LOS POETAS Y LA LIBERTAD DE CREAR (texto bajado de mi muro en Facebook)
Ha habido, y habrá todavía, poetas que han escrito y escriben sin que el Estado o un mecenas lo proteja, alimente, dé techo o mantenga. También han existido quienes buscaron y llegaron a encontrar el apoyo oficial y a algunos de ellos les fue bien y otros no pasaron de la mediocridad. Hubo también quienes se convirtieron en poetas cortesanos: el más conocido es, recuérdenlo, Li Po, "el inmortal" (luego expulsado por el emperador dizque por "indiscreto").
El asunto, pues, no está en vivir en pobreza o bonanza; en recibir el apoyo o ser desdeñado por el Estado o los mecenas; en aspirar a comer tres veces al día o resignarse a un plato de comida dado con buena fe por la familia; en usar pelo largo o peinarse con raya al centro... El asunto está en que el poeta, como tal, debe -voluntariamente, sin que nadie le recomiende u obligue- rendir culto, sin más ni más, a esto: a la libertad. Libertad, más que en otras cosas, de creación, la creación insobornable. Aunque yo sé poco de estas cosas, considero que allí está el quid.
Hace algún tiempo ante una de las preguntas que me hicieron en una entrevista dije que ningún poeta está obligado a "comprometerse" ni con una clase social ni menos con un partido político. El único compromiso admisible, en arte, en poesía, es con la libertad. A partir de esto, cualquier cosa. Menos la esclavitud". Un poeta convertido en agente vendedor de doctrinas o áulico de líderes políticos y, peor aún, en obsecuente porrista de dictaduras, creo que solo puede generar conmiseración y lástima. Y si para ello hace uso de su poesía, resulta abominable. Un ejemplo de poeta comprometido con la libertad –eso sí-, aun en medio del fragor de la batalla, fue César Vallejo. Escribió "España aparte de mí este cáliz" sin hacer de esa bella e intensa poesía un libelo, sino un mensaje de vida por encima de facciones y mezquindades. Ah si todos apuntáramos a eso. El poeta es un hacedor, no un operario. Nadie puede darle pautas u obligaciones; o, mejor dicho, de nadie debe recibirlas. Eso que muchos llaman "compromiso" podrá dar como rédito algunos merecidos aplausos, pero no ennoblece al trabajo literario, más bien lo pervierte. Yo soy de izquierda, pero –como poeta- más que la "razón revolucionaria" prefiero esto que en un poema yo llamo "marxismo sensorial y luético" (quiero decir ajeno a ideologías). Como persona uno puede elegir su tendencia política o ser indiferente (qué nos importa) y ello de ningún modo tiene que significar la prosperidad o el deterioro de su calidad como escritor.
Agregué que ha habido grandes poetas izquierdistas y también grandes poetas derechistas, incluso fascistas, como Ezra Pound, por ejemplo, que también fue antisemita, pero fue un poeta gigante y su poesía es innegablemente valiosísima.
Es que la poesía está por encima de estas cosas, pues; claro, no hay nada que a un poeta le impida involucrarse también con esas cosas, sean nobles o sean viles: es su voluntad la que decide. Pero, la poesía está, esencialmente, sometida solo a la libertad.