#ElPerúQueQueremos

Credo de cortés

¡Pobre Dios!

¡ En tu nombre se han cometido tantos excesos!

Los hombres nunca cometen el mal más plena y alegremente que cuando lo hacen por convicciones religiosas. 

(Pascal)

Publicado: 2013-12-09


Pienso en muchas personas en estos momentos. He estado leyendo estos días sobre un misionero del s. XVI, el controvertido español Bartolomé de las Casas. Este tío critica en plena teocracia española el requerimento, documento por el que se avisa a los indios que si aceptan el reinado de los reyes “católicos” serán aceptados y si no…ay, pobre de ellos: “Y si no lo hiciereis, y en ello, dilación maliciosamente pusiereis, certifícoos que con la ayuda de Dios, nosotros entraremos poderosamente contra vosotros y vos haremos guerra por todas las partes” (¡y sí que fue por todas partes!)


Sé que alguno podría decir: “¿este es católico? Seguro es un ateo que quiere dejar mal a la Iglesia”. Déjenme decirles que sí, me confieso católico, amo a Cristo en la Iglesia católica y porque la amo es que soy crítico ya que no se cree dentro de la Iglesia en abstracto sino mediado por personas. Esto lo aprendí de un buen libro (que de hecho cita el Papa Francisco en su último documento) de Henri de Lubac, no puedo ceder ante la tentación de no decir nada para que esta crezca. Sí, amo a la Iglesia y porque la amo me duele. En fin, este no es el tema, solo me adelanto, porque imagino algunos comentarios.


Regreso al tema que me aborda.

En nombre de Dios se mataron personas, se maltrataron otras a sí mismas.

En nombre de Dios se automutilaron genitales.

En nombre de Dios las mujeres fueron reducidas a nada (¡la mujer es ocasión de pecado!)

En nombre de Dios se han hecho cruzadas (recordemos al histérico san Bernardo).

En nombre de Dios se han hecho conquistas (¡Vamos a las Indias!).

En nombre de Dios se han hecho guerras (no muy lejanas, acordémonos del hipócrita de Bush luego del nefasto 11 de setiembre).

En nombre de Dios se dice al pequeño que no haga algo porque lo va a castigar.

En nombre de Dios se prohibió la ciencia (¡pero sí se mueve!).

En nombre de Dios las celebraciones eran solo en latín (¡Regresemos a lo antiguo!)

En nombre de Dios quieren algunos regresar a ellas (Ahí tenemos más seguridades)

En nombre de Dios se ataca al que piensa diferente (claro decimos que tenemos la verdad).

En nombre de Dios se esclavizaron negros (¡no tienen alma!)

En nombre de Dios se esclavizaron indios (¡no son humanos!)

En nombre de Dios se marginan homosexuales (Dios hizo Adán y Eva, no Adán y Esteban).

En nombre de Dios se evitan verdades (¡no hay que hacer leña del árbol caído!).

En nombre de Dios, en nombre de Dios, en nombre de Dios.

¿Y es que no le pesará al pobre Dios que le chantemos nuestras voluntades a la suya?


Alguna vez escuché esta frase y la hice mía: “del dios que muchos son ateos yo también lo soy”. Y claro, con un dios que quiere muerte de inocentes en la Franja de Gaza o con un dios que mata las diferencias, ¡caramba! A mí tampoco me dan muchas ganas de creer.


Muchos creyentes olvidamos que debemos ser creíbles y que el Dios de Jesús es misericordia que no es mero sentimiento sino acciones concretas que evidencian el Dios en el que creemos.


¿De qué nos basta decir llamarnos creyentes si nuestros actos no reflejan al Dios en el que creemos? Esta enseñanza no es mía, es enseñanza de Jesús, el de Nazaret: “no solo quien dice Señor, Señor entrará en el Reino.


Regreso nuevamente al tema de hoy. El cristianismo que queremos vivir no quiere ser aislado, la fe es cuestión personal sí, pero que se vive de modo comunitario. Errores sobre la concepción cristiana de Dios se debe a esos aislamientos.


Francisco está repitiendo con fuerza lo que siempre fue el cristianismo (y no debió nunca dejar de ser). Esperemos que los que nos llamamos creyentes podamos ser creíbles frente a una sociedad que no pide solo rezos y escapularios (hablo en general) sino actitudes.


Como dice Gutiérrez: “nuestra metodología es nuestra espiritualidad”. En nuestro modo vida manifestamos el Dios en el que creemos. Así de sencilla es la cosa.


Pobre Dios, perdónanos, a veces los seres humanos te queremos hacer a nuestra imagen y semejanza.


Escrito por

Enrique Vega-Dávila

Soñador con los pies en la tierra. Seguidor de Jesús. Teólogo. Activista. Hijo, hermano. Ecuménico.


Publicado en

Fe para ateos y ateas

Del dios que mucha en es atea, yo también lo soy... ¿De qué qué dios somos ateos o ateas somos quienes creemos?