70 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE STALINGRADO
70 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE STALINGRADO
Con motivo de conmemorarse el 70 aniversario de la batalla de Stalingrado, la Asociación Amigos de Mariátegui y la Casa Mariátegui organizaron un emotivo acto de homenaje en el que el Presidente de la AAM, profesor Gustavo Espinoza M. hizo la exposición referida al tema, la misma que fuera cálidamente acogida por la nutrida concurrencia que asistió al evento. He aquí el texto:
Con el propósito de abordar este importante tema, y en presencia de tan distinguida concurrencia, me he permitido organizar mi exposición de la manera siguiente:
ANTECEDENTES.
El 21 de junio de 1941 la Alemania Hitleriana atacó militarmente la Unión Soviética. Se inició la “Operación Barbaroja”, destinada a ocupar todos los territorios de la URSS.
Al producirse la agresión, la población soviética fue sorprendida por el desarrollo de los acontecimientos. El gobierno soviético recibió, antes de los hechos, diversos avisos de advertencia en torno a la inminencia de una agresión a su territorio, pero ellos fueron desestimados. La URSS, poco antes -en 1939- había suscrito un Tratado de No Agresión con Alemania.
Entre los informes recibidos, estuvo el enviado por Richard Sorge, funcionario de los servicios secretos soviéticos que operaba en Tokio. Pero también hubo otros procedentes de occidente considerados “alarmistas”, y no atendidos.
En ese entonces, Alemania tenía bajo su control a casi toda Europa. El 1 de septiembre de 1939 había ocupado Polonía, y su capital - Varsovia- había capitulado 17 días más tarde.
El primer puesto de frontera soviética que cayó en manos de los agresores, fue la Fortaleza de Brest, situada en el límite occidental de la URSS. Sus defensores pelearon hasta el sacrificio final y fueron exterminados.
La primera reacción oficial del Estado Soviético, fue el Mensaje de Viacheslav Molotov, ministro de Relaciones Exteriores, quien pocas horas después dijo: “A las cuatro horas de la madrugada, sin ninguna declaración de guerra, y sin que fuera formulada a la URSS reclamación alguna, las tropas alemanas atacaron nuestra frontera por muchos puntos y bombardearon desde el aire Zhitomir, Kiev, Sebastopol, Kaunas y otros lugares. Hay más de doscientos muertos y heridos. Otros bombardeos aéreos o artilleros se han producido también desde los territorios finlandés y rumano”.
Stalin se dirigió al país solamente el 3 de julio de 1941, en un discurso que marcó historia. El escritor soviético Constantín Simonov señaló más tarde: “el simple hecho de que Stalin llegara a hablar del comienzo de una vasta y espantosa guerra sin cambiar su vocabulario y de que se hubiese expresado de manera casi corriente sobre las grandes, aunque no insuperables, dificultades que habrían de allanarse, sugería también no debilidad, sino una gran fortaleza…”.
La primera reacción de la URSS fue combatir y replegar fuerzas para evitar muertes inútiles. Se puso en vigencia, sin embargo, la política de “tierra arrasada”, para no dejar absolutamente nada a los invasores. Paralelamente se dio inicio a proceso de trasladar hacia el oeste todo lo que fuera posible: “Más allá de los montes Urales”, era la consigna en julio del 41.
A partir del primer instante, la guerra se generalizó. Inenarrables fueron las atrocidades cometidas por la soldadesca germana en los territorios ocupados. Kiev, Jarkov, Sebastopol fueron escenario de una horrenda política de salvajismo y muerte. El exterminio, en masa, de judíos y de comunistas, el saqueo de las poblaciones, las matanzas de niños, la violación de mujeres, el incendio de los edificios y las viviendas fueron el pan del día en un comportamiento genocida que libros enteros no alcanzarían a describir. La ciudad rusa de Orel, por ejemplo, cayó en manos germanas y permaneció en cautiverio casi dos años. Su población, de 114 mil habitantes, descendió a 30,000. El resto, pereció.
Baste aquí recordar las expresiones de Himmler: “No me interesa lo más mínimo saber si 10 mil hembras rusas mueren de cansancio cavando una trinchera anti tanque para nosotros, con tal que el foso quede terminado” y otra: “En cuanto de los alemanes dependiera, podían morir de inanición 30 millones de rusos en el menor tiempo posible”. A eso hay que añadir la trágica “orden de los Comisarios”, mediante la cual el mando nazi disponía que todo aquel que fuese comisario o denunciado como tal, debía ser fusilado en el acto.
