Que deben saber los dirigentes municipales mientras los países se urbanizan rápidamente
Países en desarrollo se urbanizan a un ritmo acelerado. Dirigentes municipales deben rápidamente planificar, conectar y financiar ciudades sostenibles y con capacidad de adaptación. Nuevo informe del Banco Mundial proporciona un marco de ayuda.
Los actuales países desarrollados se urbanizaron en su mayoría de forma gradual, sus ciudades se expandieron en un periodo de 100 años o más cuando los trabajos pasaron de las granjas a las fábricas. Este ritmo permitió ensayos y errores en los modelos de crecimiento y las políticas. Las naciones en desarrollo de hoy en día no tienen esa ventaja dado que enfrentan una rápida migración: algunas poblaciones pasarán de ser 20% urbanas a más del 60% en apenas 30 años.
Los dirigentes municipales deben determinar ahora cómo ofrecerán viviendas económicas, transporte, empleo y la infraestructura básica y los servicios necesarios para respaldar a poblaciones urbanas que ya son numerosas, y hacerlo con el menor impacto sobre el medio ambiente y prepararse para la creciente vulnerabilidad derivada del cambio climático.
Lograr que esta acelerada urbanización se realice de manera correcta es la clave de un crecimiento sostenible y con capacidad de adaptación. El desafío va mucho más allá de la planificación: los gobiernos locales deben encontrar formas innovadoras de financiar la infraestructura.
Planificación: Planificación urbana tiene que mirar al futuro y en todos los sectores para evitar quedar atrapada en patrones de crecimiento perjudiciales.
Foto: Gerhard Joren/World Bank
El nuevo informe del Banco Mundial Planning,Connecting and Financing Cities-Now: What City Leaders Need to Know (Planificación, conexión y financiamiento de las ciudades en la actualidad: Qué deben saber los dirigentes municipales) proporciona un marco para la planificación y financiamiento del crecimiento urbano, respaldado por estudios de casos, para ayudar a los dirigentes a identificar los obstáculos a la urbanización y encontrar las combinaciones correctas de las opciones políticas adecuadas desde el punto de vista político, técnico y fiscal para sus ciudades y países. Este documento les ayuda a pensar mediante preguntas como: ¿qué se debe hacer para crear puestos de trabajo y ampliar los servicios básicos?, ¿qué hay que hacer para mejorar las condiciones de vida en los barrios marginales y las zonas propensas a desastres? o ¿qué se debe hacer para gestionar la estructura de las ciudades?
“Los dirigentes municipales de todos los niveles deben comenzar ahora con una planificación cuidadosa de la utilización del suelo que tenga en cuenta el futuro por el bien de la economía, la equidad y la sostenibilidad de su ciudad. La forma en que se preparen para la rápida urbanización es importante no solo para el porvenir de sus ciudades, sino para el progreso económico mundial”, dice Somik Lall, autor del informe y economista principal en materia de urbanismo del Banco Mundial.
El marco de desarrollo urbano del informe se basa en tres dimensiones:
Planificación: trazar un curso para las ciudades mediante el establecimiento de los términos de la urbanización, en especial las políticas para el uso de la tierra urbana y la ampliación de la infraestructura básica y los servicios públicos.
Conexión: permitir que el trabajo, los bienes y servicios estén disponibles en toda la ciudad y en otras urbes y mercados de exportación.
Financiamiento: conseguir el capital inicial para crear infraestructura y servicios a medida que la urbanización se acelera.
Planificación y conexión
Los autores señalan que de las tres dimensiones, la planificación del uso de la tierra y los servicios básicos es la más crítica para que las ciudades crezcan de manera eficiente, limpia, e inclusiva y para evitar que queden atrapadas en modelos de desarrollo no sostenibles.
El informe analiza políticas para la provisión de bienes públicos y servicios básicos de infraestructura y para la clara definición de los derechos de propiedad y la determinación del valor de la tierra con el fin de mediar entre la demanda y la oferta. Además explica la necesidad de políticas para gestionar la intensidad del uso del suelo y su integración con el desarrollo de la infraestructura, especialmente del transporte.
