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La revocatoria y el electorado popular

Publicado: 2013-02-03

Varios periodistas y activistas por el No se preguntan con admiración por qué Susana Villarán tiene en los sectores socioeconómicos C, D y E la mayor desaprobación y apoyo a la revocatoria en su contra. ¿Tanta sorpresa? Si observamos el comportamiento político de los sectores populares en Lima desde la ola de migración de 1950 podemos encontrar un patrón de comportamiento pragmático y poco ideologizado.

Por ejemplo, Carlos Meléndez habla del 'rational cholo', haciendo referencia a la perspectiva del "rational choice" o elección racional. El cálculo político de estos electores estaría marcado por su propia experiencia cotidiana: la economía del día a día, las carencias de representación y, sobre todo, la emergencia social que no llega. Sus perspectivas políticas son inmediatas, calcula y maximiza los resultados buscando el mínimo costo. ¿Mediano y largo plazo? ¿Qué es eso? Lo mismo que ahorro e inversión de capitales, sus empresas son pequeñas, casi diríamos que son pequeñas "parcelas" dentro de una creciente economía nacional dinamizada por grandes empresas. Nada de planes concertados, al rational cholo le interesa la inmediatez de una cancha de fulbito.

Sin embargo, para Arturo Maldonado el problema con esta aproximación es que la elección racional, tal cual, requiere agentes informados. El problema del sesgo de la información genera que el rational cholo sea más emocional que racional. El afecto por la "tía bacán" en A y B es proporcional al rechazo de la "tía pituca" de los sectores populares. No importa cuántas obras haga o si promueve reformas; no importa si es a largo, mediano o corto plazo, lo que importa es que la imagen de Susana Villarán es asociada con estereotipos clasistas. Parafraseando a Darth Vader, "la racionalidad es insignificante comparada al poder de la emoción".

Por distintas que parezcan, estas aproximaciones son complementarias y dan una perspectiva clara del tema. La racionalidad electoral está, aunque parezca contradictorio, plagada de subjetividades. La información que cada elector reciba, más allá de cambiar su perspectiva, confirmará sus sesgos previos. Esto no hace más o menos racional el comportamiento del electorado, sino su cálculo. Importa más cómo es que obtiene lo que quiere y no como configura esa demanda.

El problema con la gestión de Villarán es que su afán programático la llevó a olvidar estas características y la apretada diferencia con la que accedió al sillón municipal. Las grandes reformas que ha emprendido y los planes a largo plazo son provechosos para la ciudad, pero un buen cuerpo político habría invertido, paralelamente, en conectar con estas demandas cotidianas y de representación en un 'contexto político informal' -Hugo Neira dixit-. Eso no te hace más o menos populista, es cuestión de cálculo e inteligencia política. El mismo cálculo que no subestimaría este frente al saber que tu victoria electoral se consolidó con menos de 1%.  No es ninguna novedad que las municipalidades son presas suculentas para intereses políticos que no quieren esperar cuatro años.

Lo más problemático puede ser la rudeza (dizque estrategia) con que se reproduce el mensaje de que quien apoya la revocatoria o es corrupto, o es un ignorante (que no se informa, que necesita que le informen, que no valora, que no tiene visión, etc). ¿Cómo se puede condenar el 'electarado' de Aldo Mariategui y usar un argumento parecido ahora? Salvando las distancias, claro. El problema es, como reflexiona Martín Tanaka, que mientras 'el pueblo' haga lo que un sector espera, se le califica de "heroico, decente, firme, sabio"; pero si actúa de otra forma, se le ve como el niño al que hay que explicarle todo para que entienda, se comporte bien y no como un cavernícola.


Escrito por

Paolo Sosa Villagarcia

"Nosotros somos como la higuerilla"


Publicado en

Redacción mulera

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