En contrapartida a estas bestialidades, la lucha del pueblo soviético fue extremadamente heroica. No solo del Ejército Rojo en todos sus escalones, sino también de la población civil y de las unidades guerrilleras que combatieron en las condiciones más adversas en los territorios ocupados. En 1944, se calculaba en medio millón el número de guerrilleros en acción. El Partido, organizó la resistencia.
En ese marco de la guerra, el 30 julio, la idea del repliegue fue cambiada. Stalin dio a conocer lo que sería la Orden Suprema: “¡Ni un paso atrás!”
Antes, el 16 de julio las tropas alemanas habían llegado a Smolensko- Allí encontraron una dura resistencia que retrasó su ofensiva en por lo menos dos meses.
El 4 de agosto, Adolfo Hitler designó el área industrial de Leningrado como un principal objetivo.
A partir de allí el ejército agresor enfiló su ataque en tres direcciones: Hacia el norte, con la mira de tomar Leningrado. Hacia el centro, para apoderarse de Moscú. Y hacia el sur para adueñarse del Cáucaso, su inmensa riqueza petrolera y su principal ciudad: Stalingrado.
MOSCÚ EN LA MIRA DEL EJÉRCITO NAZI:
El primer gran ataque alemán en territorio soviético, se enfiló contra Moscú. La primera incursión aérea contra la capital soviética ocurrió el 21 de julio. La agresión siguió al día siguiente y se prolongó hasta los primeros días de agosto.
Los historiadores admiten que la batalla de Moscú se dividió en tres fases: La primera, del 30 de septiembre hasta finales de octubre; la segunda ofensiva alemana, del 17 de noviembre al 5 de diciembre. La contraofensiva soviética –la tercera fase del conflicto- se inició el 5 de diciembre y sólo concluyó en mayo del 42 cuando la ciudad estuvo realmente salvada.
El 2 de octubre de 1941, Hitler pronunció un discurso anunciando “la ofensiva final” sobre Moscú. La ciudad debía ser tomada a más tardar el 17 de octubre.
Ya en ese momento, el avance de las tropas germanas había llegado hasta las proximidades de Moscú. Pero octubre fue el mes más duro de la guerra en la capital soviética. El 17 de octubre los alemanes estuvieron virtualmente en las puertas de Moscú, lo que obligó al Poder Soviético a disponer la evacuación de una parte de la ciudad, incluso de la estructura de Poder. El núcleo principal de la dirección del Partido y del Estado, sin embargo, se mantuvo en Moscú. Y el día más difícil –el 17 de octubre- en horas de la tarde, Stalin formuló un llamamiento por Radio Moscú y salió a pie a hacer una visita de inspección por las zonas más castigadas de la ciudad. Su presencia fue decisiva para elevar la moral del combate del pueblo ruso.
Entre octubre y noviembre continuaron los combates en la periferia de Moscú. Los alemanes estaban ubicados a 65 kilómetros de la Plaza Roja. El 6 de noviembre se recordó el 24 aniversario de la Revolución de Octubre con un acto en la Estacìón Subterránea del Metro Maiakosvkaya. Luego las unidades militares partieron desde la Plaza Rojas hacia el frente. El juramento de los soldados: ¡za Rodinu! ¡za Stalina! -¡Por Rusia! ¡Por Stalin!, dio la vuelta al mundo.
Fue de la batalla de Moscú que se afirmó el culto a Stalin, que tanto daño hizo al socialismo, El poeta Nekrasov -adversario del régimen en ese entonces- dijo sin embargo aludiendo a Stalin: Un hombre con nervios de acero, que cuanto todo parecía perdido, supo elevarse sobre el desconcierto sin perder la cabeza.
Ante las tropas reunidas, Stalin dijo: “Estamos celebrando el 24 aniversario de la Revolución de Octubre en condiciones de extrema dificultad. El enemigo se halla a las puertas de Moscú y de Leningrado”
Y en su discurso –el día anterior- había dicho: “En cuatro meses de guerra hemos tenido 350 mil muertos, 378 mil desaparecidos y 1’020 mil heridos.”.
Estas expresiones pintan claramente el estado dramático de la situación que se vivía.
Moscú no cayó, y a partir diciembre comenzó a recuperar su sitial como centro del Estado Soviético en la lucha contra el invasor.
