Estancado por la momentánea derrota diplomática a mano de los rusos en el caso sirio, el gobierno de Estados Unidos intenta conseguir algún tipo de rédito tras un silencioso acercamiento a Irán, con la finalidad de mejorar en algo la imagen internacional venida a menos en las últimas semanas. 

Llegar a algún tipo de acuerdo con Irán le solucionaría muchos problemas al alicaído régimen de Obama, sobre todo entre la opinión pública estadounidense. EEUU, pese a una elocuente amenaza, no pudo lanzar un ataque contra Siria dado que a última hora una jugada diplomática de Rusia frenó la intención del Pentágono. 

Irán, de momento, es una de las principales amenazas para Estados Unidos e Israel, dado que se trata de un gobierno que cuenta con un programa nuclear.

Irán es uno de los principales protagonistas del Medio Oriente. Es un régimen islámico que tiene un presidente elegido en las urnas, Hasan Rohani, pero el verdadero poder lo tiene un consejo de ayatolas, que en su condición de guías espirituales del régimen teocrático, velan por seguir en una línea islamista al menos más de forma que de fondo.

En Irán, como en la mayoría de países musulmanes, el gobierno se subordina a lo religioso porque no hay una separación entre la mezquita y el Estado.

El régimen revolucionario de Irán es autoritario, con un aparato de seguridad muy fuerte y con petróleo en su territorio. Pero Irán, paradójicamente, no es tan radical como la Afganistán de los talibanes, el Irak de los tiempos de Saddam Hussein o incluso de la Siria de Al Assad.

En Irán existe una clase media sólida, con una sociedad civil que participa en distintas actividades liberales. No obstante, existe una suerte de pacto tácito, mediante el cual el régimen autoritario permite cierto margen de maniobra en la vida de los iraníes -algunos muy proclives a lo occidental- siempre y cuando no pretendan resquebrajar ni un ápice la autoridad del régimen de ayatolas.

Es precisamente en este rasgo donde Estados Unidos cuenta con una oportunidad de acercamiento que le permita aliviar la tensión derivada de conflictos no resueltos en Medio Oriente.

Ya el presidente Barack Obama reveló que tuvo contactos secretos con el presidente iraní Hasan Rohani, con quien espera resolver las tensiones sobre el programa nuclear iraní.

Aunque Obama no reveló qué habló con Rohani, sí expresó su deseo de intentar reparar unas relaciones diplomáticas rotas desde hace más de 30 años, cuando triunfó la revolución iraní de los ayatolas.

"No creo que el nuevo presidente vaya a poner las cosas fáciles de repente, pero un riguroso esfuerzo diplomático, combinado con la amenaza de la fuerza, pueden derivar en un acuerdo", dijo Obama hace unos días, mientras ahora existe expectativa por un eventual acercamiento.

Estados Unidos, Israel y sus aliados están convencidos de que Irán está desarrollando un programa de armamento nuclear. Teherán rechaza estas acusaciones y argumenta siempre que dicho programa tiene carácter exclusivamente civil. Eso es lo que se discutirá en una mesa de negociaciones que no sabemos, primero, que tan complicada será de instalarla.