Una vez construida, la infraestructura urbana determinará cómo puede ser usado el suelo de una ciudad en el futuro. La integracióndel uso de la tierra a la infraestructura también puede ayudar a promover la inclusión y gestionar la formación y el crecimiento de los barrios marginales. En Túnez, un programa nacional de mejoramiento redujo la proporción de viviendas precarias con relación a las viviendas disponibles del 23% en 1975 al 2% en 1995. Las empresas nacionales de servicios públicos ayudaron a que el programa tuviera éxito mediante grandes inversiones en infraestructura de agua y alcantarillado que mejoraron los asentamientos informales.
Financiamiento
Los costos iniciales de infraestructura serán siempre un problema para las ciudades. La creación de transporte masivo, sistemas de tratamiento de agua y desechos supera con creces los presupuestos de la mayoría de las urbes.
Para ayudar a financiar las inversiones en infraestructura, el informe detalla tres tareas principales para los dirigentes urbanos:
Valorar y desarrollar la solvencia financiera de la ciudad, que se puede demostrar asegurando los flujos de efectivo a través de tarifas para los usuarios e impuestos y, donde sea necesario, obteniendo ingresos a través de activos apalancados. También es posible acceder a los mercados de capital, ya sea mediante la emisión de bonos o la solicitud de préstamos a instituciones financieras especializadas e intermediarios.
Coordinar las finanzas públicas y privadas usando reglas claras y consistentes. Con la suficiente garantía de que los compromisos son firmes, las asociaciones público-privadas pueden reducir la carga fiscal de los proyectos de mejora de infraestructura.
Aprovechar los recursos existentes para el desarrollo de otros nuevos, vinculando a ambos con la planificación del uso del suelo. Esto puede incluir impuestos sobre la tierra y la propiedad, venta y arrendamiento de tierras, cargos por impacto y desarrollo, impuestos sobre la plusvalía, y financiamiento del aumento impositivo.
La experiencia de Lima, Perú, muestra la progresión. Cuando la ciudad buscó un préstamo para desarrollar infraestructura, primero recibió asistencia técnica financiada por donantes para solicitar una calificación crediticia de una agencia internacional de calificación. La ciudad pudo conseguir un préstamo de un banco comercial por valor de US$70 millones, que le permitió dar un paso hacia la obtención de financiamiento a largo plazo con un servicio asequible de la deuda que le permitirá cubrir todavía los gastos fundamentales de operación. El crédito fue parcialmente respaldado por una garantía de US$32 millones otorgada por la Corporación Financiera Internacional (IFC).
Según los autores, muchos gobiernos de ciudades de los países en desarrollo no pueden acceder a préstamos de largo plazo porque no tienen mercados internos de crédito ni transparencia en los mercados de bonos municipales. Los inversores privados pueden ayudar a llenar el vacío, por ejemplo, mediante contratos de servicios y de administración, arrendamientos, y privatizaciones. A la larga, sin embargo, los gobiernos deben aprovechar los ingresos, como los impuestos a las propiedades o gravámenes similares, y acceder a créditos de largo plazo, para financiar el mantenimiento y la ampliación de las instalaciones públicas.
Análisis de la urbanización
Las recomendaciones y los estudios de casos del informe proceden, en parte, de una serie de análisis de urbanizaciones que realizó el Banco Mundial. Se incluyen enseñanzas de lo observado en siete países –Brasil, China, Colombia, India, Indonesia, Corea y Viet Nam– y abarcan temas como propiedad de la tierra, suministros de vivienda, costos de transporte y prestación de servicios básicos.
Mediante el fomento de una concentración de personas y actividades económicas en zonas pequeñas con políticas que promuevan la inclusión, la sostenibilidad y las conexiones, las ciudades pueden transformar las economías, permitiendo la interacción social y económica y creando un mercado dinámico para ideas que se traduzcan en innovaciones por parte de empresarios e inversionistas.
Fuente: Banco Mundial