José Alejandro Godoy: reflexiones desde el tercer piso
José Alejandro Godoy (Lima, 1981) dice que nació en medio de una huelga de médicos, en una clínica de nombre francés y a la espalda de Palacio de Justicia. Él niega que esos hechos sean determinantes para que escriba Desde el Tercer Piso (DTP), un blog político de alto vuelo que congenia periodismo, análisis jurídico y metodológico y reflexiones ideológicas de cosecha bastante personal.
Godoy estudió Derecho en la Universidad Católica y se quedó tan fascinado con su universidad que ahora trabaja allí, como investigador del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP “para felicidad de Aldo Mariátegui y Uri Ben Schmuel” acota, divertido. Además, tiene un Diplomado en Periodismo Político y Análisis Cultural por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Afirma con total convicción que bloguea, twittea, chambea y aún vive en para contarlo.
Godoy señala que el nombre de su blog, uno de los más conocidos y comentados de la blogósfera peruana, se debe a que siempre vivió en un tercer piso, a pesar que cambiara de ubicación con las mudanzas. Melómano, puede escuchar en el mismo día a Blades, Chacalón, Soda Stereo, Red Hot Chili Peppers, The Beatles, Caetano Veloso, Fito Páez o Eva Ayllón, dependiendo del estado de ánimo y del ritmo que tenga que marcar el día. Aunque generalmente oye RPP o Capital para que le cuenten cómo va el país.
Nos indica que antes de partir de este mundo, espera ver a Universitario de Deportes en el Mundial de Clubes, jugar con sus nietos, un par de juicios más de ex presidentes, respirar algo de aire puro, conocer Roma, Paris, New York, Iquitos y continuar escribiendo hasta que le den las fuerzas. Sigue asombrado con que personas muy cercanas a él hayan vivido a la vuelta de la esquina sin saberlo hasta años después. Y considera que Vargas Llosa solo debería escribir novelas.
¿Por qué le pusiste a tu blog el nombre que tiene?
El nombre que tiene el blog responde a dos circunstancias. La primera, que tiene que ver con una cuestión enteramente personal, es que, por casualidades de la vida, los tres departamentos en los que he vivido han estado ubicados en un tercer piso, con ventanas hacia la calle. La segunda, es que una mirada desde cierta altura permite ver el panorama completo sin dejar los detalles, de allí que muchas veces los textos que cuelgo sean extensos, para que el lector se dé una idea de un tema en particular del modo más completo posible
¿Qué ventajas crees tiene para ti bloguear antes que escribir en un medio de comunicación tradicional?
La principal ventaja que encuentro es la independencia. Tengo la capacidad de tocar cualquier tema que se me ocurra, sin que pueda mediar la presión de un superior que controle mis palabras, opiniones o investigaciones. Ello supone a la vez una gran responsabilidad, dado que el contenido del blog pasa a ser enteramente mío, lo que implica un trabajo de verificación de información que toma tiempo, así como asumir las consecuencias de lo que se escribe. Creo que este último aspecto muchas veces no se entiende y existen blogs que disparan como mono con metralleta sobre lo que se les ocurra, sin medir las consecuencias.
¿Qué satisfacciones te ha generado el blog Desde el Tercer Piso?
Hay varias. La primera es tener un medio de expresión propio. Una segunda es que, de a pocos y sin pensarlo, DTP ha sido parte de la formación de un espacio nuevo de expresión y comunicación. La tercera, importante en términos personales, ha sido la de conocer, dentro de la comunidad de personas conectadas por los blogs y el Twitter, a gente muy valiosa, varios de los cuales son amigos míos bastante cercanos. Y una cuarta es haber redescubierto una vocación periodística que creí abandonada cuando opté por el Derecho como carrera.
¿Cuáles son los blogs que revisas diariamente?
Comienzo por los políticos y/o sociales: Útero de Marita, El Morsa, Espacio Compartido, Diario de IQT, Menos Canas, Heduardo, La Voz a ti Debida, Mil Demonios. También le echo una mirada a los que tocan temas periodísticos, sobre tecnologías de la información o misceláneos como Cuaderno de Borrador, Aprendiendo Web, Casi un Blog, Arturo Goga, El Mundo de Plástico o Clases de Periodismo. Y nunca dejo de ver Cinencuentro cuando quiero saber algo sobre alguna película que esté tentado a ver o Ciudadano Pop y La Nuez para instruirme sobre comics.
