¿Por qué participar del Corso por la vida y la familia?
Es una pregunta lógica para cualquier persona a la que se le pide caminar veinte cuadras llevando pancartas, cantando y gritando lemas a favor de una causa que parece tan obvia que nadie en su sano juicio podría decir que está en contra. Y es obvia porque son dos asuntos que definen a la humanidad en cuanto tal. Sin vida no hay humanidad y sin familia pues no hay vida humana en su sentido más auténtico.
Sin embargo, la importancia de ambos asuntos no es aún la respuesta a la pregunta. Cualquiera puede decir que ama la vida y está de acuerdo con los valores familiares y no necesita ir a una manifestación pública para expresar sus convicciones. Razón no le falta pero sí algunas consideraciones que pueden ser importantes.
La primera, y más importante porque va más allá de la coyuntura actual, es positiva, es decir es la afirmación de algo bueno y que vale la pena. Si en verdad valora la vida y la familia es absolutamente lógico manifestarlo públicamente. Se trata de una celebración de dos pilares fundamentales de la sociedad y la humanidad. El Corso está enfocado de esa manera positiva y alegre, es una actividad pro-vida y pro-familia que parte de la convicción de que vale la pena manifestarlo, que es una causa que merece mayor atención de parte de todos, que nos llena de un humilde orgullo estar haciendo el bien de manera transparente sin servir a intereses extraños u oscuros.
La segunda consideración sí es coyuntural. La manifestación pública es hoy necesaria porque ciertas minorías, muy poderosas económica y políticamente, están interesadas en promover la muerte de no nacidos y en redefinir y, si es posible, borrar de la sociedad los valores familiares tradicionales, aquellos que nos han definido desde la infancia como personas. No podemos engañarnos ni ser ingenuos pero tampoco odiar ni ofender a quien nos ofende. Sus argumentos son archiconocidos y se basan en valores que dicen defender pero traicionan: los derechos de la mujer y la igualdad. La traición estriba en algo muy simple: no es un derecho matar ni es un derecho destruir a la familia. No puede haber libertad donde no hay vida ni compromisos entre las personas. No puede haber igualdad donde los no nacidos son excluidos de la vida.
Por eso queremos invitar a todos los que puedan a participar de este V Corso por la vida y la familia. No prometemos más beneficio que promover y defender una justísima causa.
¡Prestemos nuestra voz al niño por nacer!
¡Perú, escucha, la vida es sagrada!
Dr. José Manuel Rodriguez Canales
Docente Investigador UCSP