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Mildemonios prendió la televisión (7)

Publicado: 2010-09-16

En el año 1998 el amigo Sam Neill protagonizó una miniserie llamada Merlin.  En ésta él interpreta al famoso hechicero junto a un elenco que incluía a Isabella Rossellini y Helena Bonham Carter.  Lo que me gustó de esta miniserie fue que en esta historia el protagonista principal era Merlin, no el Rey Arturo.  Y todo lo que pasaba en la leyenda que conocemos (que Excalibur está atascada en una espada, que Ginebra le pone los cuernos a Arturo, etc.) son daños colaterales en un eterno enfrentamiento entre Merlin y Mab, la Reina de la Hadas, interpretada por Miranda Richardson.

La miniserie me pareció increible, porque jugaba con la idea de que en un duelo de hechiceros no gana el más poderoso, sino el más astuto.  Un elemento que también tiene Lord of the Rings y Hellblazer y que me encanta.

Por ejemplo, en un momento Mab y Merlin se enfrentan con rayos y destellos en una corte.  Los nobles tratan de huir, pero Mab quiere espectadores y bloquea las salidas.  La gente está atemorizada y son víctimas inocentes en el medio de la batalla entre los dos hechiceros.  Entonces Merlin se da cuenta de lo que pasa... La magia que usa Mab solamente funciona si crees en ella.  Entonces se manda un floro frente a los nobles y los convence de darle la espalda a Mab.  Si no la ves, si no le temes, si no le das importancia, no te puede hacer nada.  Al final, en ausencia de la magia, Merlin sigue siendo un hombre que puede empuñar una espada.  Pero en ausencia de la magia, Mab es un ser anciano y acabado y no te puede hacer nada.

Esa resolución me gusta mucho, porque es un concepto que se aplica a muchas cosas de la vida real a las que uno le tiene miedo, pero que en realidad solamente tienen poder si les das importancia.  Obviamente no me refiero a los semáforos (en esos mejor sigue creyendo).  Sino a temas más conceptuales y quizás hasta políticos.

Y por eso, señores, es que no comento en este blog lo que anoche transmitió ese programa político que ustedes saben y que volverán a ver hoy como un cocainómano que necesita su siguiente onza.  Oh, no me malentiendan.  Por supuesto que es importante la política y las elecciones y el debate de ideas y todo eso.  Pero lo revelado anoche no define mi voto.  Y no me ataquen por ello. ¿Ya mencioné que hay que seguir creyendo en los semáforos y en el debate de ideas?


Escrito por

mildemonios

Economista con postgrado en periodismo.


Publicado en

Economía de los mil demonios

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