de cualquier partido político, pero teniendo en el horizonte los grandes problemas del pueblo judío “siempre con criterio independiente, sin adherirse formalmente a ningún partido, a ninguna agrupación, con plena libertad de acción, de opinar, criticar y apoyar “lo que parezca adecuado”. Finalmente, saluda “a la juventud democrática peruana no judía a cuyo lado y hombro a hombro, esperamos colaborar para el afianzamiento definitivo de la democracia en el Perú y hacer así de estas tierras un sitio de paz, de justicia y de felicidad para todos los que ahora o mañana vivamos en su suelo”. Hay un espíritu similar al que animó aRepertorio Hebreo en cuanto a la defensa de los intereses del pueblo judío, su propósito en cuanto a contribuir al debate de ideas, su amplitud para convocar a los no judíos, y su identificación con la izquierda.

Las páginas de La Antorcha contienen numerosos artículos que informan sobre la realidad de los judíos en diferentes partes del mundo, algunos artículos eran de los propios miembros de la JJV, otros eran colaboraciones externas y también reproducciones de crónicas publicadas en diferentes países. En ese sentido, la editorial del segundo número (1 de noviembre de 1945), es una invocación de toda la colectividad judía para enfrentar los peligros que representa el nazi-fascismo, que pretende levantar cabeza nuevamente. En el plano nacional, la JJV invoca a las distintas agrupaciones judías como la Unión Israelita, la Organización Sionista, la Betar, la Asociación de Jóvenes Israelitas del Perú (AJI) para postergar sus discrepancias en beneficio de la colectividad, y aprovecha para recordar que es falsa la acusación de comunistas, lo que constituye “una equivocada conducta reaccionaria que es urgente que desaparezca para dar paso a esta vital tendencia unitaria que debe ser el principal baluarte contra los peligros que se vienen y la principal arma para el progreso general”.

El tercer número de La Antorcha salió el 15 de noviembre de 1945 e inicia con un urgente llamado de atención sobre los judíos en el mundo después de concluida la Guerra Mundial, en donde parece que las potencias que reestructuran “el mundo de mañana” han olvidado el sacrificio de los judíos. La situación en que estos han quedado, de miseria, no puede ser mirada con indiferencia y se hace impostergable la ayuda material, “se trata de un objetivo nacional”. En segundo lugar, reclaman la solución del problema de Palestina, “la posesión de esta minúscula tierra es apremiante en grado superlativo”. En tercer lugar, advierten sobre la corriente antisemita en América Latina, y que fascismo es igual a antisemitismo y viceversa, enfatizan. Reafirman que han escogido a nuestros países como su patria definitiva: “La cooperación con los sectores democráticos en la lucha contra el antisemitismo, es un deber para con nuestras nuevas patrias, al mismo tiempo que es el más eficaz medio de combate”.

La preocupación por la situación de los judíos en Europa continúa en el cuarto número (1 de diciembre de 1945), y por ello reciben con “frialdad” la noticia de la constitución del Comité de Agenda Pro-Besarabia15 porque se trata de una ayuda localizada, cuando la preocupación debe ser total y unitaria. En otro aspecto de la editorial acusan al presidente argentino, Juan Domingo Perón, de “representante indiscutido del nazi-fascismo en América”. “La colectividad judía de Argentina se halla enteramente respaldando a las fuerzas antiperonistas. Desde Lima les enviamos nuestra simpatía y apoyo moral y en especial a su juventud guía de lo que debe ser en estos momentos la línea de una juventud judía”.

El número doble 6-7 (15 de enero de 1946) tiene índice en el que se observa preocupación por la situación de los judíos en Polonia. Pero, además, se presentan informes de la propia JJV, que ya cumplía seis meses de actividades. También, hay poesías de Jacha Napadensky, un artículo sobre el antisemitismo de Jacobo Jabiles, la música en Rusia de Jean Rottmann, una evocación de Henry Barbusse de L.R. Carrera, y observaciones a la conferencia de I. Batuschansky de Moisés Helfgott, entre otros temas. En la parte inferior del índice se informa que los artículos son publicados en yidish y castellano.

