VIAJERO DE LA SEMANA: Iván La Riva Begazo: ¿Un deseo: seguir siendo un viajero?
Iván es un abogado trujillano, docente universitario, que no solo ha escrito los únicos libros de legislación turística del país si no que tiene una pasión por recorrer, principalmente, su departamento de La Libertad y la zona nor amazónica del Perú. Sus experiencias viajeras las trasmite en artículos para diarios, revistas y en sus libros de viajes.
Siempre he compartido la diferencia que entre “turista” y “viajero” hace Paul Bowles en su obra "El cielo protector". El turista, según el novelista, “es aquel sujeto que viaja a otro lugar, lo visita y luego vuelve a su propia realidad sin que nada haya cambiado en él”. El viajero, por el contrario, “parte en busca de un lugar que lo ayude a inspirarse para lograr el cambio social que anhela, compensando así el vacío que lleva dentro”.
Pienso que, mientras el turista lleva un equipaje completo a donde va, el viajero porta lo elemental para no perder el sentido de ser quien es. Al viajero le importa más el lugar que contacta, los problemas que descubre, la realidad que vive, antes que las imágenes marketeadas que sí interesan a los turistas.
El “Che” Guevara, a quien considero un “auténtico viajero”, luego de uno de sus viajes apuntó: “La persona que escribió estas notas murió al pisar nuevamente tierra argentina,…yo no soy el mismo que era antes. Este vagabundear a través de nuestra América me ha cambiado más de lo que yo pensaba”
Siempre les digo a mis alumnos que la única manera de ser un apasionado del turismo y sentir orgullo por lo nuestro es viajando, recorriendo, conociendo, apreciando, valorando. Yo me precio de conocer 82 de los 83 distritos de La Libertad, la mayoría de provincias de la parte nor amazónica y haber estado alguna vez en cada uno de los departamentos del Perú. Solo conociendo nuestra auténtica realidad podremos cambiarla y el turismo es una excelente herramienta para ello.
Hoy me encuentro abocado en continuar mis aventuras pero “a pie”. Siento una necesidad de unir pueblos, estar en contacto con la naturaleza y conocer gentes a través de caminatas que cada vez son más exigentes. Recientemente traté de unir Huamachuco con Huaraz a través del Capac Ñam en una travesía que debería durar diez días, pero por lo agresiva que fue la puna solo soporté cuatro, pero crucé el espectacular tramo inca de “Las Escalerillas” al pie del pico Huaylillas. El pasado fin de semana estuve en la selva virgen de Tingana en Moyobamba y días antes recorrí, en dos días, cincuenta kilómetros de playas inexploradas desde Cherrepe (Lambayeque) hasta Pacasmayo (La Libertad).
Mi aliciente motivador es que en estas caminatas me acompañan mis jóvenes estudiantes universitarios con quienes comparto las maravillas de la geografía peruana y la cultura de su gente de quienes aprendemos mucho. Para fiestas patrias pensamos “bajar” desde Santiago de Chuco a la costa, pasando por la Reserva de Calipuy en una caminata que nos debe llevar tres o cuatro días como mínimo, siguiendo la ruta que en 1868 hiciera Antonio Raimondi.
¿Un viaje inolvidable? Aún no lo he llevado a cabo; quizás mi caminata hacia la eternidad que algún día habrá de ser, pero espero no organizarla. ¿Un pensamiento?, “No importa donde lleguemos, lo que importa es la caminata”. ¿Un deseo? Seguir viajando como viajero.