LENINGRADO AL ACECHO:
Mientras esto ocurría en el centro de Rusia, en el norte un ejército alemán de 700 mil hombres, 1,500 tanques y 1,200 aviones atacaban Leningrado.
La caída de Tallín, la capital de Estonia en manos de los alemanes el 26 de agosto de 1941, virtualmente dejó indefensa a Leningrado, que fue atacada por el sur por los germanos y por el norte por los finlandeses, aliados de Alemania en la guerra. Ese ataque conjunto permitió que Leningrado fuera bloqueada, y que ese bloqueo durara 800 días, convirtiéndose en el más prolongado de la historia.
A partir del 8 de septiembre de 1941 quedaron atrapadas por el ejercito invasor más de 3 millones de personas. Casi un tercio de ellas falleció a lo largo del bloqueo. El día 10 virtualmente se cerró el cerco sobre la ciudad, pero el 11 llegó allí el Mariscal Zhukov, quien organizó la defensa de Leningrado. La ciudad quedó sitiada. Aun fue posible usar un único punto de enlace: el camino sobre hielo en el Lago Ladoga, pero éste se pudo usar muy ocasionalmente y para casos específicos-
Ante la resistencia, Hitler ordenó que la ciudad fuese borrada de la faz de la tierra. El alto mando alemán –el general Von Leeb- hizo imprimir tarjetas de invitación para celebrar un banquete en el principal hotel de la ciudad -el Hotel Astoria- con motivo de la victoria germana el 7 de noviembre de 1941. Las tarjetas se quedaron para la historia.
Sólo en diciembre de 1941, murieron en Leningrado 52 mil personas En enero del 42, fallecían entre 3,500 a 4,000 por día, víctimas del hambre, el frío y las enfermedades.
El 7 de octubre de 1941, en su Cuartel General, el Fuhrer dictó una orden: no aceptar la capitulación “ni en Leningrado, ni en Moscú”.
El sufrimiento de los habitantes de Leningrado conoció ribetes dramáticos y crueles. Y sólo un heroísmo absolutamente excepcional permitió la resistencia al bloqueo, que pudo concluir apenas el 27 de enero de 1944. La organización de la sociedad, la disciplina, la firme voluntad de la gente, el sacrificio ilimitado de las personas, su acerado patriotismo y la elevada conciencia política del pueblo permitió la hazaña.
La extraordinaria poeta rusa Anna Ajmatova –patriota consecuente aunque adversaria del Poder Soviético- estuvo en aquellos años resistiendo en Leningrado. Luego diría: “fue la época en que sólo los muertos podían sonreír, felices de descansar al fin”.
LA BATALLA DE STALINGRADO:
La batalla de Stalingrado conoció las siguientes etapas:
1.- Del 17 de julio de 1941 al 4 de agosto de 1942. El escenario de la lucha fue la curva del Don. El propósito soviético fue retrasar al máximo el avance de las tropas germanas.
En julio de ese año la disposición de fuerzas, era la siguiente: En efectivos militares, los alemanes eran 250 mil, y los soviéticos 187,000; en tanques los alemanes 740 y los soviéticos 360. En aviones, los alemanes 1,200 y los soviéticos 337
2.- Del 5 al 18 de agosto, cuando los alemanes ya estuvieron en condiciones de iniciar su ofensiva militar sobre la ciudad de Stalingrado.
3.- Del 19 de agosto al 3 de septiembre. La lucha llegó a la orilla del Volga, el río de Stalingrado. En ese momento los atacantes eran 586,000 y los defensores 580 mil, pero esa paridad era engañosa: los alemanes tenían 7,400 piezas de artillería para el ataque, y los soviéticos 3,400. Los alemanes 1,040 tanques y los soviéticos 270. Los alemanes poseían 1,200 aviones y los soviéticos 600.
4.- Entre el 4 y el 13 de septiembre la lucha se estabilizó en los suburbios de la misma ciudad de Stalingrado
5.- Entre el 12 de septiembre y el 18 de noviembre, cuando la batalla se libró en el interior mismo de la ciudad
6.- Entre el 19 de noviembre y el 11 de diciembre de 1942, cuando los soviéticos lograron cerrar el bolsón sobre las tropas germanas, aislando al ejército alemán de sus fuentes de abastecimiento y de su conexión natural.
Entre el 12 de diciembre y el 1 de enero de 1943 los alemanes hicieron todo para romper el bolsón que tenía aislado al ejército de Von Paulus, el VI Ejército del Reich.