El número 12 (1 de abril de 1946) trae algunas novedades. En primer lugar, se deja el mimeógrafo por el “impreso como un verdadero periódico”. Pero, más importante aun, ya se consigna director (Jean Rottmann) y redactores (Isaac Cotler y David Kristal).16 Su editorial es una especie de alto en el camino para evaluar lo realizado y su conclusión es positiva, pues señalan: “Al elevarse el nivel cultural e intelectual de nuestra juventud, por medio de varios periódicos juveniles, nos atribuimos el mérito de haber sido los pionners, y causa objetiva al mismo tiempo”. Además que se comprometen a insistir en la necesidad de construir la “Unidad Nacional” de todos los judíos.

El número doble 13-14 (1 de mayo de 1946) anuncia que las actividades de la JJV se desarrollarán en su local definitivo, el ya mencionado en Av. Brasil 1202, Pueblo Libre. En la editorial rinden homenaje al levantamiento de los judíos del guetto de Varsovia resaltando su heroísmo épico.

El 15 de mayo de 1946 apareció el número 15 de La Antorcha y en su editorial advierten que un brote de fascismo se ha apoderado de la mentalidad de algunos judíos que no entienden que la dignidad nacional está en función de la libertad individual. Con esta posición, La Antorcha se coloca decididamente en contra del sionismo y del sectarismo, agrupaciones que tienen como principal vocero en el Perú al grupo Betar; están francamente en contra de entender que actos terroristas sean parte de la lucha política de los judíos: “estamos aprendiendo las primeras lecciones de política, es verdad, pero las aprendemos bien, sin dejarnos influenciar por la oratoria barata, hueca y estridente de corifeos sionistas ‘infalibles’ locales o de otros no menos ‘infalibles’ que nos visiten del exterior”.

El número 16 (1 de junio de 1946) trae un artículo-editorial muy importante en el que se releva el papel de la cultura judía y su colectividad nacional. Se afirma que los judíos están unidos por algo más que la religión, y es lo que se debe llamar “cultura judía”: “el respaldo bajo el cual se mantiene el pueblo es su cultura, es un legado, y su divisa; un pueblo vale lo que vale su cultura, nada más”.

En “Un Juicio Literario” (de Francisco Marcone y Luis Guzmán) nos enteramos cómo funcionaba parte de sus actividades culturales. El Juicio Literario consistía en poner a discusión, a la manera de acusación, una obra determinada. La reunión del miércoles 22 de mayo fue para enjuiciar Los ojos del hermano eterno, de Stefan Zweig.17 La velada empezó a las 9:30 de la noche. Quien saludó y explicó el sentido de este tipo de actividad fue el presidente interino, J. Napadensky. Luego, Goyo Woloshin, secretario de actividades culturales, que actuaba como presidente del tribunal, resumió el contenido del libro y abrió la sesión. Seguidamente, Berta Wainberg, la fiscal, se encargó de acusar los puntos críticos de la obra. Quien actuó como abogado defensor fue Otto Rottman (quien moriría muy joven producto de hepatitis), rescatando las virtudes del argumento. Luis Fraifeld continuó con la acusación. Lerner rebatió por parte de la defensa y David Kristal, como testigo, leyó un fragmento de la novela. Un segundo defensor fue Lerner, y finalmente otro testigo, Napadensky. Eran sumamente originales, como se puede apreciar.

Por su parte, José Feldman da a conocer un duro y desencantado artículo con respecto a Estados Unidos y los judíos. En “Una falsa ilusión” (firmado en abril de 1946), Feldman acusa a Estados Unidos de comportarse con los judíos recluidos en un “campamento para personas desplazadas” (eufemismo de campo de concentración, dice) como lo harían los zares o los alemanes gentleman en los momentos previos a la toma del poder por Hitler. Es una acusación durísima la que expone Feldman. Desde ahora, Estados Unidos ya no puede ser visto como el refugio de los emigrados y perseguidos, “para reconstruir sus vidas, y conocer la libertad, que nunca habían gozado. América significaba para ellos libertad y bienestar. Seguridad y dignidad. Así crecían y soñaban los judíos de Europa, en y con América”. Esta es la ilusión perdida, la falsa ilusión. Ahora Estados Unidos ha escogido la política imperial: “Lo sabemos, y no debemos olvidarlo jamás, para sacar nuevas fuerzas de esta grande y última desilusión, y dar nuevo temple a nuestras voluntades para la lucha, de la cual no vislumbramos todavía el fin, de llegar a ser un pueblo libre entre pueblos libres”.

