En un estado mantenido a flote a razón de la pasividad frente a la figura del líder, los asesores y resto de políticos del gobierno empiezan a sudar la gota gorda preguntándose hasta cuándo podrán estirar en el imaginario del pueblo la divinización de -tal y como sugiere su aparato publicitario- el último eslabón del panteón de Simón Bolívar, Carlos Marx, el Che Guevara, Abraham Lincoln, Nelson Mandela  y John Lennon.

Por ahora todo va bien. Catorce años de propagación televisiva, radial y escrita, y un último potente video, han servido para 'guardar pan para mayo' . Los cimientos cristianos de acero de la nación han danzado maravillosamente con abrazos a las abuelas, besos para los niños,  bebés alzados en el aire por el mandatario, y tantos más mensajes de "amor", cuyo campo temático jamás esta ausente en los discursos.

Los chavistas, todos débiles y acostumbrados a que su quehacer político se limite a rendir pleitesías, esperan por instrucciones de su  Mesías, pese a que se mantiene latente la expectativa de que alguno empiece a formar individualidad política, como tantísimas veces ha ocurrido en la historia de la política, cada vez que se ha dado este 'cuadro', tan viejo como el tiempo mismo.

“Es casi una forma de sobrevivencia para el partido de Gobierno", como lo reconoce ingenuamente [el exvicepresidente] Elías Jaua, y agrega el exguerrillero Américo Martín que  "como los radios de una bicicleta, cada uno se conectaba con él, pero entre ellos no había relaciones de dependencia, ni de subordinación, ni de autoridad. Todos se unían a esta campaña de deificación, a ver quién era el más cercano para poder convertirse en el heredero de su poder”.

En cualquier caso, mientras la parafernalia pueda mantenerse, el pueblo seguirá repitiendo “mi vida la estoy viviendo para usted, para que usted salga adelante junto con su pueblo”,  “en Venezuela nosotros somos felices gracias a nuestro presidente Hugo Chávez Frías”,  “usted es como un araguaney, brilla entre los demás arboles”, “Chávez es un nuevo padre de la patria...”.

Fuente: El País