Entre el 10 de enero y el 2 de febrero se produjo la ofensiva soviética final sobre las tropas agresoras.
Hitler había fijado originalmente el 25 de agosto de 1942 como fecha en la que el ejército germano debía ocupar Stalingrado.
La consigna soviética era Salvar a Stalingrado a cualquier precio. Literalmente decía: “¡El enemigo debe ser aplastado en Stalingrado!”. El marisca Chuikov, del Estado Mayor Central fue enviado a comandar los ejércitos que defendían Stalingrado cuando se temía muy seriamente por el destino de la ciudad. Al llegar, Chuikov dijo: ¡O nos mantendremos en la ciudad, o moriremos en ella!
Ese mismo día el Comité de Defensa Urbano de la ciudad llamó a sus habitantes a resistir: “no entregaremos nuestra ciudad natal, nuestra casa natal, nuestra familia querida. Levantaremos en las calles de la ciudad barreras infranqueables. Convertiremos cada edificio, cada barrio y cada calle en una fortaleza inexpugnable”
La última semana de agosto y la primera de septiembre los alemanes avanzaban por todas partes sobre la ciudad. La aviación germana realizaba 3,000 salidas diarias, en tanto que la aviación soviética apenas hacia 300. El 23 de agosto, se registraron 2,000 bombardeos aéreos, y murieron sólo ese día 40,000 personas.
La confrontación principal ocurrió el 13 de septiembre de 1942 en la colina Mamai, situada en el centro mismo de la ciudad. Los atacantes se apoderaron de ella y desde lo alto, controlaban toda la ciudad. El golpe de los atacantes estaba dirigido a la Estación Central, situada al pie de la colina. El lugar cambió varias veces de ocupante. El 16 de septiembre la lucha se libró a 300 metros del lugar en el que se hallaba el Mariscal Chuikov al mando del Estado Mayor Soviético.
El 24 de septiembre, los alemanes ocupaban la mayor parte del centro de Stalingrado. El 27, iniciaron la ofensiva final para apoderarse de la zona industrial El 28 fue un día decisivo. Chuikov dijo: “Un día más de esta clase, y nos hubieran arrojado a las aguas del Volga”. El día 30, en Berlín Hitler dijo: “Asaltamos Stalingrado y lo tomaremos, de eso pueden estar seguros…”
Octubre del 42, fue el peor mes de la batalla de Stalingrado. Un lugar emblemático en la lucha, fue la Casa de Pavlov.
La Casa de Pávlov es el nombre de un edificio de apartamentos defendido durante la Batalla de Stalingrado. Recibió su nombre del Sargento Yákov Pávlov, que mandaba el pelotón que tomó el edificio y lo defendió durante la batalla. Tenía cuatro plantas y estaba ubicado en el centro de la ciudad, construido en paralelo a la orilla del río Volga y a la vista de la Gran Plaza 9 de enero, cuyo nombre proviene del Domingo Sangriento de 1905.
El edificio fue atacado por los alemanes en septiembre de 1942. Un pelotón de la 13.ª División de la Guardia recibió la orden de tomar el edificio y defenderlo. El pelotón estaba al mando del joven suboficial Pávlov. Lo consiguieron aunque sólo cuatro hombres sobrevivieron al combate. Ellos solos lograron defender la plaza hasta que días después, tropas de refuerzo suministraron armas y morteros. Los asaltos alemanes se sucedían a lo largo del día. Cada vez que los blindados alemanes intentaban atravesar la plaza, los hombres de Pavlov concentraban fuego pesado sobre ellos desde el sótano, las ventanas o el tejado. Dejando atrás cadáveres y acero, los alemanes se retiraban una y otra vez. Los defensores y los civiles rusos que continuaban viviendo en los sótanos resistieron del 23 de septiembre al 25 de noviembre de 1942, cuando fueron relevados por las fuerzas soviéticas al contraataque. Pero ese fue apenas un caso. Hubo millones.
La Casa de Pávlov devino en un símbolo de la resistencia de la URSS, y de la Batalla de Stalingrado en particular. Resulta llamativo constatar que los ejércitos alemanes habían conquistado ciudades e incluso países enteros en semanas, pero fueron incapaces de conquistar una sola casa defendida la mayor parte del tiempo por apenas una docena de soldados soviéticos. En los mapas militares alemanes, la Casa de Pavlov se señala como fortaleza.