El 17 es un número especial, extraordinario, por el primer aniversario de la JJV. Apareció el 15 de junio de 1946, e incorpora a un nuevo redactor: Luis Fraifeld. En la propia portada colocan sus seis objetivos siguiendo las líneas de la estrella de David:

1.    Luchar específicamente por la liberación y emancipación del pueblo judío dentro de la lucha general por el progreso de la humanidad.

2.    Desarrollar ampliamente la cultura judía política y general.

3.    Educación teórica y aplicada de las ciencias políticas y sociales.

4.    Prestar apoyo moral, intelectual o de cualquier otra índole a la causa democrática.

5.    Establecer vínculos con juventudes judías de similar orientación de los otros países, especialmente de América.

6.    Establecer las bases para el acercamiento a las juventudes progresistas no judías del Perú y demás países.

La siguiente entrega, número doble, 18-19 (15 de agosto de 1946), concreta un anuncio ya hecho: entrevistas a personajes de la política peruana. En efecto, las dos primeras páginas son ocupadas por los reportajes (editados en paralelo) a Víctor Raúl Haya de la Torre, “Jefe del Partido del Pueblo”, y a Jorge Acosta Salas, “Secretario General del Partido Comunista”, sobre la actualidad judía. En general, las respuestas coinciden, tanto en el papel de la colectividad judía en la construcción democrática, como en la plenitud de su ciudadanía peruana, sea porque hayan nacido en el Perú o porque se hubieran nacionalizado, y en la crítica a la política británica con respecto al problema palestino (Haya de la Torre afirma: “Creo que los judíos deben tener un país suyo y que ese país es Palestina”), en la plena integración de los judíos en Europa (en donde Acosta resalta la creación de la República autónoma de Birodbidjan al interior de la Unión Soviética), y sobre los prejuicios que pesan sobre los judíos.

El número 20 (15 de setiembre de 1946) presenta algunos cambios. El nuevo director es Jacobo Napadensky (Rottman había viajado a EE.UU.) y la terna de redactores estaba compuesta por Rafael Rabinovich, David Kristal y Luis Fraifeld. En su primera editorial avizoran con decepción la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial que significaría, afirman, un “total exterminio” del pueblo judío. En su segunda editorial abordan el tema palestino exigiendo la salida definitiva de los ingleses cuyo gobierno ha propuesto el “Plan Federativo” según el cual Palestina sería dividida en tres provincias: para judíos, árabes e ingleses con derecho a veto. La Antorcha rechaza el plan y el imperialismo británico.

El 15 de octubre de 1946 es el primer aniversario de la publicación, y la JJV lo celebraría con el número 21 y es motivo para el balance que, en términos generales, es positivo, y mencionan sus etapas, ratifican sus objetivos y recuerdan que tuvieron que enfrentar la difamación de sus adversarios.

El número 22 (15 de noviembre de 1946) muestra, nuevamente, modificaciones en la dirección: Luis Fraifeld reemplaza a Napadensky, mientras que Cotler vuelve a la redacción junto con Kristal.

De manera muy interesante se plantea en la editorial que para solucionar el caso de Palestina hay dos vías: su independencia o que sea colocado bajo el fideicomiso de las Naciones Unidas, y agregan: “En uno y otro caso, es indispensable llegar a algún acuerdo con la población nativa, o sea con el pueblo árabe, sobre bases democráticas”, y finalizan: “La organización de las Naciones Unidas tiene la palabra. Pero antes que ella y después de ella, la tenemos nosotros y los árabes”.

Los responsables de La Antorcha en su número 33 (1 de enero de 1947) continúan denunciando la feroz pugna imperialista que las potencias mundiales están protagonizando para repartirse el mundo, y dentro de ese estado, que anuncia una tercera conflagración, el pueblo judío ve postergadas sus justas reclamaciones.

Una novedad es el artículo de Francisco Marcone sobre el Imperio Incaico para resaltar, tomando a Mariátegui como referencia, su organización colectiva que “no desapareció íntegramente como era lógico suponer”, y que “gravita aún sobre nuestra realidad, tan fuertemente en algunos casos, que simula una asombrosa detención del tiempo”.

