Se le sale el cachaco
Tomado de Velaverde.- Columna El ojo de Mordor, por Pedro Salinas.- A ver. El sistema militar obligatorio fue desterrado porque era, fundamentalmente, una práctica esclavista. Que atentaba contra la libertad individual. Además de ser, por cierto, discriminatorio y excluyente. Era una aberración, vamos. Por donde se le mire. Y bueno. Ya conocen la historia. Fujimori la eliminó durante su gobierno. Lo que constituyó un aciertazo y una de las cosas buenas que hizo y hay que reconocerle.
Pero claro. Siempre aparecen los nostálgicos. Los que quieren volver a los tiempos de las “levas” y los reclutamientos forzados y las detenciones arbitrarias. Los que aspiran a llenar los cuarteles con carne de cañón. Los que no conciben un ejército sin tropa a la que hay que gritarle órdenes y maltratar. Los que sueñan con desfiles militares y misiles, en plan Kim Jong-un. Y así.
Y bueno. Uno diría que, a pesar de la existencia de algunos carcamanes de mirada verde olivo, esas ideas cavernícolas y arrimadas a la cola no recobrarían vigencia nunca más. Pero no. Quedan flecos. Y aunque parezca mentira, todavía hay políticos retrógrados y ex militares aupados al poder a quienes se les sale el cachaco. Y hasta las charreteras, oigan. Porque lo de ser milico es una de las cosas que no se quitan con la edad ni con una sopa caliente, les cuento.
Lo que más sorprende, a estas alturas del siglo XXI y con la información que se conoce, es que, con todo, se insista en forzar las cosas. Y se persista en el error. Y este error estriba en que el gobierno convoque a un sorteo para cubrir las plazas del servicio militar voluntario en forma obligatoria. Es decir que, a través de un artificioso decreto legislativo (el 1046) se está procurando vulnerar nuevamente el principio de la libertad individual para volver a una situación anterior que ya no existía, porque había sido abolida: la del esclavismo, el abuso y la desigualdad. Particularmente con los pobres. Porque así va a ser.
Es verdad que los humalistas ya lo habían anunciado en el pasado. Lo de volver al sistema militar obligatorio. Pero el argumento era tan absurdo, que parecía broma. Fue Daniel Abugattás quien anunció su retorno para todos aquellos jóvenes que perdían el tiempo chateando o conversando de nada o escuchando música o componiéndola. Pero claro. Así como dijo eso, también comentó que los gordos tenían las horas contadas: “Eso se va a acabar, pues el comandante Humala impondrá el horario escolar hasta las cinco de la tarde y pondrá énfasis en la educación física”. Y nada. Uno escuchaba esas cosas y se cagaba de la risa, como fue en mi caso, porque asumes que el tipo no hablaba en serio. Pero miren.
De cualquier modo, parece que me equivoqué. Y los dinosaurios de uniforme han vuelto a la carga. Y bien pertrechados con el discurso de los “guardianes socráticos”. El problema es que, si transigimos con esta luego van a insistir con la idea de “revisar el tema del voto a los militares y policías”, que es otro de los piñones fijos de Humala, quien cree que el voto militar-policial politiza. Que es malo para los uniformados, es decir. Olvidándose que fue una conquista, y hoy es un derecho fundamental, porque antes de ello los militares y policías eran en la práctica ciudadanos de segunda clase.
Y después de eso, quién sabe con qué otras propuestas surrealistas nos sorprenderán. Porque vendrán más, créanme. Es el Perú, señores. Tarde o temprano, Humala mostrará su verdadero talante. Sin arte y sin labia, más pronto que con retraso, se le saldrá el cachaco. Como ahora. Digo.