Pese a que el primer ministro, Juan Jiménez Mayor, asegurara que el gobierno no tiene en agenda, como asunto prioritario, la compra de la refinería La Pampilla, la red de 200 grifos y la envasadora de gas que tiene Repsol en el país, se conoció que el mandatario Ollanta Humala se reunió con el presidente de esta empresa española, Antonio Brufau, lo cual confirmaría un fuerte interés para concretar la operación.

Asimismo, en declaraciones tras su salida del Foro Económico Mundial para América Latina 2013, la primera vicepresidenta Marisol Espinoza admitió el interés del Estado peruano por los activos de la empresa Repsol.

Este tema ha generado un debate entre varios líderes de opinión, a favor y en contra, entre quienes resaltan la labor de Petroperú y quienes cuestionan un modelo intervencionista del Estado, similar al que ocurre en otros países como Venezuela.

Según informó La República, el ex ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, destacó la experiencia que tiene Petroperú al frente de otras refinerías y resaltó que su rentabilidad en el manejo de Talara ha sido incluso mayor que la de La Pampilla con Repsol.

Para Herrera Descalzi la preocupación pasaría por la injerencia política que siempre estaría latente y que la gestión de Repsol ha generado que La Pampilla tenga actualmente deudas por US$ 600 millones.

Para el ex presidente de Perupetro Aurelio Ochoa, si el Estado adquiere los grifos de Repsol, se podría atenuar el libertinaje en los márgenes de ganancia de la comercialización de combustibles. Además resaltó que con esta operación la refinería La Pampilla podría ser manejada nuevamente por capitales nacionales.

No obstante, Ochoa reconoció que primero se debe fortalecer el directorio de Petroperú para así despejar cualquier duda sobre la administración de la petrolera.

Por otro lado, la analista Cecilia Blume cuestionó una eventual compra de una nueva refinería cuando se conoce que Petroperú no puede afrontar un proceso de modernización.

Asimismo, el periodista Augusto Álvarez Rodrich consideró que el retorno de la actividad empresarial del Estado (AEE) en hidrocarburos es "un mamarracho retrógrado que responde a ideas anquilosadas que ya han probado su fracaso rotundo".

"Esta idea es parte de la añoranza velasquista que suele asaltar al presidente Humala y que, además, está contenida en el plan La Gran Transformación que se supone que fue reemplazado por La Hoja de Ruta", escribió en su última columna de opinión.

En la misma línea se pronunció Óscar Valdés, ex primer ministro del propio Humala, quien dijo: “Sigamos la Hoja de Ruta, cumplamos los compromisos electorales, no a los experimentos que ya sabemos cómo acaban”.

Otros políticos y actuales congresistas también se han manifestado totalmente en contra de esta operación. La lideresa del Partido Popular Cristiano (PPC) y excandidata presidencial, Lourdes Flores, calificó a esta idea de una "barbaridad" y consideró que esta acción debe pasar por consulta del Congreso.

En opinión del congresista Víctor Andrés García Belaunde (AP), la compra de La Pampilla “sería un fiasco”, un “pésimo negocio” para el Estado; mientras que Rolando Reátegui (FP), indicó que sería un “retroceso tremendo” con “resultados catastróficos para el país”.