El artículo de Marcone fue motivo para que en el siguiente número (24, del 15 de marzo de 1947) el entonces muy joven poeta, Washington Delgado (“Acerca del Imperio Incaico”), enumerara lo que consideraba eran varios errores y resalta que si las comunidades indígenas continuaron existiendo “fue porque la base de la economía, de vida, en el Tahuantinsuyo, era la agricultura”.

Por su parte, David Edelman retoma un tema que de alguna manera Miguel Adler solo había enunciado: sionismo y socialismo, o marxismo. En “¿Es el socialismo más utópico que el sionismo?”, Edelman sostiene que el socialismo puede ser la mejor solución para el problema judío, algo que los sionistas limeños no quieren tomar nota. Por el contrario, estos sostienen que el socialismo marxista de Marx tiene más de un siglo, y, sin embargo, el sionismo “ya está edificando Palestina”. El autor contra argumenta que en la actualidad el socialismo representa una sexta parte de los países del mundo y que en su interior los judíos tienen mejores condiciones de vida, con respeto a sus propias costumbres, con libertad, sin hostigamientos. Todo lo contrario ocurre en los países occidentales que no quieren aceptar que el final del capitalismo se acerca y que su intento de detener el reloj de la historia será inútil. Aun así, la política de los sionistas es buscar la protección de Estados Unidos, que no es otra cosa que cambiar de patrón, solamente. Edelman se declara ser un convencido socialista y antiimperialista.

El mismo Edelman aparecería en el número 26 (15 de abril de 1947) inaugurando la figura de sub-director de la revista. Esta entrega inicia con el artículo “El camino al hogar”, en yidish, que luego es traducido en la siguiente página, y trata sobre el pedido de judíos que se encuentran en Alemania para ser trasladados a Polonia, su casa. Pero este número cuenta con una nota especial, la recordación de “Dos aniversarios: Mariátegui-Vallejo”, ambos muertos en el mes de abril. Mariátegui es considerado como “el rector ideológico de la nueva generación”. Y Vallejo “el poeta cholo, peruano por excelencia”. Y ambos “representan la entrada definitiva del Perú en el mundo”. Finalmente, “La Antorcha se une a ese recuerdo porque lo siente suyo, íntimamente suyo”. Su peruanidad está asegurada.

En el número 27 (15 de junio de 1947), La Antorcha recuerda el día de la clase obrera para reafirmar, primero, su vocación pacifista (evitar a todo trance una Tercera Guerra Mundial), su sentido humanista, su convicción socialista y de defensa de la URSS, que está contribuyendo a la liberación de los pueblos dependientes y semicoloniales del imperialismo; el pueblo soviético y su Estado, “libre de contradicciones de clase, es una definición de paz y amistad entre los pueblos hecha realidad”.

El discurso del representante soviético, Andrei Gromyko es el motivo de la editorial del número 28 de La Antorcha (1 de octubre de 1947) en la que aparece exclusivamente Luis Fraifeld como director responsable. En ella se resalta la sinceridad y sensibilidad como trató “el asunto palestinense”: “Gromyko encontró la manera de demostrar su amplia comprensión y solidaridad con el pueblo judío —la primera y más sufrida víctima del nazifascismo— sin apartarse un ápice de la política no discriminatoria observada por su gobierno”. La identificación que sienten con el líder soviético los responsables de La Antorcha es explícita e inocultable. “Habló como amigo, como uno de los más nobles judíos que jamás tuviera el pueblo judío”. Esta confianza en el gobierno socialista de la URSS, en el Estado, presuntamente nuevo, que estaba construyendo Stalin, sería destruida cuando los crímenes del stalinismo se hicieran públicos, y ello generaría un radical re-posicionamiento de los miembros de la JJV.

