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ELECCIONES CAL 2011

Publicado: 2011-11-28

CALmadamente me dispuse, como cada año a ir a votar en las elecciones del Colegio de Abogados de Lima.

CALvario previsto cada noviembre porque lo que en los primeros años de ejercicio profesional era un motivo de reencuentro en fraternos almuerzos con colegas de la universidad o del trabajo a quienes no veía a diario y aprovechábamos la ocasión; poco a poco fue tornándose en una rutina un poco agobiante.

CAListenia? No! Ejercicio forzado! En principio porque tuve que desplazarme hasta Jesús María a un colegio en el cual este año tocaba votar. Pero si tenemos un local institucional, o no? Pero si existe la posibilidad del voto electrónico! No! A ir a votar de manera obligatoria bajo pena de multa!

CALdeados ya y bastante, mis ánimos y los de mis colegas, compañeros ocasionales de colas interminables, proseguí disciplinadamente para ingresar a votar.

CALor justo hoy en esta Lima de clima temperamental que en días pasados nos ofreció lluvia en lugar de llovizna, rayos y truenos. Calor, casi despiadado. Escucho en  el trayecto las mismas opiniones de siempre: Pero por qué es siempre así la votación?, hasta cuándo? Que falta de respeto a la orden! El próximo año pago mi multa y no vengo! Ni que haya segunda vuelta que me muero! Comentarios con los que me solidarizo como si cada año los desempolváramos para llevarlos de paseo a la votación.

CALamitoso espectáculo de papeles con los nombres, fotos, reseñas, trayectoria, gracias y demás hierbas de todos los candidatos. Miles, pero miles de papeles desperdigados por el suelo. Afrenta a la limpieza. Y eso que estamos de visita, y así nos portamos. Me voy acercando. Me alivio un poco.

CALendarios 2012, lapiceros por miles, agendas, libretitas, y en esta ocasión galletas de la fortuna y libros me atacan seguidos por un discurso tan veloz y atropellado como inentendible. Todos quieren que tome sus regalos tras un: DOCTORITA VOTE POR…! Seguido de todos los calificativos en torno a su candidato que el diccionario contiene y más. No tomo ningún regalo pero son dos los que este año me sorprenden: Una galleta de la fortuna envasada con el nombre y número de uno de los candidatos y libros que regala otro candidato sin timidez alguna. Tengo esperanza, ya estoy en la recta final, me separa tan sólo una cuadra de la puerta de ingreso.

CALculo por experiencia, pasar esta sola cuadra como si tuviera patines, trato de pegarme a la pared, de levitar si es posible pero no! Soy abrazada, estrechada en efusivas manifestaciones de afecto, besada, saludada hasta que mi mano parece una hoja de otoño por todos los candidatos y los integrantes de sus listas. Me piden que vote por ellos e igual suerte corremos todos los de la cola. Sabedores de este callejón oscuro electoral, tratamos de pasar el mal rato lo más rápido que podemos.

CALa profundo en mi corazón, reflexionar entre el tumulto en las motivaciones de cada cual.

CALibres y personalidades diferentes. Sin duda alguna mucha gente valiosa, valiosísima, pero todos inmersos, como si de pagar un cupo se tratase, en la vorágine del estilo electoral del CAL. Hemos olvidado que se trata de profesionales. Han olvidado que somos profesionales.

CALienta mucho más el ambiente un mariachi que para la ocasión canta micro en mano y no obstante ello a voz en cuello, adecuadamente ataviado, una ranchera inspirada en un candidato. Me sonrío y dando unos pasos de baile por sarcasmo pero también por felicidad pues estoy frente a la puerta de entrada que se me asemeja a la puerta del cielo en ese momento, siento que alguien toma mi mano y estrechándola con entusiasmo me dice: Si esto es una fiesta Doctorita!!!

CALambre al cerebro!!! Una fiesta? …en fin, que Dios le conserve la ilusión.

CALentura olvidada, busco mi número de colegiatura, mi mesa, la ubico. Pienso que cada vez somos más los abogados y menos la justicia.

CALigrafío mi voto a conciencia y afinidad. Lo deposito. Firmo. Pongo mi huella. Me despido. Guardo mi carnet del CAL con cuidado y cariño, como protegiéndolo del entorno, de la circunstancia, y pienso. Y pienso.

CALumnias! Todo lo he imaginado. Si la votación es una fiesta! Cada año voy a votar. Y el próximo también, en busca de más abogados y más justicia, salvo que haya una segunda vuelta, donde esta “fiesta” es un poco más pequeña y menos ruidosa.

CALmadamente volveré al próximo año tratando de calzar, en ese calor humano extra efusivo de candidatos, algunos calvos pero con oportuno bisoñé y los más con ideas al viento. El próximo año ya no será un calco de años anteriores ni se caldearán los ánimos entre los ocasionales rivales y los colegas, peregrinos de las colas. Calcularé la mejor hora para llegar para que el calor y el trayecto no me resulte un calamitoso calvario. Recibiré calendarios y demás regalos, mientras evalúo la calidad de las propuestas. Eso es! Que cale hondo, muy hondo la calidad:  Soy miembro de la orden, nos vemos el próximo año…que le vamos a hacer!


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Yo Claudia

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