El Mariscal Chuikov, años más tarde diría que los hombres de Pávlov habían matado más alemanes que todos los que murieron durante la liberación de París. Pavlov fue nombrado héroe de la Unión Soviética por sus acciones.
El 1 de octubre el Cuartel General de Chuikov fue nuevamente atacado. Se ubicaba en la zona fabril de la ciudad y estaba rodeada de depósitos de combustibles que fueron incendiados por las bombas alemanas. Los soviéticos debieron trasladar su puesto de mando 500 metros más al norte. Las tropas alemanas capturaron parte de la sede de la fábrica de tractores, Entre el 8 y el 14 de octubre, el fin de Stalingrado estuvo más cerca que nunca. Nuevamente las tropas germanas estuvieron a 300 metros del Cuartel de Chuikov.
Durante todo el mes de octubre se repitieron los combates. El 14 de octubre fue el nuevo plazo que Hitler fijó para la toma de la ciudad. Sólo ese día hubo 3,000 vuelos germanos sobre Stalingrado.
El 11 de noviembre los alemanes desencadenaron -sin éxito- su última gran ofensiva. El 19 de noviembre comenzó la contraofensiva histórica de las tropas soviéticas, pero en el corazón de la ciudad, la lucha continuaba heroicamente. El 25, se libró en la fábrica Octubre Rojo. Se luchó en cada taller y en cada muro
En representación del alto mando soviético, Malenkov y Jhruschov permanecieron en Stalingrado desde el 12 de septiembre hasta el 20 de diciembre.
El Estado Mayor Soviético había construido fatigosamente un gran cerco para maniatar al ejército hitleriano. Trabajando día y noche habían trasladado enormes cantidades de soldados de distintos confines de la URSS, material bélico y pertrechos, hasta rodear a los atacantes e impedirles una acción mayor. El 19 de diciembre, Stalin dispuso el inicio de la llamada “Operaciòn anillo”, que encerró al ejército germano.
LA VICTORIA
El 1 de enero de 1943, los alemanes ya estaban cercados en un ovalo de 70 kilómetros de largo por 25 de ancho. Su único enlace era aéreo. Von Paulos había perdido la esperanza de contactar con el ejército de Von Manstein, que estaba fuera del cerco.
Se produjeron en enero del 43, sin embargo, duros combates por el control de diversas zonas de la ciudad. Derrotado, el 31 de enero el Mariscal Von Paulus se rindió en su Cuartel General situado en el sótano de los grandes almacenes Univermag, Antes, fue hecho prisionero por un teniente ruso: Fiodor Yelchenko.
24 generales alemanes cayeron prisioneros al fin de esta batalla., además de 2,500 oficiales. 91 mil soldados fueron considerados prisioneros. Más de cien mil habían muerto entre el 1 de enero y el 2 de febrero, fecha del fin de las hostilidades formales. En total, en Stalingrado murieron cinco millones de personas.
Con la capitulación del 2 de febrero, concluyó la batalla de Stalingrado, pero no terminó la guerra. Ella continuó en territorio de la URSS, en cuyo suelo se produjo una cuarta gran confrontación: la batalla del Arco de Kurst, que fue el enfrentamiento decisivo que permitió derrotar a los atacantes de Moscú, pero también expulsar los invasores del suelo soviético. Después vendría, en enero de 1944, el fin del cerco a Leningrado y luego la lucha por liberar a Europa del dominio del fascismo y perseguir a los nazis hasta su guarida en Berlín. Eso ocurrió, finalmente, el 30 de abril de 1945, cuando la bandera roja con la hoz y el martillo fue izada en lo alto del Reichstag y el 9 de mayo, el Dia de la Victoria, y Alemania se declaró vencida.
Hitler y Mussolini habían muerto, pero la historia los condeno como los responsables de una guerra feroz en la que murieron más de 50 millones de personas, veinte millones de los cuales, fueron soviéticos..
Hoy, la URSS no existe, pero los pueblos avanzan en la lucha por un ideal de justicia y de libertad. Y se abren paso en distintos confines de la tierra -y también en América Latina- en el empeño por diseñar el Socialismo del siglo XXI, que será en diversos aspectos al socialismo del siglo XX, pero que tomará, sin duda alguna, sus más valiosos elementos de coraje, heroísmo y valor de los combatientes de Stalingrado, aquellos a los que tan bellamente cantó Pablo Neruda.
Lima, febrero del 2013