Joan March y la guerra como negocio
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"Joan March, los negocios de la guerra" es el primer documental que se realiza sobre un personaje misterioso y secreto conocido popularmente como "el banquero de Franco".
El acceso a nuevos documentos desclasificados de los archivos de Londres, Berlín, Washington y Madrid, ha permitido probar que Joan March Ordinas (Santa Margalida, Mallorca, 1880 - Madrid, 1962) llegó a ser uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo (The New Yorker decía que era la séptima fortuna del mundo) gracias a sus actividades legales e ilegales: contrabandista, traficante de armas, espia, aventurero, empresario de prensa, industrial, especulador, terrateniente, financiero, diputado, mecenas.
Si sobre los carnegies, rockefellers y vanderbilts se han escrito muchas biografías y se han hecho un buen número de documentales, éste no es el caso del financiero mallorquín. Y, en cambio, era tan astuto, inteligente, denodado, emprendedor, multimillionario y poco escrupuloso como ellos.
March tenía un único objetivo: ganar dinero. El "cómo" era absolutamente indiferente y las guerras del siglo XX fueron una buena fuente de ingresos.
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Biografía de Joan March
Procedente de una familia campesina de Mallorca, era hijo de un tratante de ganado. Estudió comercio en el colegio franciscano de Pont d'Inca, siendo expulsado de la escuela.
El origen de sus actividades económicas se sitúa en la trata de cerdos. Con los benéficos obtenidos compró terrenos en la isla de Mallorca. Posteriormente se dedicó al contrabando, adquiriendo productos en África y Gibraltar que más tarde eran vendidos en la costa levantina. En 1906 se dedica a la producción de tabaco, comprando parte de una fábrica de tabaco en Argelia, en 1911, obtuvo de la Compañía Internacional de Tabacos de Marruecos, de capital francés, el monopolio del comercio de tabaco en todo Marruecos, incluido el español. Intervino en la producción de electricidad en Baleares, donde se hizo con acciones del tranvía de Palma de Mallorca y Canarias. Durante la I Guerra Mundial (1915) se vió involucrado en un incidente internacional, al dar suministros a los submarinos alemanes que operaban en el Mediterráneo occidental, desde las islas de Menorca y Cabrera. Ello costó la expropiación inmediata de la isla a los propietarios por parte del ramo español de Guerra y que nunca la recuperaron. En 1916 creó la Compañía Transmediterránea, que con un capital inicial de cien millones de pesetas integraba varias navieras, y controlaba las comunicaciones entre Baleares y Marruecos y el tráfico de cabotaje en Levante. En 1926 fundó la Banca March con el objetivo de financiar sus actividades empresariales. Previamente en abril de 1923 fue elegido diputado a Cortes por Mallorca por Izquierda Liberal, de Santiago Alba.
Como consecuencia de todas estas actuaciones Francesc Cambó dijo de él que era el último pirata del Mediterráneo".
II República y Guerra Civil
Establecida la Segunda República en 1931, fue detenido, siendo acusado de colaboración con la dictadura y contrabando. Finalmente, fue encarcelado en junio de 1932 en la cárcel Modelo de Madrid acusado de llevar a cabo actividades económicas irregulares. En 1933 fue trasladado a la cárcel de Alcalá de Henares de la que se fugó.
Reelegido diputado en febrero de 1936, March fue uno de los principales financieros de la sublevación de 1936. De hecho fue quien pagó el alquiler del Dragon Rapide, el avión, que trasladó al general Franco desde Canarias a Marruecos. Mediante su influencia, los sublevados obtuvieron el apoyo de muchos indecisos. March puso a disposición de los sublevados 600 millones de pesetas.
Desde la Guerra Civil
Según Robert Solborg, agente americano en Lisboa en 1942, el gobierno británico decidió sobornar a los principales generales de Franco para evitar la entrada de España en la II Guerra Mundial a favor de Alemania. El agente elegido para efectuar el soborno fue March, que se encargó de convencerlos y distribuir entre ellos una suma inicial de diez millones de dólares americanos de la época.(Ferrer Guasp,2004:446).
Sede actual de la Fundación Juan March, en MadridPosteriormente, al amparo de la dictadura franquista, realizó diversas operaciones financieras de gran calibre, como la compra de la Barcelona Traction, tras la que fundó FECSA. De hecho fue conocido como el "banquero de Franco".