En “La hora de decisión” (editorial del número 29, del 1 de noviembre de 1947), referido a la solución del problema palestino que debe tomar las Naciones Unidas, los editores reafirman su posición ya expresada en otras oportunidades: “QUE LA VERDADERA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA CONSISTE EN LA ERECCIÓN DE UN ESTADO BINACIONAL JUDEO-ARABE, LIBRE E INDEPENDIENTE DE LAS INFLUENCIAS IMPERIALISTAS” (Sic). La siguiente entrega de La Antorcha (número 30, 1 de diciembre de1947) es de celebración. La editorial “Palestina va hacia un destino mejor” festeja que parte de Palestina será tierra judía, principalmente porque aquellos judíos que aun después de dos años de haber sido derrotado el nazifascismo, siguen viviendo en los campos de concentración nazis, aunque ahora bajo administración anglo-americana tendrán un hogar. En efecto, el 29 de noviembre de 1947 se creó el Estado de Israel. Pero los editores no se engañan, pues advierten que todavía quedan conflictos pendientes, como la presencia de minorías insatisfechas ubicadas a cada lado de la frontera judeo-árabe, además del descontento del bloque árabe con la partición de Palestina. Ante ello, reclaman, esperan, amplia visión de parte de los dirigentes. Casi proféticamente describen un escenario que ahora conocemos perfectamente:

Las dos partes de Palestina, divididas, con un enorme desembolso de dinero para material bélico en zozobra constante, en oposición continua, no se lograrán convertir en fuertes bastiones de progreso. Serán presa fácil para la colonización imperialista —americana sobre todo— y entonces no habrán obtenido lo que ansiaron tanto y tanto tiempo.

Su propuesta es, ante los peligros descritos, crear una Palestina federalizada que permita el desarrollo industrial y agrícola, basado en la amistad recíproca, en libertad y progreso social, atentos a cualquier intento imperialista manteniendo encendida la “antorcha que ilumine el camino de todo Medio Oriente”.

En otra parte del número, José Feldman, en “¿Quiénes hacen peligrar la paz?” argumenta que quien más desea y necesita la paz para su desarrollo es la URSS, y que el socialismo se expandirá por el mundo como producto del desarrollo histórico de cada país, sin ningún tipo de imposición. Por el contrario, quienes ponen en peligro la paz —precaria— alcanzada, señala Feldman, son Inglaterra y Estados Unidos por la diversidad de aspiraciones de clase que albergan en su interior. Y son las masas trabajadoras las que más ansían la paz, no así las grandes corporaciones y la tendencia imperialista de ambos países.

Siguiendo la línea del análisis internacional, la nueva editorial, del número 31 (1 de enero de 1948), aborda el tema de las reparaciones que la URSS exige por los prejuicios de la guerra, y que los aliados se habían comprometido a honrar en el Tratado de Postdam. Sin embargo, observan los editorialistas, en la conferencia de Londres dicho pago trató de ser evitado, los que constituye una evidente injusticia, señalan. Pero, además, Estados Unidos, prevén, quiere hacer resurgir la industria militar en Alemania para bloquear la expansión soviética y ser ellos los que tengan la exclusividad para comerciar sus productos y capturar el mercado alemán, que es el Plan Marshall, justamente.

La Región Autónoma de Birodbidjan18 es la preocupación de la siguiente editorial (número 32, 1 de febrero de 1948), en la que se señala que, en primer lugar, no será competencia para Palestina. Se trata, así, de una región autónoma que en el futuro se constituirá en una República Socialista Judía al interior de la URSS, en donde podrá preservar la rica cultura judía acumulada en los últimos dos mil años; en ese sentido, se tratará de una república occidental al interior del Lejano Oriente. También se señala que Birodbidjan será un factor de fortalecimiento de una conciencia democrática entre los judíos, así como de construcción socialista, trayendo beneficios a todos la colectividad, más allá de sus compromisos políticos.

La preocupación se hace evidente en el número 33 (10 de marzo de 1948) con Isaac Cotler como director, en las editoriales de La Antorcha al conocer los violentos atentados cada vez más crueles ocurridos en Palestina. Ante ello denuncian la voluntad británica de desvirtuar la recomendación de la Asamblea General en el sentido que Inglaterra debía poner a disposición de Palestina un puerto a partir del 1 de febrero para propiciar la inmigración judía en gran escala. Por su parte, Estados Unidos quiere impedir cualquier injerencia de la URSS en Medio Oriente. Ante esta situación, desde La Antorcha se propone la formación de un ejército internacional que garantice la partición de Palestina y controle la violencia. La URSS, por su parte, exige que los ingleses se retiren de la zona para que la consolidación de dos estados diferentes sea posible.

