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El hombre que llevó los smartphones a Google

Publicado: 2013-02-11

Hubo un tiempo no tan lejano, allá por los recónditos inicios del siglo XXI, en que los fundadores de Google estaban encantados porque podían conectarse a Internet o enviar emails a través de un teléfono móvil que tenía una pantallita desplegable. Era el año 2002 y Apple atravesaba una grave crisis, Microsoft nos invadía con Windows XP y Facebook aún ni siquiera era una palabra real en la mente del estudiante Mark Zuckerberg.

El teléfono que había llegado a estar de moda entre hipsters y digeratis de Silicon Valley se llamaba Sidekick y era uno de los primeros smartphones en integrar en una misma plataforma internet, chat, email y aplicaciones de PC. Sidekick había sido creado por una Startup en Palo Alto que debía su nombre -un nombre perfecto para una joven empresa tecnológica- a la famosa exclamación que replicaba el robot de Perdidos en el espacio cuando vislumbraba cierto peligro: Danger! Danger! Danger!

El gadget se convirtió en un objeto de culto, pero le pasaría lo que le pasa a todos los objetos de culto: nunca superaría la valla de las ventas exitosas y su nombre quedaría encerrado en el baúl de los recuerdos. Solo su creador, Andy Rubin, un ingeniero de 39 años que ya tenía una serie de experiencia en varias empresas de Silicon Valley y que vivía obsesionado con los robots, los aparatos electrónicos y los gadgets, sería redimido del collar del tiempo.

EN UNA PLAYA DE LAS ISLAS CAIMÁN

Andy Rubin creció en Chappaqua, New York, rodeado de una serie de electrodomésticos que su padre se encargaba de ofertar a través de pagos con tarjetas de crédito. Por motivos de espacio, los electrodomésticos debían almacenarse en el dormitorio del niño Rubin hasta que fueran despachados a los nuevos clientes. Fue a raíz de ese contacto, confiesa ahora Mr. Rubin, que surgió su curiosidad por la belleza de los gadgets, las computadoras y los laberintos internos. Fue a raíz de ese contacto que surgió su interés en la tecnología y que lo llevaría a ser el vicepresidente de ingeniería de Google.

Muchos años antes de crear Android, el proyecto que Google le compraría el 2007, Rubin trabajó como ingeniero de robótica en la empresa óptica Carl Zeiss. Fueron años donde él aprendería todo lo relacionado a comunicaciones digitales y máquinas de medición. Pero no fue sino a raíz de un encuentro fortuito, luego de su breve paso por Suiza, que su vida daría un giro hacia  Silicon Valley.

Al amanecer de 1989, mientras caminaba sobre la arena de una playa de las islas Caimán, Andy Rubin encontró a un hombre durmiendo en una silla. Le preguntó por qué estaba allí y este le respondió que se había peleado con su novia. Rubin le ofreció entonces un lugar para descansar. Aquel hombre se llamaba Bill Caswell y era ingeniero de Apple. Ambos conversaron sobre sus oficios y días después, en reciprocidad al buen gesto, o quizá para salvarlo del torbellino caótico que Rubin estaba atravesando, Caswell le ofreció un puesto de ingeniero en la empresa de Steve Jobs.

-¿Apple? -preguntó Rubin.

-Apple -respondió Caswell.

LARRY PAGE Y SERGEI BRIN ENTRAN EN ESCENA

Sin querer, por casualidad, Andy Rubin comenzó así un vertiginoso periplo por varias empresas tecnológicas. Rubin aceptó el puesto en Apple pero solo permanecería allí dos años. Pasaría a trabajar a General Magic, una empresa de smartphones, y después de dos años a Artemis, una empresa de internet y televisión que Microsoft compraría en 1997. Tal vez a causa de su temperamento, o su interés por crear cosas más personales, Rubin abandonaría Artemis para fundar su propia startup. Había llegado el tiempo de Danger! Allí crearía el teléfono Sidekick y gracias a ese invento conocería a los dos fundadores de Google.

¿Cómo fue? Rubin tenía 39 años cuando dio un discurso en Stanford para hablar sobre el desarrollo de su teléfono Sidekick. Entre el público estaban los fundadores de Google. Larry Page y Sergei Brin escucharon las características del teléfono y quedaron encantados no solo de las novedades que traían los primeros smartphones sino también de que la página principal fuese la página del buscador de Google. Cuenta el New York Times que Larry Page exclamaría "Cool" cuando vio la página de Google al momento de conectarse a Internet a través de Sidekick.

El destino había confabulado entonces una de esas tardes en que las puertas de la vida de Andy Rubin tomaban un sendero mágico: había abierto por fin la puerta de un mundo de chips y aplicaciones y open source que vendría cinco años más tarde bajo el título de Android.

CUANDO MR. RUBIN SE TRANSFORMÓ EN MR. ANDROID

Fiel a su costumbre de trabajos efímeros, Andy Rubin dejaría Danger! El directorio había acordado por unanimidad cambiar de director y Rubin había aceptado el cambio. Llegaría entonces un tiempo de soledad y reingeniería personal y nuevas ilusiones. Su experiencia con Sidekick había encendido esa atracción hacia los teléfonos móviles, así que el futuro más cercano estaba relacionado con chips y pantallas de cuatro pulgadas.

Rubin decidió entonces comenzar un nuevo sueño. Tomó todos los ahorros que tenía para contratar a un grupo de programadores e inició así el desarrollo de un nuevo sistema operativo. Él tenía para entonces un dominio que había registrado con el nombre de android.com, así que usó el mismo para renombrar su nuevo proyecto para móviles. A los pocos meses se quedaría sin fondos y tendría que recurrir a un amigo, quien accedería a prestarle 10 mil dólares para terminar el piloto.

La apuesta de Rubin aquel 2007 era la creación de un sistema abierto. Android nació con la idea de que varios programadores externos pudieran desarrollar aplicaciones sobre el sistema y de que varias empresas pudieran adaptarla en sus teléfonos móviles. Rubin buscó entonces vender la plataforma. Encontró un postor, pero en las semanas en que se firmaría el contrato, tomó la mejor decisión de su vida. Le envió un email a Larry Page de Google informándole sobre el proyecto y advirtiéndole que estaba a punto de cerrar un contrato. Cuando Larry Page vio Sidekick, cinco años atrás, le había confiado a Rubin que creía que el futuro de Google pasaba también por los sistemas móviles. Rubin pensaba que era una buena oportunidad para decirle a Page que él tenía el sistema ideal para Google.

Page le respondería el email y unas semanas después Google compraría el sistema operativo Android.


Escrito por

Edwin Chávez

(Post)estructuralista, narrador sci-fi, cuentista metaliterario, pixel-prototipeador, {css: lover}, poeta [01]nario.


Publicado en

Sala de espera

"Yo no cometía el error elemental de mezclar al hombre con su obra, pero todo escritor sabe que la verdad está en la ficción". Martin Amis