Si tuvieras que hacer una descripción de un blogger permanente promedio ¿cómo crees que sería su personalidad?
Yo creo que tiene que tener constancia para escribir regularmente o cada vez que el tiempo se lo permita. Tener una voz propia o rasgo propio que lo caracterice. Referentes culturales o literarios a la mano. Y alguien que procure ver cosas nuevas o por lo menos, morir en ese intento.
¿Te consideras un blogstar?
No. De hecho que el trabajo en DTP ha merecido cierto reconocimiento, pero creo que ello no implica estrellato, fama, creértela o sentirte como parte de “la gentita”. Por el contrario, dicho reconocimiento implica una mayor responsabilidad hacia el público que me lee. Si alguien se considera blogstar, pues debe acordarse de que la blogósfera, como todo fenómeno de Internet en un país como una brecha digital tan amplia como el Perú, sigue siendo un espacio que no es masivo, por más que cada día sea más conocido.
Estudiaste Derecho pero has congeniado bastante bien con la investigación periodística ¿cómo equilibras ambas actividades en tu trabajo diario?
No es tan complicado. El método de investigación jurídica, que busca demostrar una obligación o responsabilidad a través de documentos y normas, sirve mucho para el trabajo periodístico. Además, el conocimiento de la estructura del Estado supone cierta ventaja para tratar algunos temas. Y, al revés, lo periodístico hace más ágil y comprensible el marco jurídico, ejercita una forma de escribir que sea directa y clara.
¿En qué crees?
En lo religioso soy católico, intento ser practicante, voy a misa, participo en una comunidad católica medio sui generis – porque integra familias con hijos adolescentes, donde soy una suerte de bisagra entre ellas – siendo yo más cercano a las tendencias dentro de la Iglesia Católica que procuran un cambio social. Mucha de mi formación en la fe tiene mucho que ver con la Teología de la Liberacion, pero también con las vivencias propias en un colegio católico en Lima bastante antiguo – La Recoleta – que tenía a dos sacerdotes comprometidos con los derechos humanos: Hubert Lanssiers y Gastón Garatea. Creo que la religión parte de la libertad, no de la represión o de la culpa. Quizás en ello me diferencio de mis amigos del Opus o del Sodalicio. En lo político e ideológico estoy más cercano del liberalismo, entendido en el sentido tanto político como económico: el respeto a la democracia y los derechos humanos como norte político y el valor del emprendimiento privado como motor de la economía, sin negar un rol del Estado como promotor y regulador de la actividad económica. En economía, procuro no ser dogmático y estar abierto a varias ideas. Quizás en ello sea más pragmático de lo que a veces parece cuando opino de política. Estoy a favor de un Estado laico, del respeto a la diversidad cultural y del medio ambiente.
¿Te consideras un nerd? ¿un geek? ¿un freak?
Pregunta difícil porque implica una etiqueta y siempre he procurado huir de las mismas. La tecnología, más que hacerme fan de nuevos gadgets, me asombra y no conozco tanto de informática como mis amigos. Lo mismo me ocurre con los comics, mundo al que de a pocos recién voy conociendo. Digamos que ratón de biblioteca sería una mejor descripción, si es que le quieres poner una etiqueta a ciertos rasgos de mi personalidad.
¿Cuáles son los libros que te siguen deslumbrando?
En retrospectiva, Julio Verne es uno de los autores que más me ha marcado, tanto por el ritmo ágil de sus novelas, como por el interés en los detalles. Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino y La Vuelta al Mundo en Ochenta Días son dos de mis favoritos. Siempre vuelvo a Rayuela de Cortázar como ejemplo de lo que se puede hacer con el lenguaje. Vargas Llosa es casi totémico, sobre todo por su triada casi inicial de La Ciudad y los Perros, La Casa Verde y, sobre todo, Conversación en la Catedral. Alberto Fuguet es otro autor que me gusta, tengo un Tinta Roja firmado por él en una de las últimas veces que vino a Lima. En no ficción, Capote me parece un imprescindible. Y ya en el terreno político, cada vez que doy vueltas al Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, sea por temas de trabajo o por DTP, vuelvo a recordar las tareas pendientes del país.
