BDSM
Escribiré sobre este tema sólo una vez más. Podría parecer repetitivo o aburrido, no quiero bajo ningún punto de vista que parezca que me subo al bus de la moda, y me cuelgo de una trilogía de best sellers para sacarle provecho y ventaja. Siempre he seguido aquella máxima de Grant Morrison que reza “Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos genuinamente perverso”. Y créanme que la he seguido siempre a pie juntillas. Ojo, soy consciente que este blog no es precisamente el centro de culto a mí mismo, y que muchísimas personas podrán decirme que pareciera que disfruto inmolándome en cada post, porque probablemente haga que cualquiera que quiera acercarse a mí salga disparada. No las culpo ciertamente, no soy pan tolete para que me compren a menos de veinte céntimos, ni mucho menos monedita de oro para gustarle a todos.
Si el sexo se vuelve algo monótono, secuencial y tradicional, señora, eso no es sexo, es más aburrido que cepillarse los dientes en plena borrachera. El sexo ni siquiera debe ser lúdico o implicar algún tipo de jugueteo, debe ser apasionado, cachondo, erótico y, sin duda alguna, perverso. Si su pareja disfruta del sexo los viernes a la noche y previas copas, mejor cómprese un buen consolador, tenga un amante o disfrute de una soberana y agresiva paja.
Yo lo asumo así, claro soy recontra católico y me zurro en aquel sexo reproductivo. Ahora bien, un par de años atrás hablé de lo que pensé denominar de cierta forma light “sexo fuerte”, hoy por hoy, gracias al internet, Facebook y demás, debo decir que prefiero las relaciones de dominio y sumisión (D/S) en las que soy yo el dominante, y necesariamente mi pareja la sumisa. Sé que el tema está muy de moda, y todas las mujeres que han ojeado la trilogía de la señora E.L. James con sus cincuenta sombras de Grey, me dirán que les mola mucho, que las pone muy cachondas y que ya mismo quieren ser sumisas y sometidas, claro eso sí, bien nice ah!
Así es la moda, yo lo sé, usted lo sabe, todos lo sabemos. Si mañana sale un best seller sobre follar con la máscara de Ratzinger, créanme que las amigas del barrio, las chicas que hoy se metieron al mar conmigo en Asia, o incluso usted, lo asumirán como algo “in”.
Me metí en el tema de las relaciones D/S porque las relaciones clásicas son aburridas, y ciertamente no soy partidario de la homosexualidad como vía alterna, mi culo es mi culo, y el culo de alguien de mi sexo, no me apetece. Los tríos son divertidos sólo si me acompañan dos féminas y no me gusta que mi chica la cambie por otra, mientras otro la penetra en un swing. Muy latino, quizás, muy posesivo sin duda alguna.
Pero si hablo de posesión, entonces por qué sería raro que pase al lado dominante? Qué de malo puede haber en que sea yo quien toma la batuta en una relación y de paso haga uso de algunas capacidades físicas para añadirle mayor erotismo y placer a ese sexo tan venido a menos? Entonces claro, ya pasé a la vereda del dominante, lo que vendría después era sólo añadirle mayor conocimiento y destreza al arte mismo del sexo, a favorecer que ello florezca en la pareja, y si no, a buscar alguien que comparta esos gustos, o quizás encontrar muchos más.
Las siglas BDSM por Bondage -o el arte de atar, restringir o encasillar a la sumisa-, Disciplina –porque esta práctica lo requiere casi como si de un arte marcial se tratara-, Sometimiento y Masoquismo –ojo sólo diré que se aplica como una tendencia a experimentar ciertas dosis de dolor que conlleven más placer, como unas nalgadas o bofetadas, hasta donde la sumisa quiera por cierto, pero también hasta donde el dominante lo encuentre controlable y placentero también para él. Es un intercambio agresivo sin duda, pero placentero al final. Si una persona lo disfruta, y créanme que el sexo se basa en el disfrute, entonces no lo encuentro malo o reprochable.
Ahora que si alguien me pregunta que si se lo recomendaría a alguien que se inicia en las lides sexuales, diría que no, allí si hay que quemar etapas, encontrar lo que a uno le gusta, no por ser hombres, todos vamos a ser dominantes, y viceversa, no todas las mujeres son sumisas –de hecho hay relaciones D/S homosexuales que no las repruebo, pero eso sí, no comparto.
Ahora bien, ser dominante no es algo que uno vaya a la Reniec a inscribirlo, es dominarse primero, para luego saber dominar. No es desgraciar a la mujer y caerle a trompadas, hasta dejarla inconsciente y violarla, eso es delito. El hecho de dominar es primero dominar psicológicamente a la sumisa y luego ir avanzando en el terreno físico. Es conjugar mente y sexo, acaso no es siempre así? Ahora bien que hay mayor uso de accesorios, juguetes y, sin duda fetiches, innegablemente sí, pero acaso no es más excitante tener sexo y dejarse seducir por algún atuendo en especial, que nos erotizará más a meternos bajo las sábanas y terminar antes de las noticias?
El dominante se preocupa por su sumisa, todo siempre es “sano, seguro y consentido”, por lo tanto, hay siempre la posibilidad de detenerse si es que no se está sintiendo algo como placentero. La pregunta cae por sí sola: qué hay de malo? Salvo la satanización mediática, creo que nada. Dos adultos que se desenvuelven como desean hacerlo, y que privilegian la maximización de placeres y sentidos en un encuentro sexual y erótico. Pervertido? Quién puede decirme qué es lo normal? El tipo de 60 que se casa con la de 20? O la mujer que disfruta siendo nalgueada y sometida para finalmente ser penetrada? El sexo callejero o en el hotel de su elección? Eso lo hace más rico o menos creativo? El besito con lengua o la mordida de pezones?
Pervertidamente suyo.
Lanatta
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