Juan March, murió el 10 de marzo de 1962 de las heridas sufridas en accidente de automóvil dos semanas antes, el 25 de febrero de 1962 en Las Rozas (Provincia de Madrid).
JOAN MARCH
L'home m�s misteri�s del m�n
Pere Ferrer
Ediciones B, 2008
JOAN MARCH
Els inicis d'un imperi finacier
1900 - 1924
Ediciones Cort, Els Ullals,
2000
JOAN MARCH
La cara oculta del poder
1931 - 1945
Ediciones Cort, Els Ullals,
La irresistible ascensi�n de JUAN MARCH
Bernardo D�az Nosty
Sedmay Ediciones, 1977
Los March
La fortuna silenciosa
Esteban Urreiztieta
La Esfera de los Libros, 2008
JUAN MARCH
y su tiempo
Ram�n Garriga
Editorial Planeta.
1976
El �ltimo pirata del Mediterr�neo
Manuel Dominguez Benavides
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Fundación Juan March
En 1955, a imitación de la Fundación Rockefeller y la Fundación Carnegie, creó la Fundación Juan March para promover la ciencia y la cultura, que dotó con 1,5 millones de dólares (300 millones de pesetas) y 12 millones de dólares (2.000 millones) a su muerte. Hoy cuenta con colecciones propias de escultura y pintura, institutos de investigación, bibliotecas y publicaciones, y ofrece premios y becas de investigación y actividades culturales.
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www.todocoleccion.net/1934-juan-march-baleare...
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JUAN MARCH, EL ULTIMO PIRATA DEL MEDITERRANEO
El banquero mallorquín Juan March actuó de intermediario en la operación
Churchill sobornó a 30 generales franquistas para evitar la entrada de España en la II Guerra Mundial
ELPLURAL.COM/EUROPA PRESS
En el verano de 1940, el primer ministro británico Winston Churchill estaba convencido de que España entraría en la II Guerra Mundial del lado de Adolf Hitler. Para evitarlo, decidió sobornar a los generales que estaban bajo las órdenes del dictador Francisco Franco y crear así toda una corriente militar de pensamiento en contra de la entrada de España en el conflicto. La pieza clave para ello fue el banquero mallorquín Juan March que actuó como agente secreto británico para organizar los pagos de esos sobornos de millones de dólares, que fueron a parar a manos de una treintena de generales franquistas, cuyos sueldos no eran precisamente boyantes.
<!--Esta revelación aparece en el libro Juan March: El hombre más misterioso del mundo, publicado recientemente por el escritor mallorquín Pere Ferrer Guasp, aunque el diario británico The Times aporta nuevos datos sobre la red de sobornos. En el verano de 1940, pocos meses antes de la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya, el primer ministro británico creía que España iba a entrar en la II Guerra Mundial del lado de Alemania.
Sobornos a los generales
Churchill había recibido informes de sus servicios secretos en torno a la intención de Franco y Hitler de invadir Gibraltar, punto estratégico para dominar el Mar Mediterráneo, y para evitar cualquier alineación de España con Alemania, decidió recurrir a una práctica, cuando menos, poco ortodoxa. El oficial Alan Hillgarth sugirió la opción del soborno a los altos mandos del Ejército franquista, toda vez que como explica Ferrer en su libro, estos no estaban satisfechos con sus sueldos a pesar de que eran muy superiores a los de la media española.
Intermediación de March
En una carta al entonces jefe de los servicios estratégicos británicos, J.Donovan, el agente de Estados Unidos en Portugal Robert Solborg sugería que "el español seleccionado para ser el instrumento interno para conseguir los favores políticos de esos generales es el rico banquero Juan March". El empresario mallorquín, que había logrado amasar una gran fortuna gracias al contrabando de tabaco durante la I Guerra Mundial parecía, en principio, un aliado poco conveniente dado que, como se demostró posteriormente, financió el golpe de Franco.
Un banquero posible agente doble
En el libro, Ferrer deja la puerta abierta a que Juan March actuara como un doble agente. Según su investigación, los documentos británicos sugieren que el banquero podría haber permanecido bajo nómina de los alemanes al mismo tiempo que actuó para los británicos. En cualquier caso, cuando estos últimos le ofrecieron actuar como organizador de los sobornos, aceptó, y logró que 30 generales de Franco cambiaran su simpatía por la Alemania nazi por un rechazo a cualquier tipo de colaboración en la II Guerra Mundial.