Finalmente, el 1 de abril de 1948, aparece el que sería el último número de La Antorcha, el 34. En la editorial denuncian los verdaderos intereses de Estados Unidos que, por medio de Warren Austin19 , en la Asamblea General de la ONU, señalara que su país se retractaba de su apoyo a la participación de Palestina. Este viaje se explica por los intereses estadounidenses en el petróleo de Medio Oriente. Esto se constata en las palabras de James S. Forrestal: “el petróleo árabe es más importante que un estado judío”20 , Solo “la acción y la ira” de las clases populares, de manera unida, podrán asegurar la supervivencia del pueblo judío, sostienen los editorialistas.

Nuevamente, Vallejo y Mariátegui son motivos de comentarios en La Antorcha. Del poeta, B.W. recomienda la lectura de El Tungsteno, y que se publique una edición popular para que esté el alcance de todos, especialmente a quienes está dedicado, es decir, a los del pueblo. Del pensador socialista, D.E. rescata su posición frente al problema judío; un análisis “sereno y magnífico” y que guarda, a pesar de haber pasado más de 20 años, una “actualidad sorprendente”. “Mariátegui ha dado por sentado así que el problema judío no está desligado del de los demás pueblos, que la liberación del pueblo de Israel está íntimamente vinculada a la lucha por la liberación de la humanidad toda”.

El Departamento Cultural de la Unión Israelita

Concluida la experiencia de la JJV, se conformó otro grupo, pero de otras características, llamado Departamento Cultural. Se trató de un grupo pequeño que se conformó luego de la experiencia de la JJV y dentro del temor que producía la nueva dictadura militar, esta vez la que encarnaba Odría. Su lugar de reunión era donde se había instalado antes una sinagoga en el Jr. Iquique, en Breña. Sus actividades eran culturales, sociales, deportivas, donde se daban charlas, se realizaban exposiciones de arte, de conformaba una biblioteca, se comentaba sobre libros y cine, y se seguía con los Juicios Literarios. Su éxito se reveló en que continuamente captaban un mayor número de interesados en participar en sus actividades, y se trataba, subrepticiamente, de inculcarles el espíritu socialista. Pronto, varios de sus integrantes partieron al extranjero a seguir sus estudios profesionales, pero ello no fue impedimento para que los miembros del Departamento Cultural siguieran en su empeño y, por el contrario, captaron nuevos integrantes, como José Zighlelboim (a quien conocían como Z, refiere Salomón Helfgott), las hermanas Eva y Ana Klein, Julio Cotler, y los hermanos Eduardo, Mila y Lila Edelberg y Boris, Simón y Carlos Schnaider, Tamara Wallach, Nora Dajes, Lola Teper y los Waimberg, primos de la JJV. Por su parte, Salomón Helfgott recuerda que las esposas de los miembros del Departamento Cultural también se reunían para realizar las actividades culturales. Ahí estaban presentes la propia madre de Salomón, Bertha Lerner de Helfgott;  FrimchyKristal (madre de David), quien tenía un lindo timbre de voz; Pesia, tía de Salomón, y su hermana mayor, Liza; Mania Eidelman, esposa de Gregorio Helfgott, y otras.

Después de la creación del Estado de Israel, y debido a las continuas acusaciones de comunistas, hechas por los otros jóvenes judíos en contra de los miembros del Departamento Cultural, el grupo se dispersó hacia los inicios de los años cincuenta. Sobre su propia participación, Salomón Helfgott rememora que “cuando tenía 16 o 17 años, tuve que hablar sobre Ernest Hemingway, discutimos acerca de su obra y todo terminaba en un ágape que ofrecía el dueño de la casa”, y que “una de las actividades consistía en jugar vóley alquilando una cancha en Jr. Carabaya”.

Luego de la separación, lentamente, los miembros del Departamento Cultural de manera lenta se volvieron a reagrupar para proseguir con sus actividades culturales, pero tratando siempre de inculcar las ideas socialistas, pero con la diferencia de que ahora sus actividades las realizaban semi clandestinamente y en forma rotativa, es decir, alternadamente en las casas de algunos de los miembros. Según Salomón Helfgott: “Para reunirnos rotábamos de local, aunque en verdad la rotación no era muy grande, pues éramos 20 o 30 integrantes pero solo ofrecían sus casas 5 o 6”.