¿Cuáles son los periodistas más importantes de la actualidad?
En televisión sigue siendo César Hildebrandt el master of masters. Aunque no me gusta cuando se pone extremadamente generalizador o antichileno, no dejo de reconocer sus méritos como entrevistador y su talento para la diatriba y el adjetivo bien puesto. Rosa María Palacios destaca por sus conocimientos jurídicos y por un estilo que es bastante irónico y cachaciento. En prensa escrita, Gustavo Gorriti cuando investiga y cuando se inspira es brillante, Pedro Salinas siempre pone los adjetivos cual banderillas y Augusto Álvarez Rodrich es quizás la mejor aparición en prensa escrita: claro, directo y sin concesiones. De afuera, Jorge Lanata y Patricio Navia son otros de mis referentes.
¿Cuál debe ser el papel de la cultura en el desempeño del periodismo y la investigación en general?
El uso de referentes culturales es algo que se usa cada vez más en el periodismo y entender cuál es la visión cultural del otro es algo que deberíamos hacer cada vez más para cubrir determinados tipos de informaciones. En general, el tema resulta complejo, sobre todo por las diversas acepciones de cultura que tenemos en nuestras mentes.
¿Cómo te mantienes informado de lo que sucede en Iquitos y la Amazonía?
Los medios de Lima dan una parte, pero el hecho que existan blogs escritos desde diversas zonas de la selva ayuda en mucho a tener una mirada mucho más amplia y comprendiendo las particularidades locales de esta región del país.
¿Qué sensaciones te produce la Amazonía?
Básicamente, de asombro permanente y de búsqueda de reconocimiento. Aún no he tenido la oportunidad de visitarla, pero, a través de sus medios locales, he podido ver que está llena de contrastes: el exotismo con el que a veces se la mira se ve contrastado con una modernidad muy propia, una actividad cultural cada vez más expuesta y los problemas de exclusión y de dificultades para tener una visión integral del desarrollo que nos han mostrado hechos como los de Bagua.
¿Cuál crees ha sido la lección más importante que ha quedado luego de los sucesos de Bagua?
Son varias. La primera es retornar al valor de la verdad: se tejieron demasiados rumores, se dijeron muchas cosas llevadas por intereses ideológicos de un lado y de otro y muchas se comprobaron como falsas. La segunda, es no caer en ninguno de dos extremos al hablar de comunidades indígenas: o verlas como una forma de resistencia al capitalismo que puede ayudar a derrumbarlo o como salvajes que no quieren la modernidad. Pero, sobre todo, está la necesidad de repensar el modelo de desarrollo que tenemos en el país, pues, sin dejar de lado la economía de mercado, se requieren ajustes para una mayor integración entre peruanos y una mayor comunión con el medio ambiente.
¿Qué cosas te han hecho sentir orgulloso de ti mismo?
Pregunta complicada que podría llamar a la filosofía. Pero, respondiendo directamente, creo que el hecho de haber culminado una carrera de modo exitoso, el trabajar en una entidad como la Pontificia Universidad Católica del Perú y haber logrado mantener una web por cuatro años y medio son cosas que en lo profesional me llenan de satisfacción. En lo personal, aun me falta seguir creciendo bastante, pero quizás el hecho de procurar estar con los amigos en los momentos que lo necesitan es algo que sí me da cierta satisfacción.
¿Cuáles son los lugares más espectaculares que has visitado?
No he viajado mucho en mi vida, pero Ayacucho y Santiago de Chile son los lugares que más recuerdos me traen de viajes. Pero mi propia ciudad, Lima, es un lugar fascinante, con varios rincones por descubrir, que sospecho que viajar dentro de la ciudad es un excelente ejercicio.
Finalmente ¿cómo ves tu futuro de aquí a diez años?
Para comenzar, espero estar vivo de acá a diez años. Espero estar trabajando, espero haber crecido más como persona y sí, ojalá, y aunque suena a cliché, ya haya podido plantar un árbol, escrito un libro y tenido un hijo.