Sobredosis de optimismo
El exceso de realidad cansa de la misma forma como cansa el exceso de "buenas noticias", peor cuando estas vienen de fuentes muy cuestionables o se contrastan con otras evidencias. Ambas deprimen, si es que no dan rabia.
De lo primero hablaré al final. Antes, más de lo mismo.
El optimismo es una mentira muy peligrosa.
El optimismo es una mentira muy peligrosa. Se vuelve hipocresía muchas veces, o se vuelve un estigma contra quienes critican esas contradicciones.
Hermosos ejemplos vimos con GFK en perú (el 68% a favor de Telefónica) y España (sus sospechosas cifras de pérdidas por parte de los "piratas"). La consultora Grant Thornton, publica que el perú es el primero en "optimismo empresarial" y La República lo exhibe con "orgullo", en medio de abusos laborales que se defienden (las persecusiones a los sindicatos de trabajadores de Topi Top y Plaza Vea) y la impunidad traducida en concesiones, tanto en telecomunicaciones (Telefónica) como el sector minero (Espinar, Conga). Gracias a esta propaganda, se mantiene la noción de empresario en el perú equivalente a la de un gánster.
Y por cierto, Grand Thornton tiene anticuchos en España, Bolivia y Reino Unido por la mala resolución de una huelga y por malos manejos de activos, respectivamente. Es como si Martín Rivas diera las mismas "buenas nuevas" a las víctimas de Barrios Altos (aunque con este gobierno uno nunca sabe).
"Nosotros perdemos menos"
Parafraseando a los fujimoristas cuando hablaron de sus muertes. Como el caso anterior, los mensajitos de que "nuestro internet está hasta las huevas pero estamos mejor que venezuela" cansan. Como antecedente, los medios ayayeros aprovecharon el World Economic Forum para decir que nuestras TIC crecieron, pero no dijeron que en los últimos seis años nos fuimos a la baja, en coincidencia con los amarres del gobierno aprista y humalista con el duopolio Movistar/Claro.
Sobre internet tengo algo que agregar, pero primero vamos con algo cercano al (mal) ejemplo anterior. De nuevo, otro informe internacional (auspiciado por Mastercard esta vez) poniendo a Lima como "uno de los mejores destinos del mundo". La prensa mermelera celebra, cuando hace poco salimos en un ranking como uno de los destinos más sobrevalorados. La Mula lo retrata con sarcasmo (menos mal), preguntándose si ese estudio se acercó a los limeños y no a una guía turística.
¿Otra #leybeingolea?
Sale otro cuco sobre los "delitos informáticos", pero ya no orientado a la infame Ley Beingolea, sino al Convenio sobre Cibercriminalidad (Convención de Budapest, 2001). El mencionado convenio fue el establecimiento de estándares para el trato a los delitos informáticos, pero como ocurre con la #leybeingolea, también tiene medidas peligrosas.
El artículo 21 del mencionado convenio, habla explícitamente de la interceptación de datos y hasta de como burlar el orden legal en ciertos casos (como lo que se intentó con el "comité de crisis" para hacer pasar parte de la #leybeingolea).
Cuando una parte no pueda adoptar las medidas enunciadas en el apartado 1 (obtener o grabar con medios técnicos existentes en su territorio) por respeto a los principios establecidos en su ordenamiento jurídico interno, podrá, en su lugar, adoptar las medidas legislativas y de otro tipo que resulten necesarias para asegurar la obtención o la grabación en tiempo real de los datos relativos al contenido de comunicaciones específicas transmitidas en su territorio con medios técnicos existentes en ese territorio.
¿Cómo esto puede ser interpretado? En eso hay que tener cuidado, porque ya existen otros acuerdos que abren esta posibilidad a más de una pendejada.
Sin embargo, el cuco de que "no estamos preparados para sancionar delitos informáticos" es una exageración al ignorar la forma como se ha usado la legislación vigente contra ciertos casos (como la pederastía o la extorsión) y a la vez, ignora que lejos de remediar algo, esto puede ser un foco infeccioso de arbitrariedades, gracias a nuestras autoridades.
Y hay algo peor que el ciberdelito en una población online con menos del 10% en el perú, la falta de estimulación del uso formal, donde las autoridades que velan por ella no funcionan y la noción de tierra de nadie en la red se deben más a los caprichos de los ISP y al sabotaje de los bancos al comercio electrónico que a un "jaquer".
Todo esto deprime (modo emo ON).
Y acá vamos del exceso de optimismo al exceso de realidad. Cansa ¿Verdad? Una pena que escapar de ello sea visto como un crimen.
Esto más las deprimentes y contradictorias "campañas de felicidad" nos hace cada vez más huraños, más alpinchistas. Nos llega al huevo la realidad, pero la seguimos sufriendo.
Sugerir soluciones es en vano si usted no se organiza ni siquiera tiene voluntad de abandonar lo que le hace sufrir (como esas conocidas historias de maltrato femenino). Ignorar tiene un límite, en algún momento estará harto.
La palabra boicot no existe por existir, la deserción tampoco. ¿Para Qué seguir como mongolito izando una bandera que no te respeta?
Ndr: Esta fue una síntesis de varios arranques de ira desperdigados en el Facebook.