La gran debacle del Departamento Cultural sobrevino con la difusión del XX Congreso del PCUS, cuando salieron a relucir los crímenes e injusticias cometidos contra inocentes opositores y especialmente contra los judíos. La frustración de la mayor parte de los líderes fue indescriptible y provocó su alejamiento con la consecuente dispersión y desaparición del grupo.

Como es obvio, el grupo que animó la publicación La Antorcha guarda diferencias con los que alentaron el Departamento Cultural. Mientras aquel tenía un propósito más ideológico y político, este tenía un carácter más cultural y de convivencia fraternal; además que responden a dos contextos diferentes: el de la expectativa democrática los primeros, y del oscurantismo de la dictadura, los segundos. No obstante, representan dos momentos en los que en un proceso continuado los judíos peruanos de izquierda conformaron las bases de su identidad.

Notas

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1 La irrupción nazi trajo al Perú a Walter Blumenfeld (1882-1967). Se había graduado como ingeniero electricista en 1906. Pronto, para tener un conocimiento más cabal de la sociedad y sus conflictos entre 1909 y 1913 estudió filosofía (que incluía en su syllabus psicología), disciplina en la que se graduó con los más altos honores. Luego enseñó en la Escuela de Ingenieros, el Instituto Pedagógico y en la Universidad de Munich hasta 1935. Cuando Hitler toma el poder e inicia la persecución en contra de los judíos, Blumenfeld decide viajar, junto a su esposa, Margaret Mayer, al Perú aceptando una oferta de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para ejercer la docencia. Su prestigio como psicotécnico y psicólogo experimental que ya había alcanzado en Europa constituyó una influencia muy importante en nuestro país, que se enriqueció con sus trabajos y originales teorías. Por ello, Blumenfeld fue designado como el primer director del Laboratorio de Psicología Experimental de la Facultad de Ciencias de la Universidad San Marcos, que se inauguró el 14 de noviembre de 1935. Después, en señal de gratitud y reconocimiento, le fue otorgado el título de Profesor Emérito de dicha universidad, además de las Palmas Magisteriales que entrega el Ministerio de Educación. Murió en Lima, el 23 de junio de 1967, cuando tenía 85 años.

2 Leon Trahtemberg, “La lista de Trahtemberg; peruanos muertos en Auschwitz”, enCaretas, Lima, 31 de marzo de 2005

3 Hugo Coya, Estación final, Aguilar, Lima, 2010, pág. 33

4 op. cit., pág. 34

5 La misma actitud mostró el gobierno frente a los republicanos españoles que pretendían escapar de la guerra civil de su país en los años treinta. El gobierno peruano les negó el ingreso y los españoles buscaron asilo en México, en donde fundaron importantes instituciones académicas. Sin embargo, como lo ha mostrado Juan del Campo Rodríguez, no todos los embajadores acataron ciegamente esas instrucciones e, incluso, salvaron a judíos de los nazis. Véase su libro El Tercer Reich visto por Torre Tagle. Crónicas peruanas de la Segunda Guerra Mundial, Asociación de Funcionarios Diplomáticos del Perú, Lima, 2012.

6 En el Colegio Guadalupe, Zuño estudió con Kristal y Edelman.

7 Zuño y Javier se harían grandes amigos, por ello, este presentó a su colega en la Academia Nacional de Medicina con estas palabras: “Zuño y yo, en unión de un grupo pequeño pero conspicuo, anduvimos en la búsqueda de las viejas esencias de la Universidad y tuvimos la fortuna de tener maestros ejemplares. Los Profesores Enrique Encinas, Hugo Pesce, Juan Francisco Valega, entre los más representativos. Estuvimos cercanos de la ejemplaridad de sus vidas y la auténtica sabiduría de sus obras. Pudimos tratarlos después de Don, tratamiento de respeto que se antepone a los nombres de quienes, por la benemerencia de sus vidas, merecían y nos siguen mereciendo reconocimiento mantenido y quizá enriquecido por el tiempo.

