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Un lugar llamado César Vallejo

Publicado: 2012-03-16

Por David Valdez E (@davezp)

Perdóname Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan

sin preguntarme, sin pedirme nada

Es poco más del mediodía y por fin he encontrado a César Vallejo. Su nombre ya no solo corresponde al poeta de Santiago de Chuco, a su frente amplia, a su imagen siempre en blanco y negro, sino también un pueblo joven en Villa María del Triunfo, en donde el sol de este verano parece posar su rostro, dejando desoladas las calles y moribundos los árboles.

“César Vallejo ha muerto”, dice el poema. Miles de pobladores dicen lo contrario y aunque uno estaría tentado a decir que sobreviven, la verdad es que han logrado sobreponerse a la pobreza que los llevó a un lugar tan apartado y que aún sufre los embates del pandillaje. Dato más que curioso cuando hace pocos días alguien culpó al poeta de haber heredado al país un “endémico pesimismo”.

Para encontrar este pueblo joven no hay cartel que ayude. La referencia más cercana es el Colegio Miguel Grau – 6032, en cuya parte posterior está la avenida César Vallejo, una pista ascendente o descendente, dependiendo del destino. Allí, unos cuantos comercios de abarrotes, cabinas de internet y farmacias desvanecen la idea de un lugar sometido a la miseria.

Calle Trilce, el ascenso

Calle Trilce -

Casualidad o no, dos de las calles de César Vallejo tienen por nombre 'Heraldos negros' y 'Trilce', título de los dos primeros poemarios de nuestro vate universal. Es en la primera donde vive Marisol, una ama de casa de 42 años. Confiesa no saber a quién se le debe el nombre del lugar, pues su principal preocupación llega con la noche, con los pandilleros que toman los escasísimos parques. “No sé puede salir y el serenazgo nunca viene así se le llame”, asegura.

Elías Alvarado, un carpintero de 67 años y vecino de 'Heraldos negros', sí sabe quien fue César Vallejo.  “Escribió ‘El mundo es ancho y ajeno’”, afirma sin dudar. Al igual que su vecina, lo que más lo inquieta son los jóvenes que aprovechan la falta de iluminación para cometer sus fechorías.

Calle Heraldos Negros

Al recorrer el lugar se puede intuir que esos vándalos son los mismos que han escrito sobre muchas paredes de las calles el apellido “Vallejo”. Poco tiene que ver con el dolor humano, con la solidaridad esperanzadora. La violencia de su tipografía está en las antípodas de ese verso inmortal: “¡No mueras, te amo tanto!”.

Pese a todo, quizá el nombre del pueblo joven César Vallejo sí tenga algo que ver con el poeta, con lo que escribió, con esa persistencia o terquedad que los ha sacado adelante en medio de la incertidumbre, como si se hubieran incorporado lentamente y tras abrazar al primer hombre se echaron a andar.

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Escrito por

David Valdez E.

Redactor de LaMula.pe


Publicado en

Redacción mulera

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