Hace tiempo escribí una nota sobre el chongo que hizo la ahora escritora Vanessa de Oliveira, al protestar semidesnuda contra la piratería. Torrentfreak fue más allá de la noticia y comparó la transformación de una trabajadora sexual en escritora con la adaptación del mercado de entretenimiento a internet. Recordando la frase de Falkvinge: "Si no puedes competir con lo gratis (eso incluye sexo), no puedes competir".

Justamente lo redacté porque algunas páginas de tecnología repitieron la noticia sin entender por qué Torrentfreak le dio importancia.

Chicas, tenemos el mismo problema.

Bueno, esto pensaba dejarlo en el feis, pero terminó siendo un choclo de letras en lugar de un comentario, así que mejor lo dejaba para este blog. Y adivinaron, hay más de un tema en común entre la situación de internet  o las TIC (aun sin hablar de sexo) con la situación de las meretrices.  Las comparaciones las doy al final.

Bien, hace poco vi este reportaje de ATV sobre la llegada de prostitutas colombianas al perú. El tema no es de escándalo y las chicas tampoco (aparentemente), el reportaje hasta da una aclaración sobre la legalidad de su trabajo (prostitución) y la ilegalidad del intermediario (proxeneta). Pero casi al final, las mezcla con los cafichos (proxenetas) dando una falsa victmización, ignorando la realidad de las que trabajan en lugares fijos (los llamados "chongos"), ignorando que el caficho existe porque no existen sitios formales donde ellas puedan ejercer su trabajo.

No es difícil conseguir información sobre como las colochas han llegado acá, pero fuera de esa mala intención ATV no dice nada nuevo.  Eso de los trabajitos extra de algunas bailarinas y modelos se conoce de tiempo y (al menos en los casos que he conocido) es por cuenta de cada una y se hace fuera del local nocturno, habamos de putas independientes. Aparentemente no hay agencias ni alguien que las maneje, solo chicas que aprovechan ciertos lugares para ir de cacería.

Más bien, si queremos hablar de proxenetas, el peligro de las independientes está en las extorsiones, las cuales (desafortunadamente) son más frecuentes por parte de las mismas autoridades que de cualquier otra persona.

NdR: Sobre esto causa gracia saber que (nuevamente, analogías con internet) perú también tuvo su modelo pionero de chongo, misma cabina pública de la RCP XD. Y como pasó con la red, de un momento a otro, a las chicas las excluyen.

El peligro de tener algo en el limbo.

¿Qué tan peligroso es ese hueco existente sobre la prostitución (la imposibilidad de formalizar un sitio para que se pueda ejercer ese oficio)?

Una anécdota. En el 2007 fui a darle el alcance a una conocida en un hostal de Lince. Al llegar había una camioneta de la policía, (la DININCRI creo que era) y los del hostal nos hicieron pasar por el lado de atras. Supuestamente estaban investigando el fallecimiento de un señor, por lo que fueron a reunir indicios.

En realidad era que uno de los agentes estaba pidiendo la suya para no embarrar a los dueños del hostal por prostitución, por lo que la administración prefirió tomar con pinzas el ingreso de parejas al local.

A partir de aquí, que no le sorprenda que haga analogías con otros temas relacionados a la red.

- La chica con la que andaba la conocí en un chongo de San Borja, pero en esos días ya trabajaba por su cuenta, sin nadie que la sangre. Era como el caso de las colochas, una puta independiente.

- Aunque existen los llamados "telos chongo" (hospedajes que ofrecen servicios sexuales), este no era el caso. Yo pacté con ella ir a ese lugar y tener un "choque y fuga", como una pareja más. Ya se imaginarán la cantidad de falsos positivos que hay en las batidas (pobres arrechines). ¿Esto acaso no se parece a las irracionales acciones de los grupos anti-piratería en la red?

- Rematando el párrafo anterior, si había una batida en plena "hora del cebichito" (If you know what I mean), ¿Con qué criterios catalogarían a mi compañera de prostituta cuando somos una pareja más en ese lugar? ¿Un condón? ¿Una cartera? ¿La cara de cafetal del cliente? Ninguna de esas tres cosas define completamente a una persona, de la misma forma como una dirección IP (ni siquiera una línea celular) tampoco puede, aun si tiene nombre propio.

Y claro, a mi chica la pueden dejar libre, a mi también, pero el roche de pasar la noche en una comisaría por nada (o puede ser peor, exhibido ante cámaras como una acción de  "respeto a la autoridad") es algo que nadie te va a compensar.

- Es cierto que hay ordenanzas municipales que no permiten este tipo de negocios dentro de otros (de ahí que se habla de prostitución clandestina), pero nos encontramos con el absurdo de no existir opción para autorizar sitios que den dar cabida a ese oficio, figura que favorece al proxeneta al actuar como gestor de esos sitios. ¿Esto acaso no se parece a la triste historia de la oferta legal de multimedios e internet?

Y puedo seguir con las analogías, pero haría esta nota más larga de lo que ya es. El punto es que tanto en un ámbito como en el otro hay huecos peligrosos y aún más peligrosos los rellenos que pretenden poner. Y pareciera que fuese a propósito, para que la arbitrariedad de las acciones de los proveedores (equiparar al ISP con el proxeneta está demás) o el abuso de autoridad por parte de malos policías y regidores terminen siendo el pan de cada día para internautas en el primer caso, o meretrices y parroquianos en el segundo.