"Finalmente, a pesar de la enorme ilusión desatada, de la generosa y valiente movilización de miles de jóvenes peruanos contra los poderes fácticos, sus medios y su tenebrosa campaña demonizadora, no se pudo". 

Verónika Mendoza, del frente amplio, volvió a poner a la izquierda en la escena política nacional. (Reuters)

Así inició Alejandro Lira su columna de opinión en el diario Público de España sobre las elecciones en Perú, tras los resultados oficiales de la votación del domingo último, que confirmaron que Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski disputarán la presidencia del país en la segunda vuelta del 5 de junio próximo.

"A Verónika Mendoza, joven cuzqueña de 35 años y candidata del Frente Amplio de izquierda en Perú ─después de haber estado respirándole en la nuca al segundo en liza, Pedro Pablo Kuczynski─, le faltaron los votos necesarios para entrar en lo que hubiera sido una final electoral de infarto en Perú: entre Keiko Fujimori, representante del neoliberalismo salvaje, y Mendoza, encarnando la tenaz resistencia popular a un modelo que consagra la depredación del medio ambiente; que ha corrompido todas las instituciones habidas en Perú; que garantiza la evasión y elusión tributaria para las grandes corporaciones; que lleva la desigualdad económica y social a niveles sólo comparables con la democracia de castas hindú; y donde la precariedad en salud, educación, transporte y trabajo, haría que los peruanos tomasen el modelo actual de austeridad europea como una vida propia para ricos".

Lira agrega que su descripción de la situación en nuestro país no es la que predomina en los medios de comunicación peruanos: 

"Un solo grupo empresarial posee más del 85% de los medios de comunicación peruanos y, por consiguiente, el trozo del pastel publicitario respectivo. Y, lo más importante, la capacidad de difundir un relato sobre la realidad del país que coincida con sus propios intereses".

El articulista sostiene que la posibilidad de que la izquierda gane las elecciones y ponga en entredicho el modelo económico que se instauró desde el golpe de Estado de Alberto Fujimori en 199, disparó todas las alarmas. 

"La visita que el embajador estadounidense, Brian A. Nichols, le hiciera a Verónika Mendoza nueve días antes de las elecciones (un auténtico cambio de tornas en un país donde todos los candidatos a la Presidencia realizan intensos lobbies para conseguir una discreta audiencia con el embajador de EEUU en Perú, para garantizarle su mejor voluntad y sumisión en caso de salir electos) fue tomada como una señal de pánico. En efecto, Mendoza consiguió evidenciar en las encuestas tal crecimiento durante las últimas tres semanas que prácticamente, por lógica estadística, su pase a la segunda vuelta estaba casi asegurado".

Lira subrayó que en ese momento fue que se puso en marcha toda la maquinaria mediática para mantener en statu quo.

"Por aire, mar y tierra los peruanos fueron bombardeados con información que revelaba los oscuros nexos entre el fallecido Hugo Chávez y Mendoza: cómo ella había anotado en una agenda ajena palabras que confirmaban la financiación de la izquierda peruana con dinero venezolano; que no sólo era chavista sino también terruca (peruanismo por terrorista) y que su lista para el Congreso estaba conformada por simpatizantes del terrorismo, cuando no por auténticos terroristas; o que su padre tenía intereses en la minería informal. No faltó en esta orgía de acusaciones la incursión de la Santa Madre Iglesia, que a través de uno de sus más connotados pastores convocó los horrores del infierno anunciando que los católicos incurrirían en grave pecado en caso de votar por ella".

Fueron -señala Alejandro Lira- tres semanas de espanto para las élites en Perú, "un conglomerado de castas asociadas a las grandes corporaciones, que tienen a su disposición los fondos de pensiones de los trabajadores peruanos para tapar sus agujeros financieros, sus caídas en Bolsa y para jugar a inversionistas del primer mundo". 

"Según sus propios instrumentos de auto referencia, consultan con sus espejos contables y estos les dicen que su Perú, salvo los dos últimos años, es el país que más ha crecido en América Latina durante la última década. Que la pobreza se ha reducido y en el horizonte surge una clase media emergente como lo era su mercado de materias primas".
"En sus delirios anunciaban que muy pronto su país iba a llegar al primer mundo. Y en honor a la verdad, es lo único cierto que han conseguido. Desde el mes pasado la geografía de las castas peruanas limita por el cielo con Europa. No precisan de visado Schengen, sólo ganas de pasear, hacer turismo y gastar en Europa todo lo que ya se han aburrido de comprar en Perú".

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