El otro lado de la huelga médica
Un gran número de enfermeras lleva más de 15 días realizando una huelga de hambre en las afueras del Ministerio de Salud. En medio del intenso clima y ante los diferentes riesgos de estar en la calle, buscan que el Estado cumpla con las demandas acordadas el año pasado.
La huelga médica parece estar llegando a su fin. Esta mañana se reunirán miembros del Ejecutivo con dirigentes médicos para intentar encontrar solución a una protesta que lleva 24 días.
En este conflicto se encuentran, de un lado, los médicos y enfermeras; del otro lado, el Gobierno, que analiza la situación en el marco de una urgente reforma del sector salud que toca las fibras más sensibles de este gremio. En medio está la población, que debe enfrentar no sólo las tradicionales limitaciones del sistema de salud pública, sino también la falta de médicos, enfermeras y técnicos que han abandonado los hospitales para exigir mejores condiciones laborales.
Un importante sector de la ciudadanía rechaza esta medida, que deja sin atención a miles de peruanos. Mientras los médicos y enfermeras protestan en las afueras de los hospitales, es común escuchar a taxistas que los insultan y los califican de ociosos. Este rechazo, según varios huelguistas, es lo más difícil de esta lucha.
Desde hace cerca de 15 días, al frente del Ministerio de Salud, un gran número de enfermeras ha iniciado una huelga de hambre como una de las medidas más extremas adoptadas por su sindicato. Luego de reunirse en las primeras horas de la mañana, algunas salen a protestar a las calles y otras lo hacen a las afueras del Minsa.
No es una medida fácil. A este grupo se han sumado doctores de varios centros médicos de la ciudad y de otras provincias. Son cerca de 10 las carpas que se han instalado y unas 50 enfermeras que pasan el día en guardia y tienen como tarea recibir a los colegas que regresan de marchar por las principales avenidas de la capital.
Esta guardia está compuesta en su mayoría por mujeres. Ellas tienen hijos y familia que también sufren con ellas. Entrar en una huelga de hambre implica el momentáneo abandono de la familia y el descuido de las personas dependientes del propio hogar. Esta es la otra cara de la huelga, quizás no vista ni valorada por la ciudadanía. Como muchas de las huelguistas aseguran, un costo necesario para resguardar la dignidad de quien se encarga del cuidado de las personas enfermas.
Cabe precisar que mientras que los médicos y enfermeras que laboran para el Ministerio de Salud se encuentran en paro desde hace 23 días, en reclamo de una mejor escala salarial -que estaba acordada desde octubre del año pasado-, los médicos de EsSalud tomaron una medida similar desde el pasado miércoles para exigir, además de una mejora económica, que el Estado no intervenga en un sistema de salud que se financia principalmente a través de sus aportantes.
Ayer el Ministerio de Salud ofreció a la Federación Médica Peruana un incremento de 50 por ciento por concepto de guardias respecto a lo que reciben actualmente, que se sumaría al aumento ya ofrecido.
Asimismo el Gobierno propuso una oferta básica de aumento salarial, que, para el caso de los médicos, es de S/.1,500 mensuales y para las enfermeras de S/.1,000. Sin embargo la secretaria general de la Federación de Enfermeras del Ministerio de Salud del Perú (Fedeminsap) aseguró tras este anuncio, a manera de contrapropuesta, que solicitarán un aumento de al menos 1,500 nuevos soles para mejorar el poder adquisitivo de las enfermeras.
Previo a la reunión con la Presidencia del Consejo de Ministros, el presidente de la Federación Médica Peruana, César Palomino, anunció que se suspende la entrega de hospitales, una de las medidas extremas tomadas en todo el país, en plena crisis por el aumento de casos de enfermos por gripe AH1N1.
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