En el Perú y muchos países de América Latina se acostumbra a tener en casa a una trabajadora del hogar. Doméstica, empleada, les dicen algunos. Aun cuando uno sea de clase media, tiene a alguien que se encarga de la casa, sea por unas cuantas horas, medio día, uno o dos días a la semana, diariamente.  

Pese a que algunas que se dedican a este empleo sienten vergüenza, cada vez más ocurre lo contrario, pues asumen que es como cualquier otro. Sin embargo, hay gente que piensa lo contrario. “Si no, mira los sueldos; siempre quieren pagar lo mínimo posible”, dice Martha, una de las trabajadoras que toma la palabra. Algunas laboran más de 8, 10, 12 horas. ¿Les pagan horas extra? Las que trabajan cama adentro, ¿tienen un buen lugar para dormir? ¿Basta con que se sienten a la mesa con sus empleadores y no lleven uniformes para considerar que reciben buen trato? Ellas piden respeto, seguro social, pago justo, puntual, entre otros puntos.

“La gran mayoría de trabajadoras del hogar en el Perú perciben remuneraciones por debajo del mínimo vital, enfrentan extensas jornadas de trabajo y no tienen acceso a la seguridad social, por lo que exhortó a las instituciones competentes a adoptar medidas para revertir esta situación”, señaló hoy el defensor del Pueblo (e), Eduardo Vega Luna, al presentar el informe Las trabajadoras del hogar en el Perú. Supervisión a los sectores encargados de la promoción y defensa de sus derechos.

De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, alrededor de 404,127 personas se dedican al trabajo del hogar remunerado, de las cuales el 85% percibe sueldos inferiores al mínimo vital y solo el 22.4% estarían aseguradas en EsSalud, pese a que la norma lo exige.

“Lamentablemente, la desprotección que hoy enfrentan las trabajadoras del hogar se conecta con graves problemas sociales como el racismo, el sexismo y la pobreza. Por ello, para hacer frente a esta situación, además de la adopción de medidas legislativas y de políticas públicas por parte del Estado, se requiere el compromiso de todos los ciudadanos y ciudadanas”, añadió Vega Luna.

Por su parte, la adjunta para los Derechos de la Mujer, Carolina Garcés, afirmó que es necesario que el Congreso de la República modifique la Ley Nº 27986 a fin de que contemple el derecho a la remuneración mínima vital de las trabajadoras del hogar, la exigencia de un contrato escrito para la prestación de sus servicios, así como un trato no discriminatorio en lo referido a vacaciones, gratificaciones, sobretasa por laborar en días feriados y compensación por tiempo de servicios.