Mónica Delta, no la hemos olvidado.
Por: Jinre.
Mónica Delta volvió al Perú hace poco tiempo apareciendo al principio con un notorio perfil bajo, algunos “golpes de pecho”, moderada y con ademanes delicados que pueden venderse como propios de una persona poseedora de una indudable sencillez y transparencia – la vemos constantemente y con suma delicadeza subirse los anteojos, agarrándose la barbilla y moviendo las manos en paralelo de cuando en cuando, como si todo esto fuera parte de una imagen deseosa de proyectar y vender al público-. Poco a poco con el transcurrir de los días la vimos sentirse más segura – al lado de Aldo M.- y dejando salir en pequeñas dosis lo que con seguridad forma parte de su persona y no puede contener. En estas últimas semanas, como una carrera que va tomando velocidad, ya la vemos y oímos alzando la voz frente a determinados entrevistados –ojo, no es así con todos-, interrumpiendo las respuestas con impertinencia desmedida, y en otras, haciendo preguntas infecundas que, valgan verdades, en muchos casos no parecieran propias de una persona que ya cuenta con un camino y dominio del oficio del periodismo. Es decir, estos días asistimos y volvemos a ver a la Mónica Delta que nos hace recordar a la periodista con serios problemas de equilibrio e imparcialidad mostrados cuando conducía el famoso programa dominical Panorama de Canal 5, sí, ese canal del prófugo Schutz, vendido a la Dictadura de Fujimori y Montesinos por unos millones de dólares.
Hablamos de Mónica Delta, la periodista que hace más de una década ingresaba a nuestros hogares todos los domingos en horas de la noche –minutos antes de las ocho-. La que vimos iniciarse como reportera y luego de algunos años hacerse cargo de uno de los programas de entrevistas y noticias más vistos de la década del noventa. En esas épocas, Monica Delta había pregonado hasta el cansancio la línea plural del programa en plena dictadura de Fujimori y se jactaba del papel que desempeñaban todos los periodistas de esa casa televisiva. No pasó mucho tiempo sin embargo para que frente a lo evidente, frente al video que revelaba la venta –o compra- en peso de Pantel –Canal 5- por unos cuantos millones de dólares, no le quedara más salida que desaparecer de la escena pública. Con seguridad, de no haber salido a la luz dicho video, Mónica Delta hubiese seguido haciendo gala de la supuesta imparcialidad del canal donde ella trabajaba y del cual era sin duda alguna la más importante periodista y conductora; en el video filmado en la Salita del SIN, aparecen su jefe Ernesto Schutz y Vladimiro Montesinos transando una de las muchas veces en las que se pactaba la compra de la línea editorial del Canal 5, las imágenes muestran además los “adoquines gruesos” de dinero con los que con seguridad también se pagaba el sueldo de los “periodistas” que ahí laboraban.
Hay que recordar adicionalmente, como señaló Verónica Palomino en una noticia publicada de aquellos años, que Mónica Delta no era una conductora más, sino que, tenía además un elevado cargo de confianza en dicha empresa, pues ella era Asesora de Schutz y adicionalmente Presidía el Comité de Prensa que se reunía todas las mañanas con el “Ingeniero”, que era como le decían al Presidente del Directorio hoy prófugo de la justicia peruana. De lo expuesto y en honor a la memoria, resulta difícil creer, o al menos no tener una duda más que razonable, que la famosa conductora –al igual que la novela de Fujimori con Montesinos – no sabía nada de lo que realmente pasaba en su chamba.
Mientras tanto, a medida que pasen los días, seguiremos viendo nuevamente a la famosa periodista haciendo gala de su “gran experiencia”, de su autoproclamada sagrada imparcialidad, de la profesional a la que según ella misma “no le dictan una sola coma”, haciendo lo que ella conoce y estamos seguros sabe hacer muy bien: periodismo a su medida. Que duda cabe.
Lo importante, es no perder la memoria.