10 millones de dólares
En 1940, se abrió una cuenta con 10 millones de dólares (7,3 millones de euros) en un banco de Nueva York para pagar los sobornos a los generales españoles. El plan casi fracasa debido a que el Departamento del Tesoro creía que Juan March estaba usando el dinero para financiar al Ejército nazi. El embajador británico logró convencer al presidente Roosevelt de que de aquel dinero dependían los intereses británicos y, según Ferrer, sólo en 1942 los generales de Franco recibieron entre 3 y 5 millones de dólares.
"Habilidades limitadas" del dictador
Según el libro, no todos los generales franquistas necesitaron el aliciente del dinero para cambiar su opinión, si no que algunos de ellos odiaban al dictador. El general Alfredo Kindelan, por ejemplo, escribió en sus memorias sobre Franco: "Podías sentir el vértigo en él por todo aquello, como los escaladores que han subido más de lo que pueden, se sentía mareado por haber alcanzado aquella altura con unas habilidades limitadas".
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Esta revelación aparece en el libro Juan March: El hombre más misterioso del mundo, publicado recientemente por el escritor mallorquín Pere Ferrer Guasp, aunque el diario británico The Times aporta nuevos datos sobre la red de sobornos. En el verano de 1940, pocos meses antes de la reunión entre Hitler y Franco en Hendaya, el primer ministro británico creía que España iba a entrar en la II Guerra Mundial del lado de Alemania.
Sobornos a los generales
Churchill había recibido informes de sus servicios secretos en torno a la intención de Franco y Hitler de invadir Gibraltar, punto estratégico para dominar el Mar Mediterráneo, y para evitar cualquier alineación de España con Alemania, decidió recurrir a una práctica, cuando menos, poco ortodoxa. El oficial Alan Hillgarth sugirió la opción del soborno a los altos mandos del Ejército franquista, toda vez que como explica Ferrer en su libro, estos no estaban satisfechos con sus sueldos a pesar de que eran muy superiores a los de la media española.
Intermediación de March
En una carta al entonces jefe de los servicios estratégicos británicos, J.Donovan, el agente de Estados Unidos en Portugal Robert Solborg sugería que "el español seleccionado para ser el instrumento interno para conseguir los favores políticos de esos generales es el rico banquero Juan March". El empresario mallorquín, que había logrado amasar una gran fortuna gracias al contrabando de tabaco durante la I Guerra Mundial parecía, en principio, un aliado poco conveniente dado que, como se demostró posteriormente, financió el golpe de Franco.
Un banquero posible agente doble
En el libro, Ferrer deja la puerta abierta a que Juan March actuara como un doble agente. Según su investigación, los documentos británicos sugieren que el banquero podría haber permanecido bajo nómina de los alemanes al mismo tiempo que actuó para los británicos. En cualquier caso, cuando estos últimos le ofrecieron actuar como organizador de los sobornos, aceptó, y logró que 30 generales de Franco cambiaran su simpatía por la Alemania nazi por un rechazo a cualquier tipo de colaboración en la II Guerra Mundial.
10 millones de dólares
En 1940, se abrió una cuenta con 10 millones de dólares (7,3 millones de euros) en un banco de Nueva York para pagar los sobornos a los generales españoles. El plan casi fracasa debido a que el Departamento del Tesoro creía que Juan March estaba usando el dinero para financiar al Ejército nazi. El embajador británico logró convencer al presidente Roosevelt de que de aquel dinero dependían los intereses británicos y, según Ferrer, sólo en 1942 los generales de Franco recibieron entre 3 y 5 millones de dólares.
"Habilidades limitadas" del dictador
Según el libro, no todos los generales franquistas necesitaron el aliciente del dinero para cambiar su opinión, si no que algunos de ellos odiaban al dictador. El general Alfredo Kindelan, por ejemplo, escribió en sus memorias sobre Franco: "Podías sentir el vértigo en él por todo aquello, como los escaladores que han subido más de lo que pueden, se sentía mareado por haber alcanzado aquella altura con unas habilidades limitadas".
elplural.com
http://ateosyrepublicanoshistoria.blogspot.com/2008/10/juan-march-el-ultimo-pirata-del.html
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