El trencito de Keiko y Chávez
Corría junio del año 2000. Concretamente el día 15 de aquel mes.
El presidente Alberto Fujimori acababa de ser por tercera vez reelegido presidente del Perú en medio de numerosas protestas de fraude y corrupción, alentadas entonces por Alejandro Toledo. En calidad de jefe de Estado, y acompañado por su primera dama, su hija Keiko, Fujimori asistió a la XIV cumbres de jefe de estado del Grupo de Rio, celebrada en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.
Era una de esas ocasiones en las que la diplomacia latinoamericana estrecha lazos. Más si se tienen en cuenta las cenas y fiestas que culminaban aquellas maratonianas jornadas y conferencias de alta política.
En una de ellas, celebrada en el idílico marco del Castillo de San Felipe, una jovencísima Keiko Fujimori, actual candidata presidencial, evidenciaba las afinidades que el régimen de su padre compartía con el también joven Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Nada mejor que un trenecito para mostrar una relación de cordialidad y simpatía.
Una bailarina más allá, según podemos observar en la fotografía captada por Guillermo Tapia, encontramos a Alfonso Portillo, recién electo presidente de Guatemala que se encuentra actualmente encarcelado acusado de delitos de corrupción y malversación de fondos.
De noche, ya se sabe, todos los gatos son pardos.