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Pilar Brescia: "Hoy me puedo reír de mí misma"

Publicado: 2011-12-20

Cuando una mujer no teme decir su edad, es capaz de hacer lo que quiere. Y es verdad. Pilar Brescia Álvarez, nuestra destacada actriz nacional tiene 54 años, y hoy es  consejera espiritual. Desarrolla el taller “pensar mejor para vivir mejor” para fortalecer el autoestima de la gente, confiesa que nunca dejará de ser actriz, que decidir ser esposa y mamá fue lo mejor en su vida y que está dispuesta a elegir aquello que la haga sentir satisfecha consigo misma. Se reinventa, y así será.

¿Se siente una mujer batalla?

Me siento una mujer sin ningún adjetivo, creo que la vida es para disfrutar, ya no para luchar.

¿Qué ha descubierto?

Nos movemos entre la sensación de que he perdido algo o necesito algo. Estoy trabajando en eso.

¿Se ha reinventado a los 54 años?

Si, y lo digo con orgullo. Al final la vida es una suma de aciertos y errores que hay que aprovechar. Y si uno trabajó bien, a cualquier edad tiene opciones para trabajar en lo que cree.

¿Cuáles fueron sus mayores aciertos?

Hacer de la actuación una forma de vida. La elegí como trabajadora no para satisfacer mi ego. Desde chiquitita tuve claro lo que quería hacer. Eso me llevó a estudiar ciencias de la comunicación, y luego consejería en adicciones.

¿Qué decisión ha sido la más importante de su vida?

Estar con Polo (Ernesto Gamarra). La situación fue complicada porque él había tenido una familia. Veníamos de mundos diferentes. El estaba en la política, y a mi jamás me había interesado. Llegar a cuajar, a formar una pareja no fue fácil. Es mi compañero de más de 25 años. Llegué a entender la política, y él a descubrir su gusto por el arte.

¿Y en qué la marcó esa decisión?

En hacerme de un compañero por el resto de mi vida. Cuando conocí a Polo, yo tenía 26 años y ninguna expectativa de matrimonio, más bien me dedicaba al teatro, viajaba mucho y era independiente económicamente. Pero poco a poco nos fuimos uniendo más y creció el interés por formar una familia.

¿Qué la ha hecho fuerte?

Mi familia. Mi niñez al lado de mis padres. Buenos recuerdos de paseos, mi vida en provincia, las tías. Todo eso, emocionalmente me hizo una persona fuerte…

Usted es provinciana…

¡Si! Mi papá es de Huancayo, mis hermanos nacieron en Tarma…

¿Se siente chola?

Como yo viví en Tarma, y luego en Pisco no hablaba del tema racial. Recién en la universidad me di cuenta de que la gente que vivía en provincias sufría en Lima, y yo me decía por qué sufren si Lima es linda. Lo que pasa es que mis rasgos físicos encajaban aquí, y hace 25 años los de los provincianos, no. Para mi fue un descubrimiento.

¿Ser cristiana cambió su vida?

Por una búsqueda de encontrar a Dios, paz y tranquilidad, visité diversos centros que me permitieron entender el cristianismo.

¿Cuándo se dio cuenta de que la paz tenía que buscarla dentro de sí y no fuera?

Cuando empecé a trabajar un poco en el tema de adicciones, cuando viví sola sin papás ni pareja, viajar y conocer realidades distintas. Cuando llegué al centro terapéutico de Ñaña, oí hablar sobre la mente. Entonces no era consejera, y lo que escuché tuve que aplicarlo a mi vida. Así, entendí el sistema de creencias, emociones, ego, personalidad.

¿Se sintió victima en algún momento de su vida?

He aprendido que nada es malo, que las experiencias que me causaron tristeza, y no entendí por qué ocurrieron, me sirvieron para algo. Sufrir y llorar tiene que ver con nuestro sistema de creencias y con lo que uno se inventa como personalidad. Algunos se inventan ser victimas, como me ocurrió a mí. Hoy día me puedo mirar y reír a carcajadas de esa Pilar.

¿Si tuviera que elegir un animal cuál sería?

Una mariposa, primero porque hay mucha luz y colores, no hay peso, es liviana. Tiene libertad y está siempre entre los colores.

¿Cuál ha sido su mayor liberación?

El miedo a la muerte. A mi me paralizaba pensar en ella. Ya no es un asunto que me preocupe como tampoco el qué dirán  Ahora simplemente, no estoy en ese tema.

¿Cómo desea que la reconozcan, como la dama del teatro o la consejera espiritual?

Me gusta que la gente me vea como parte de su vida, de su historia. Me llena plenamente ayudar a las personas, llevar información a las familias. Ahora, por ejemplo, estoy estudiando en la escuela de medicina tradicional china para aprender acupuntura porque es LA filosofía.

¿Le hubiera gustado ser filósofa?

No estoy tan clara de cómo se desenvuelve uno con eso.

¿Dejará de ser actriz?

No creo, sé que tengo menos posibilidades de trabajo por la edad y por los intereses que hay en la televisión. Además hay cosas que ya no hago.

¿Qué no hará nunca más?

Interpretar personajes que no tengan nada que decir, y ser empresaria porque no me trae satisfacciones a pesar que me fue bien con lo de los panteones.

¿Qué quiere hacer?

Volver a tener un programa de radio sobre adicciones. Tengo una propuesta de teatro maravillosa para setiembre del otro año y quiero avanzar en la acupuntura.

Parte de la entrevista salió publicada en el Suplemento Variedades del diario El Peruano.


Escrito por

Susana Mendoza Sheen

Revelar la existencia de servidores públicos con vocación de servicio, es una forma de conjurar la desconfianza que se tiene del Estado.


Publicado en

La peor de todas

Un blog de Susana Mendoza