Participamos, también, de la misma sensibilidad social, de una ética política superior anclada en la utopía. Si algún calificativo merecemos, es el de utopistas que compartimos con pocos pero conspicuos médicos. Se trata de una utopía que, aunque parezca paradójico, es una actitud y un estilo de vida de veras realista. Utopistas alimentados siempre de una gran esperanza para la humanidad”.

8 Cuando cursaba aún medicina, Zuño llegó a ser el primer secretario de la Federación Médica, a mediados de la década del sesenta y dirigió la primera huelga general, por la cual toda la directiva cayó presa. El entonces Ministro de Salud durante el gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968), Javier Arias Stella, ayudó a liberarlos y el propio presidente los invitaría después a una cena de desagravio. También redactó los estatutos del Colegio Médico durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975). En alguna oportunidad, en la Universidad de Leipzig-DDR, pudo asistir a una conferencia del Che Guevara.

9 La carrera profesional de Zuño Burstein es amplia y prominente tanto como organizador de sus colegas como hemos visto, así como profesional. Es el más reconocido especialista de nuestro país en Dermatología y Medicina Tropical; es Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, investigador permanente del Instituto de Medicina Tropical “Daniel A. Carrión” de dicha universidad y Asesor del Instituto Nacional de Salud y del Programa Nacional de Control de Lepra del Ministerio de Salud, entre otras responsabilidades directivas y representativas de instituciones médicas especializadas nacionales e internacionales. Actualmente es el director de la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Publica del Instituto Nacional de Saludy Director fundador de la Folia Dermatológica Peruana.

10 Entrevista personal a Zuño Burstein, Lima, 20 de enero de 2011.

11 Gregorio, hermano de Moisés, era el padre de Isaías, simpatizantes, pero no militantes de los movimientos de la izquierda judía.

12 Se le conocía como Goyo, sería médico, pero moriría a temprana edad.

13 Matemático destacado que después se fue a Francia en donde llegaría a ser miembro de la Comisión de energía atómica.

14 Falta el número 5, y los números dobles 8-9 y 10-11.

15 Besarabia, hoy Moldavia, pasó a poder de Rumania una vez concluida la Gran Guerra en 1918, pero en 1940, dicha región pasó a la Unión Soviética. En 1947, se dividió entre Ucrania y la República de Moldavia.

16 Los dibujos son de la autoría de Luis Guzmán, quien también firma algunos artículos sobre diversos temas.

17 Stefan Zweig (1881-1942), escritor y periodista austríaco de origen judío y de familia acomodada. Tempranamente denunció el papel de Alemania en la Gran Guerra y dejó explícita su convicción pacifista. Su juventud y madurez los pasó en la culta Viena de inicios del siglo XX. Hacia los años treinta sus obras fueron parte de los libros que el gobierno nazi mandó incinerar. Si bien se declaraba “no ario”, tampoco apoyó al sionismo. En 1934 inició viajes por Sudamérica, y desde 1941 radicó en Brasil en donde, junto a su esposa, se suicidó, deprimido ante los acontecimientos llenos de barbarie que intuía se avecinaban en Europa. Entre sus obras se pueden mencionar María Estuardo, Jeremiah yMomentos estelares de la humanidad.

18 Zona ubicada en el Extremo Este de Siberia, en la frontera norte con China. Hacia 1934 Birodbidjan es nombrado como región administrativa, pero no cumplió el objetivo de atraer a la población judía. A fines de las década del treinta solo habitaban en esa región 20,000 judíos.

19 Warren Austin (1877-1962) fue un destacado político estadounidense. Luego de ser senador por Vermont, fue nombrado Embajador de su país ante las Naciones Unidas, fue en esta condición que representó la posición de su gobierno en el caso de Palestina.

20 James S. Forrestal, secretario de Defensa de Estados Unidos, era contrario a la partición de Palestina, y consideraba que sin el petróleo árabe el Plan Marshall fracasaría, por lo tanto, sostenía que había que mantener buenas relaciones con el mundo musulmán. Véase Ferran Izquierdo Brichs, “Estados Unidos e Israel, de la Alianza a la Simbiosis”, en CIDOB d’AfersInternacionals, núm. 64, diciembre 2003-enero 2004.


Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane